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Número 9 - Diciembre 2006
Creación de un "espacio potencial"
para elaborar duelos en las escuelas
Cecilia Muñoz Vila

El dolor de los niños frente a sus dificultades vitales ha sido un motivo central de mi trabajo a lo largo de la vida. La difícil condición de vida de los niños de la calle, la explotación de los niños trabajadores, la historia de los niños con su componente de infanticidio, abandono y maltrato han concentrado mi atención desde los años setenta y a través de investigaciones publicadas he dejado constancia de mi interés y preocupación. En el libro Reflexiones sobre la crianza, planteamos con Alejandro Rojas la posibilidad de elaborar las dificultades de los padres en grupos de trabajo en los que pudieran compartir y digerir vivencias similares. En la práctica privada he visto de cerca el duelo de niños muy pequeños y los efectos que duelos tempranos tienen en el desarrollo mental de pacientes adolescentes y adultos. Una parte de mi trabajo ha estado orientado hacia la construcción de un modelo de protección para atender niños abandonados y maltratados en condiciones que aseguren una atmósfera psíquica adecuada para su desarrollo.

En el trabajo que presento hoy intento reflexionar sobre la necesidad de preocuparnos por los duelos de los niños y plantear modelos operativos que puedan aplicarse en las escuelas, con grupos pequeños, para reducir los efectos perturbadores y limitantes sobre el desarrollo mental de la pérdida temprana de los padres. En la primera parte del trabajo reviso someramente algunos conceptos sobre el duelo y la melancolía y los efectos de ciertos mecanismos defensivos en la estructura mental, en el carácter y en el comportamiento de niños y adolescentes huérfanos. En la segunda parte expongo el modelo operativo que probamos en una escuela del sur de la ciudad e ilustro algunos de los cambios logrados por los adolescentes y niños a través de las experiencias vividas por Germán, un adolescente de trece años. Finalmente reflexiono teóricamente sobre los procesos psíquicos que permiten que el modelo contribuya a la elaboración del duelo apoyándome en el concepto de "espacio potencial" de Winnicott (1971, en la idea de "atmósferas de tranquila deliberación", "grupo de trabajo" y "aparato para pensar" de Bion, y en las funciones de "generar amor, fomentar la esperanza, contener el sufrimiento depresivo y promover el pensar" descritas por Meltzer.

 

Algunas ideas sobre el duelo

Freud (1917), con énfasis en la dimensión estructural, fue el primero en hablar en Duelo y melancolía del efecto que la pérdida de los seres cercanos tiene en la estructura de la mente. Para él, la pérdida de un ser amado produce en la melancolía y en el duelo en menor grado la suspensión del interés por el mundo exterior, la pérdida de la capacidad de amar y la inhibición de las funciones del yo. La tristeza y la rabia por la pérdida del ser amado quedan en el inconsciente transformadas en una estructura interna recriminatoria, en una conciencia moral exacerbada que se expresa en reproches permanentes contra el yo. La desilusión o desengaño con el objeto amado perdido convertidas en autoreproches, encubren los recriminaciones contra el objeto amado. El ideal del yo acentuadamente severo y crítico entra en conflicto con el yo y lo ataca con crueldad. El yo, alejado de la función protectora de los padres, se siente culpable y se somete al castigo.

Abraham (1923) considera que el pensamiento y la acción hacen parte de la relación con el mundo exterior y están determinados por las peculiaridades de la vida instintiva. Para Abraham (1924), desde la dimensión genética pone énfasis en el carácter sádico oral (canibalístico) y sádico anal destructivo de los ataques al objeto perdido. Acepta que tanto en el duelo normal como en el melancólico el yo intenta la recuperación del objeto perdido a través de la introyección, pero añade que el predominio del sadismo hace que el melancólico ataque al objeto incorporado, lo expulse como heces, lo destruya, y lo reincorpore de nuevo.

Klein (1946) afirma que cuando el yo siente que el objeto externo se aleja o se pierde, él mismo está en peligro e inicia procesos de escisión y proyección que lo llevan a pensar que ha destruido al objeto. Klein (1937) cuando se ubica en el "self" considera que los sentimientos hostiles se vinculan con la sensación de pérdida del objeto, producto de necesidades insatisfechas o placer no logrado, y no con situaciones de peligro del sí mismo. Ubicada en el objeto, Klein (1948) afirma que la ansiedad se vincula directamente con el miedo a la muerte y con el peligro de destrucción del objeto bueno. Klein (1940) aclara que si se logra un equilibrio entre amor y odio y se integra el objeto se disminuye la ansiedad frente a los peligros de pérdida y no es necesario usar mecanismos defensivos para vérselas con las ansiedades persecutorias. Para Klein (1957), la elaboración normal del duelo es un proceso en el cual se restablecen los objetos buenos y, a través de ellos, el yo logra su recuperación.

Para Meltzer (1974), el miedo a perder los objetos buenos es común en quienes han perdido uno de sus padres en edad temprana y recuperarlo se hace difícil cuando no se contacta el dolor mental (nostalgia, culpa y remordimiento) y de manera arrogante no se reconoce la dependencia del objeto. Esto lleva muchas veces según Meltzer (1978), a denigrar intensamente del ser amado perdido en un intento por liberarse del objeto que se ha hecho dañino con su muerte y ha despertado rabia y odio en el self. Ese ataque al ser amado, al mismo tiempo que la identificación con él, es lo que determina la destrucción total del objeto interno bueno y exacerba el odio y las tendencias sádicas del yo contra el objeto.

Harris (1973) afirma que tolerar la muerte del objeto en la realidad externa, sin decepción, y enterrarlo solo es posible si se ha revivido al objeto amado interno perdido y, con ello, se ha sacado al yo del aniquilamiento del superyo inquisidor. Para ella, antes de poder renunciar a la posesividad omnipotente del objeto muerto es indispensable revitalizarlo y para ello es necesario recordarlo en la vida diaria para que las cualidades de amor y admiración regresen al objeto interno y acompañen al yo.

De manera más operativa, Kaplan (1995) considera que independientemente de la edad, cuando un padre muere aparecen la rabia contra el objeto muerto y la rabia contra el sí mismo. Surgen simultáneamente la necesidad de vengarse por el abandono sufrido y la esperanza del regreso del padre perdido. Muchas veces los efectos de la muerte del padre no se ven de manera inmediata sino en momentos vitales posteriores, en el momento de casarse, de ser padre, o de convertirse en profesional. Es en esos momentos en que se reactivan duelos tempranos y pueden producirse rupturas catastróficas inexplicables de vidas aparentemente felices hasta ese momento. Para esta autora los procesos de identificación en el momento de la muerte del padre no solo son complejos en términos de la calidad de la identificación sino de lo prolongado del proceso y la dirección transgeneracional que puede llegar a tener.

 

La muerte del padre y sus efectos

Con la muerte del padre no solo desaparece el padre externo sino que el padre interno pierde su vitalidad y su función de acompañante reconfortante. El niño queda entonces inmerso en un mundo que siente amenazante y persecutorio. Ha perdido al protector que le aseguraba un futuro tranquilo y parece que no hay nadie que lo remplace y que pueda ayudarlo a salir del sentimiento de soledad y abandono en que queda sumido. El niño se ve forzado entonces a reprimir, negar y escindir los dolores, rabias y temores que le produjeron su muerte, porque los miembros adultos cercanos inmersos en su propio dolor han perdido las funciones básicas de contención, reverie e integración. No hay nadie que intente ayudarles a digerir las experiencias aterradoras. La imposibilidad de tolerar la desaparición permanente del padre lo lleva a asumir procesos masivos de identificación que aniquilan la autonomía del yo. El niño se convierte en el padre muerto y trata de remplazar sus funciones en la familia y en la vida. Puede asumir también una posición de venganza frente a los culpables reales o imaginarios de la muerte del padre dentro del cual se encuentra él mismo, convertido en malo por no haber podido salvar al padre de su muerte.

La muerte del padre, producto de actos violentos, de agresividad y odio, que acaban con el ser amado se constituyen en violencia sobre el hijo que con su muerte ve destruido su propio mundo. Esta crueldad y violencia están inmersas en las narraciones sobre la muerte del padre que se entrega a los niños o presentes en las conversaciones que familiarmente se tienen al respecto. Esta vivencia de violencia y crueldad no se limita únicamente a la experiencia de la muerte sino que se proyecta sobre la realidad en que se vive con lo cual se crea un mundo no confiable, lleno de expectativas aterradoras que su mente no puede digerir sino que quedan apelmazadas o distorsionadas en su propia mente.

Los niños se sienten perdidos en el momento de la muerte del padre, se sienten solos en manos de sus propias sensaciones y sentimientos que no tienen con quien compartir. No solo el ser amado se pierde sino que ellos mismos se pierden con su muerte. Cuando el padre muere y el que sobrevive queda psíquicamente quebrado, los niños pierden no solo los deseos, fantasías, pensamientos y actividades del padre muerto sino los del padre que sobrevive. Estas experiencias son olvidadas o dejadas de lado. Suelen perderse las cualidades buenas y malas de los padres y como maniobra los remplazan en sus mentes con comportamientos similares que adoptan en un intento por mantenerlos vivos o suplirlos sin tener los recursos suficientes para hacerlo. Nadie les ayuda a recomponer el padre interno bueno, ni a recrear la esperanza en el padre protector y en el mundo confiable. Esto incrementa las ansiedades persecutorias y depresivas sobre su maldad y su participación directa o indirecta en la muerte del padre.

El hijo pierde la mirada que lo refleja, la piel que lo limita, acaricia y acompaña, los brazos que lo acogen en el dolor o que limitan sus desmanes y la voz que los acompaña. Todo esto contribuye a que pierda la necesidad de ser amado y respetado y puede buscar el maltrato como constatación de una existencia desgraciada opuesta a la existencia alegre junto a los padres satisfechos con su presencia. Al morir el padre, el hijo pierde el sentido de su propia vida, la importancia de sus sentimientos, y sobresalen los deseos de venganza.

 

El modelo operativo

Partiendo de las ideas teóricas y de las reflexiones sobre los efectos de la muerte del padre planteamos un modelo operativo que le permitiera a los maestros ayudar a los niños y adolescentes a recordar las experiencias vividas y a recuperar el dolor, la rabia y el temor producidos por la muerte del padre, a reconstruir las cualidades vitales del ser amado muerto y las del sobreviviente dolido y a través de ellos las fortalezas propias para enfrentar las ansiedades y reducir las maniobras defensivas de represión, negación, escisión, idealización, e identificación proyectiva que dificultan el desarrollo de la personalidad.

Definimos cerca de veinte actividades centradas en dibujo a lápiz o con plastilina sobre la familia, la persona muerta, y sobre los momentos vitales antes de la muerte, en el momento de la muerte, después de ella y en la actualidad. Collages e historietas sobre sentimientos hacia la realidad y hacia la experiencia emocional de la muerte, dramatizaciones alrededor del evento de la muerte o sus efectos y mímica y elaboración de dibujos sobre los sentimientos que surgen frente a la muerte. Intentamos una comunicación con el padre muerto a través de una conversación con su imagen elaborada en una bomba. Sueños y fantasías obtenidos a través de sesiones de juego, elaboración y lectura de cuentos sobre la muerte, imágenes vivenciales creadas a partir de trozos musicales oídos, imágenes vitales a través de fotografías de personas muertas y una carta de despedida al padre muerto fueron otras de las acciones emprendidas. Todas estas actividades eran disculpas utilizadas para recordar, para recuperar el ser amado perdido en la realidad interna, fortalecer al yo y habilitarlo para enfrentarse al dolor sin tener que recurrir con tanta frecuencia a maniobras defensivas.

Las actividades mencionadas se realizaron en veinte encuentros con un grupo de niños (7-9), uno de púberes (11-13) y dos de adolescentes (14-17) en una escuela del sur de la ciudad. Estos niños habían perdido a uno de sus padres en la niñez o en la adolescencia temprana, casi todos por muertes violentas o accidentales. La mitad de los encuentros estuvieron a cargo de tres profesores y un psicólogo graduado (Harold Sánchez), estudiante de la especialización, en calidad de asistente de investigación. La segunda mitad de los encuentros los realizó el psicólogo. El tiempo total del trabajo fue de dos semestres escolares con un período de vacaciones intermedio de dos meses. Durante ese tiempo tuvimos reuniones semanales para comentar las dificultades del proyecto, lo sucedido en las sesiones, recoger el material y mirarlo someramente. Hubo muchos inconvenientes a la hora de registrar lo sucedido que se fueron subsanando a lo largo del camino y muchas en el momento del análisis por el alto volumen del material recogido.

 

Algunos hallazgos

En esta parte el trabajo expongo algunas consideraciones sobre el funcionamiento de los grupos y sigo paso a paso el proceso seguido por Germán a lo largo de los distintos encuentros.

El funcionamiento de los grupos

La actitud de los tres maestros y el psicólogo fue diferente desde el comienzo. La profesora Gabriela estaba siempre atenta a la atmósfera emocional del grupo a medida que se enfrentaban a la imagen sobre la muerte y la vida del ser querido perdido. Ponía énfasis en la participación de los muchachos y con preguntas pertinentes les permitía seguir hablando sobre los acontecimientos y sus sentimientos. El profesor Néstor, observó el temor que tenían los estudiantes de enfrentarse a una situación nueva, la desconfianza sobre el trabajo que se iniciaba y la dificultad de contactar los sentimientos sobre la pérdida del ser amado. En el cuarto encuentro se abrió el espacio para la expresión mas amplia de los sentimientos. El grupo había ganado confianza en el maestro y en sus compañeros a quienes sentían ahora como personas que tenían una experiencia dolorosa similar. La profesora Aurora, al narrar la muerte de su hermano, abrió un espacio común y diferente entre ella y los niños, y planteó una forma de relacionarse diferente a la de maestro-alumno, lo que redundó en que la atmósfera emocional del grupo fuera, desde el comienzo, de mayor confianza. Era respetuosa con ellos cuando no querían participar y empática con el estado emocional a medida que los recuerdos traían de nuevo la tristeza a sus mentes. Harold asumió con los niños pequeños (7 a 9 años) una posición de apertura, les ofreció medios para que los usaran como quisieran, pero con frecuencia los niños expresaban una clara actitud crítica entre ellos mismos. Trató de vincularse a las actividades de manera muy activa, volviéndose un miembro más del grupo.

A medida que avanzaban los encuentros, los grupos trabajaban de manera más libre y comenzaron a comentar sus sentimientos con relación a lo sucedido en los encuentros, confirmando que lo que se estaba intentando hacer sí había valido la pena, sí había logrado el cometido que se proponía. Afirmando que muchos de ellos habían podido hablar sobre cosas que nunca habían compartido y expresar lo que pensaban sobre el pasado y sobre la realidad cotidiana en sus casas. Pero con la entrada del terapeuta y al asumir éste una nueva actividad, la de la interpretación, los muchachos no la entendieron bien y muchas veces quedaron sorprendidos frente ésta. El terapeuta como participante mas activo, concentró demasiado la atención del grupo en él y el grupo que se había construido se rompió y la fluidez del encuentro entre ellos también. Algunos comentarios del terapeuta sobre la venganza inhibió la participación verbal de los niños. En algunos momentos el terapeuta recalcaba las dificultades antes de tiempo y no esperaba a que éstas se presentaran. Otras veces, cuando estaba más silencioso y hacía pocas preguntas, el grupo volvía a integrarse como totalidad y no como grupo de dependencia.

Los dibujos sobre la familia, sobre la persona muerta, sobre el momento de la muerte, sobre el antes y el después, y sobre el futuro permitieron recuperar recuerdos y sentimientos sobre la vivencia dolorosa. El collage permitió la aparición de ansiedades persecutorias y defensas. La dramatización, cuando el grupo logró confianza suficiente para actuar, produjo una expansión de la conciencia sobre la experiencia común y una expresión más libre de los sentimientos, pero cuando no se logró esa atmósfera de confianza fue una actividad frustrante. Los cuentos donde rondaba la muerte permitieron que los muchachos se identificaran con diferentes personajes y comentaran sentimientos y fantasías ligadas a su propia vida. En las historietas regresaron los recuerdos de la muerte con nuevos elementos. El árbol de los afectos permitió que expresaran sus inquietudes sobre el lugar que ocupaban en los afectos del padre. Los pocos sueños que comentaron estaban vinculados a la muerte de la persona amada y a los temores de muerte de otros y especialmente de ellos mismos, con lo cual expresaban su identificación con la persona muerta y con la muerte. La letra para la composición musical fue una actividad proyectiva que permitió contactar ansiedades y defensas pasadas y actuales. La escritura de historias de vida sobre fotos de personas muertas generó inicialmente temor y asombro pero una vez superados estos sentimientos, los niños y los adolescentes iniciaron en silencio la narración escrita en la que expresaban temores que no habían aparecido.

En la actividad dedicada a comentarios al cuento de La noche rota la participación oral de los miembros del grupo se incrementó. Eso nos hizo pensar que las actividades de dibujo requieren una concentración mayor en una actividad individual antes de compartirla con el grupo y requiere de un encuentro adicional donde se puedan hacer comentarios abiertos sobre el dibujo. De hecho fue así al comienzo del trabajo. En el juego con juguetes apareció un estado maníaco en el grupo, como si el juego colectivo se tragara al individuo y se perdiera fácilmente el contacto con los propios sentimientos. Sin embargo, en otros momentos sucedió lo contrario y hubo niños que forzaron el contacto con los sentimientos y les molestaba esta actitud de fuga. Los dibujos y mímica de sentimientos fueron muy enriquecedores para entender el vínculo estrecho que existe entre la muerte y una gran variedad de emociones. En la actividad final de la carta de despedida apareció en muchos de los muchachos la necesidad de mantener el privado la despedida con el padre o la madre. Esto estaría reflejando que al final del trabajo había mayor capacidad de contener los sentimientos y las imágenes, sin necesidad de entregarlas a nadie más que al directamente interesado: la persona querida ausente.

Las primeras imágenes de la muerte

Desde la primera actividad, con el dibujo de la familia, comenzaron a aparecer las referencias escuetas a la muerte del padre. Estas primeras versiones eran breves comentarios sobre los trágicos hechos narrados por otros sobre el momento de la muerte. No había referencias a los sentimientos. Solamente una adolescente no pudo narrar la breve historia porque se anegó en llanto y aunque sus compañeros trataban de decirle que no llorara, ella no podía contenerse. En el párrafo que sigue incluyo las primeras imágenes sobre la muerte dadas por los niños que trabajaron con nosotros.

Yo estaba sola en la casa cuando recibí una llamada y me preguntaron si yo era familiar de él y me dijeron que lo habían matado. Yo no sé porqué, creo que por unos terrenos... Mi papá era una persona drogadicta. Yo siempre viví con él, pero cuando murió se había ido y tuvo una riña con unos policías, y había matado como a dos y luego le dispararon a él... Un tipo paró un taxi donde trabajaba y le dijo que lo llevara a un sitio acá en Bogotá. Luego le dijo que lo llevara a Tunja, y él se negó. Salió del carro y el tipo le pegó un disparo en la parte de atrás de la cabeza. Cayó sangre en el vidrio del carro y los ojos quedaron pegados de ahí, luego llegó la policía. Eso fue lo que me contaron... El se había puesto a tomar con los amigos y de regreso, como estaba muy tomado, tropezó y cayó a la calle y en ese momento pasó un bus por encima de él y lo mató... A mi mamá la mató mi padrastro. Estaba muy de mal genio y peleó con mi mamá, entonces cogió un vaso y le pegó en la cara y mi mamá se cayó y se murió... Una noche llegaron unos ladrones, se metieron a la casa, sacaron a mi mamá para el patio y la mataron. Luego mi papá me mandó a Bogotá con unos tíos a estudiar y eso fue todo... A mi me contaron que él había salido a trabajar y no volvió a cruzar por allí, después lo encontraron muerto. Yo ni siquiera lo había visto a él, porque él se murió y yo estaba en la barriga de mi mamá... A mi papá lo mataron cuando le prestaba ayuda a una vecina. El tenía un carro y llevó al hospital al vecino y estando frente al hospital lo mataron por robarle el carro... Mi papá tenía muchos problemas en el barrio, tenía una peluquería y una mujer le hizo tener muchos problemas. Un señor llegó, sacó una pistola y le dio tres tiros en la cabeza y uno en el corazón, ese fue el que lo mató. Nos llamaron por teléfono y nos avisaron... A mi se me murió mi papá, a él lo asesinaron en su propia casa. Un día un tipo llegó, lo llamó a la puerta y le propinó varios impactos de bala por la cabeza pecho y espalda...Mi mamá hablaba muy enredado, y no se le entendía nada, nos decía que nos quería mucho. Ella duró en coma un tiempo y mis hermanos me decían que ella movía las manos, y que le decía a mi hermana mayor que me cuidara... Yo sabía que él estaba enfermo, pero no pensé que se iba a morir tan pronto...

El proceso de Germán

Fue solo progresivamente que el espacio potencial y las actividades realizadas permitieron que los niños y adolescentes recuperaran y ampliaran sus recuerdos sobre la vida con el padre y sobre la muerte y sus efectos. Apoyados por el maestro y acompañados por sus compañeros pudieron de manera conjunta contactar sus ansiedades persecutorias (temores, rabias proyectadas), depresivas (tristeza y dolor por la perdida del padre y todo lo que él significaba para ellos) y confusionales (sobre el presente y el futuro) y esperamos que ahora necesiten defenderse menos de sus sentimientos y puedan asumir cada vez más una vida propia, con un yo fortalecido.

A continuación presento el material verbal de Germán, vinculado a las actividades realizadas, con breves comentarios entre paréntesis sobre las imágenes y sentimientos recuperados, sobre las ansiedades contactadas y sobre las maniobras utilizadas, que como se verá se van reduciendo a lo largo de los encuentros. El material gráfico lo voy a proyectar para que puedan verlo, pero no haré mayores comentarios al respecto por las limitaciones de tiempo.

(Dibujo de la familia) "Aquí está mi familia. Mi hermanita, mi papá, yo y mi mamá. A mi se me murió mi papá. A él lo mataron"

(Germán,13)

(Dibujo de la persona muerta) "Un día mi hermanita se enfermó y tuvieron que llevarla al hospital y mi mamá se quedó con ella. Mi papá trabajaba en un taller de mecánica. Yo estaba en la casa y él pasó por mí para ir a visitar a mi hermanita, fuimos y luego nos regresamos para la casa. El me dejó allí y me dijo que ya regresaba, yo me quedé dormido hasta el otro día (miraba siempre hacia abajo, tenía la voz temblorosa y lloraba) Unos tíos llegaron a decir que mi papá estaba muerto, que había tenido un accidente. El se había puesto a tomar con los amigos y de regreso como estaba muy tomado, tropezó y cayó a la calle, quedó inconsciente y en ese momento pasó un bus por encima de él. Era mi papá (llanto un poco reprimido) Siempre salíamos juntos, yo paso por un taller y lo recuerdo, él siempre me decía que ayudara a mi mami y a mi hermana, que fuera alguien en la vida" (Recuperación de imágenes de vida y muerte y contacto con el dolor)

(Frases incompletas) "No recuerdo de ese día donde estaba mi mamá. Después ella llegó y me dijo cómo habían sido las cosas. Tal vez si no hubiera tomado o yo me hubiera ido con él en el carro, no hubiera pasado. Me odio un poco porque no fui esa noche con él, de pronto lo hubiera salvado. (Fantasía omnipotente) Que tonto yo, sentía que esa noche todo iba a salir bien, pero no fue así y solo quería que él siguiera a nuestro lado y dejara de tomar. Se murió y solo me queda el recuerdo de todo lo que me enseñó y los consejos que me dio (Ansiedad depresiva y contacto con el dolor).

A veces, cuando me pongo a pensar, pienso cómo sería todo si él estuviera con nosotros, si no estuviera muerto, si le hubiera hecho caso a mi mamá de no tomar todos lo días. Pienso en el recuerdo como trabajamos en el taller, siento que perdí algo de mi cuerpo, tengo una herida muy grande, me hace falta, me hace falta estar con él, y las cosas que él me enseñaba. Lo que más me dolió fue ver a toda mi familia sufriendo, quisiera devolver el tiempo para corregir los errores, que he hecho. (Ansiedades depresivas y recuperación del dolor) Quisiera decirle que lo queremos mucho y que nos hace falta y que dejara el alcohol. Yo odio todos los vicios como el cigarrillo, la droga y el alcohol". (Ansiedades persecutorias y escisión)

(Dramatización) "El señor que manejaba un carro, de repente dice: ‘Dios mío, he atropellado a una persona’. después llega el hijo, lo encuentra muerto y se pone a llorar, hay confusión, lloran todos, van al velorio y lo entierran (en algunos momentos los actores son víctimas de risa incontrolada). (Ansiedad persecutoria y negación de la realidad psíquica) Uno se entristece por lo que pasó, pero a veces también es... como decir, bueno eso ya pasó y hay que salir adelante. (sigue la negación) Aquí he recordado un momento muy duro, pero pienso que debo luchar por mis ideales, por lo que quiero, ayudar a la familia, a salir adelante". (Identificación proyectiva con el padre protector)

(Historieta) "Yo hice la historieta de lo que le pasó a mi papá. El iba en su carro y se estrelló con un señor y él se bajó y le pegó a mi papá y quedó tirado en la calle y luego vino un bus y lo mató y después cuando ya estaba en la funeraria y todo el mundo lloraba" (Los hechos están muy presentes en su mente)

(Collage) A mi me gusta mucho el fútbol en cambio no me gustan los policías. Puse al presidente porque está como bravo y la gente que sale a la calle a protestar"

(Dibujo colectivo) En el momento toda mi familia era llore, llore y llore, llorando, tristeza y dolor, y la gente arrepentida, porque era muy mala con mi papi. (ansiedad persecutoria-proyectada) Lo que mas odio en la vida es que hablen mal de mi papá, me da rabia, yo se que él hizo cosas que estaban mal, pero a veces se ponen a hablar mal de él, y eso me da mucha rabia. Lo que más detesto es que lo nombren para decir cosas malas, cuando escucho eso, personas que hablan mal de él, me siento mal pero yo no dejo que lo traten mal, yo alego con ellos, yo no dejo que hablen mal. Cuando el murió pues todo mundo estaba triste, no había rabia ni rencores, pero con el tiempo mis tíos comenzaron a hablar mal de él. Y después, pues Dios lo quiso así y pues me siento bien en este momento y espero que mi familia se recupere pronto y yo pueda sacar mi familia adelante. (Identificación proyectiva con el padre). En el futuro me gustaría estar con él, pero no puedo, me gustaría sacar a mi familia adelante como yo pueda, darles apoyo y todo lo que yo pueda. El carro lo dibujé porque me imagino yo con él en el carro, siempre me iba con él en el carro. Me gustaría tener un taller, pues allí uno aprende y de esa forma yo podría sacar adelante a mi familia. ( Identificación con el padre como modelo).

(Frases incompletas) "Cuando vivía con mi papá, todo era muy chévere, los domingos, pocas veces íbamos al parque, a veces trabajábamos en el taller, él decía que había que trabajar muy duro para lograr sus objetivos y prometíamos que íbamos a hacer muchos viajes en el año, le gustaba ir mucho al Llano, y visitar a mi abuela. A veces jugábamos. Nunca entendí porque tomaba tanto, el último día mi papá estaba muy triste y sin saberse por qué... (El padre bueno, trabajador, que goza, que tiene planes de futuro es atacado por el padre malo, el padre borracho)

(Dibujo colectivo) "Antes de la muerte cuando vivíamos con mi papá, mi papá y mi mamá tenían un taller, todos los días íbamos, cuando salía del colegio por la tarde, cogíamos carro y era muy chévere. Me gustaría que él estuviera conmigo y con toda mi familia en el taller trabajando. Me gustaría tenerlo aquí enfrente, pero es imposible". (La muerte del padre atacó su futuro que se volvió incierto)

(El árbol de los afectos) "Alrededor de mi papá escribí a la mamá de mi papá, a ella le hace mucha falta porque él la apoyaba mucho, la acompañaba en sus vueltas y todo eso… también con un dolor muy grande, ella fue una de la que mas sufrió. Mi papá tenia tres hermanos más que se quedaron sin trabajo porque como mi papí trabajaba con ellos… quedaron sin apoyo. El taller quedaba por la 68 en un barrio que se llama San Fernando… allá hacían de todo. Yo escribí que la muerte de él fue un daño grande, y ya no está para arreglarlo También escribí a la esposa, o sea a mi mamá, con un vacío muy grande." (la capacidad protectora del padre se perdió con su muerte y dejó a su abuela y a su madre en medio del dolor. Su propio dolor quedó proyectado en ellas. El padre borracho que no se cuida y protege a si mismo acabó con la protección, con la alegría, los dejó sin recursos y vacíos)

(Comentarios a cuentos) "Los seres extraños son los rencores. Lo que más odio en la vida es que hablen mal de mi papá, me da rabia. Yo se que él hizo cosas que estaban mal, pero a veces se ponen a hablar mal de él, y eso me da mucha rabia. Lo que más detesto es que lo nombren para decir cosas malas. Cuando escucho eso, personas que hablan mal de él, me siento mal, pero yo no dejo que lo traten mal, yo alego con ellos y no dejo que hablan mal. Cuando él murió, todo el mundo estaba triste, no había rencores, pero con el tiempo mis tíos comenzaron a hablar mal de él." (Ansiedades persecutorias por el ataque de otros al padre, con proyección de sus propios ataques)

(Comentarios a la música) "Yo pensé en mi papá, y para mi la canción fue algo triste… él tenia un taller y me estaba enseñando mucho sobre carros… después de que se murió en la casa nos quedamos como sin… sobre que pararnos...sin base… es que mi papá le daba empleo a mis tíos, a mis primos y cuando él se murió toda la familia se afectó… siempre que paso frente a un taller me acuerdo de él… yo todavía lo pienso mucho. (Ansiedad depresiva y contacto con el dolor)

(Historietas de venganza) "Yo primero hice a mi papá cuando lo mataron y estaba en la funeraria, aquí estoy yo llorando, y pues me imagino que él no quiere que yo llore pero no. Y aquí encuentro al señor que lo mató, yo tenia mucha rabia. Le pregunto por qué lo mató y él se queda callado… y yo saco una pistola y lo mato… porque tenia mucha rabia… cuando uno tiene mucha rabia pues uno hace muchas cosas, y yo tenia mucha rabia y lo mataba. Todavía cuando me pongo a pensar me da rabia. De malas el man, yo no dejaría las cosas así. Seguro si yo le pregunto el me sacaría muchas excusas, pero no… ya lo mato, ya no se puede hacer nada. (compañero: pero si usted lo mata no va a revivir a su papá y ahí continuarían matándose…) Una vida se paga con otra. (compañero: y que pensaría el hijo de ese señor si lo pudiéramos matara) (silencio). También le daría rabia y tal vez también quisiera vengarse pero… y si no, qué. Yo aquí dibuje a este señor que se quiere vengar porque le mataron alguien que él quería mucho… entonces él compraba una pistola y decía que primero tenia que practicar mucho porque no quería fallar a la hora de tenerlo enfrente… entonces él practicaba y practicaba… Y entonces, hasta que llegó el día y entonces lo iba a matar, pero como lo tenia muy lejos falló, y el decía: "maldita sea, falle". Y entonces se acercaba y le decía: "muere cerdo", y el señor le gritaba que esperara un momento, y pum le disparaba y lo mataba… y fin. (Harold: ¿y que será lo que le iba a decir el señor antes de matarlo?) Que no lo matara… que lo perdonara o algo así… creo que sentía tanta rabia que quería matarlo, pero a la vez no quería hacerlo porque él no era así…(Harold: y no quería dar tiempo para el arrepentimiento). Yo me imaginaba como si el señor que se está vengando lo estaba haciendo porque creía que el ser que le habían matado lo estaba mirando y estaba pidiendo venganza… pero que en ultimas él no quería hacerlo. (Venganza por identificación proyectiva con el padre aunque su propio yo no quiere hacerlo)

(Historias sobre fotografías de personas muertas) "El se llamaba Rubidio Pancracio. Era un señor de la calle. Tenía amigos indigentes que se la pasaban drogados. Vivían debajo de un puente comiéndose todo con arequipe, frijoles con kumis y lentejas con garra…(risas). Le gustaba fumar marihuana, inyectarse. Pancracio tenia 35 años; un día se puso a recordar como era su vida, antes de que se volviera indigente, y recordó que a los 12 años su padre y su madre lo rechazaron, por ello se fue de la casa. Pero lo que le preocupaba era su hermana, que la quería mucho. Pancracio tenia todo en su casa, no le faltaba nada, tan solo por un error en el estudio lo rechazaron, y se volvió indigente. Se puso a recordar y no se dio cuenta ni a que horas se había vuelto así; esto lo puso muy sentimental, recordar todo, y dijo que no quería vivir más, y se inyectó una sobre dosis, se murió de tristeza porque él se sentía muy solo. Nunca lo había apoyado la mamá. A pesar de que tenia todo, se mato.

(Comentarios al cuento de la noche rota) "El ultimo día mi papá estaba muy callado, yo lo notaba raro. No sabia por qué, no entendía mi papá por qué ese día estaba así, si él no era así… Entonces mi papá me dijo que fuéramos y visitáramos a mi hermana. y fuimos al hospital. Mi papá habló con mi mamá, luego mi papá se devolvió y le dijo que volvía hasta por la noche a recogerme para que mi mamá se quedara con mi hermana y yo me fuera con él. Entonces yo me quedé con mi hermana en el hospital. Como a las nueve de la noche, yo me acuerdo que mi papá llegó con el carro, llegó con unos tíos y con unos amigos, y mi mamá bajó a hablar con mi papá. Mi papá estaba tomado, pues no estaba tan tomado, pero sí. Entonces a mi mamá le dio miedo. Le dijo que me llamara para yo irme con él, pero mi papá le dijo que no, que él no estaba tomado, que mejor yo me quedara con ellas. Como a las doce y media, yo me desperté, así de un momento a otro, pero yo no sabia por qué, como si nada, entonces ahí estaban ellos. Ellos ya sabían pero no me querían decir nada a mi. Bueno, entonces me acosté cuando llegó mi tío como a las ocho y nos dijo. Después llegó mi mamá y se puso a llorar. Nos fuimos para la funeraria, llegó mi abuelita y casi toda la familia de mi papá y lloraban. Yo me arrepiento de no haberme ido esa noche con mi papá porque de pronto yo lo hubiera podido salvar. Si yo me hubiera ido con él, es que fue una muerte muy… estaba borracho… Eso fue allí abajo. Estaba borracho, tenia un alto nivel de alcohol en la sangre, dijeron en medicina legal. Lo robaron, le pegaron, le quitaron el radio del carro y quedó tirado en el piso, y otro señor que también iba borracho no lo vio y le pasó el bus por encima. Y esa noche iba mi papá con un amigo, y apenas él vio que le pegaron él se fue a un CAI a llamar la policía, eso es lo que él dice, y mi papá quedó ahí. Entonces yo digo si hubiera estado ahí yo, aunque sea lo hubiera corrido, lo habría quitado, la habría subido a la acera. Es que como mi papá ya se había emborrachado tantas veces, y antes de eso había pasado un accidente en el que él casi se muere, casi queda inválido… Era que iba montado en un Renault 12 y se estrelló contra un ejecutivo de frente, y la columna se le dañó, tuvieron que ponerle cuello ortopédico., Y nosotros le decíamos que no tomara. Eso me va a quedar siempre grabado. Eso nunca se va a poder borrar…Por eso digo que no hay que tomar, que eso hace daño.

"Este animal raro era como un monstruo que tenía hechizados a todos los animales del parqueadero, entonces le dijo al sapo que tenia que salvarlos, que tenia que rescatarlos… ( ) si porque tenía hechizados a todos... El gorila mandó a muchos baqueros para ayudar a los animales pero como el león también estaba hechizado fue enviado por el monstruo para matar a los baqueros (los tumba)… Es que el gorila tenia que enviar a alguien más fuerte… por lo que mando a este (coge un cucarrón muy grande) que si lo pudo matar… pero lo animales no sabían que el monstruo había muerto y seguían hechizados. Entonces…( ) aparecieron los hombres que querían saber que era lo que había pasado, y algunos animales les contaron que había un bichito que los había embrujado y que había cambiado todo… entonces ellos idearon un plan en el que llamaban la atención de un animal que todavía los estaba cuidando, para que cayera en una trampa… Lo llamaron y entonces él empezó a seguirlos, los hombres corrían y corrían y sabían que aquí había un hueco, entonces el animal que estaba corriendo detrás pun, se cayó en ese hueco (todos se ríen). Y se mato… los animales quedaron liberados… y fueron y le dieron las gracias a los hombres…( ) Bueno y… entonces como él era el héroe de la historia que había rescatado a todos, era un héroe… había quitado todos los problemas que había aquí en el pueblo, y él iba caminando y en cada parcelita que veía él se iba quedando… digo iba dejando todo en paz… él arreglo todo, pero bueno él era un héroe pero no tenia nadie quien lo acompañara, entonces iba por ahí aburrido y conoció a una mujer, y andaron y anduvieron, y al cabo de un mes se enamoraron y se casaron, y tuvieron hijos… y como todo ya estaba en paz y armonía, los animales decidieron hacer como un desfile, felices, contentos… y bueno se casaron y tuvieron un final feliz. (Todos aplauden) (Se acerca el final y Germán contribuye a la comprensión de lo que han estado haciendo en los encuentros. El monstruo, eso contra lo que hay que luchar representa a la muerte, con todos sus efectos, que ya se ha reducido pero que ellos no saben muy bien como. El héroe es Harold que los ha acompañado, y que junto con la profesora aurora y les ha permitido enfrentarse a todos esos monstruos-sentimientos peligrosos, que se han reducido en cuanto a la peligrosidad. El final feliz no es mas que un rezago de la idealización y un intento de negación de la separación a la cual se ven enfrentados ahora: el grupo se disuelve y Harold se va).

(Mímica de sentimientos) "Yo dibujé el recordar, que tiene que ver con..."es lo que hemos estado haciendo acá". "lo que hacemos cuando pensamos en lo que pasó ayer" y las palabras relacionadas son: "soledad, vejez, rabia, es un programa, reír, pensar, preguntar, observar. (Muestra la imagen de los sucedido en ese espacio potencial, en esa atmósfera de tranquilida deliberación) También dibujé la lástima, que tiene que ver con "una limosnita" y las palabras relacionadas son: "bondad, alegría". (Sabe que sintió dolor por las vivencias y los sentimientos de tristeza de sus compañeros y los de él mismo ) Otra palabra que dibujé fue la funeraria, que se relaciona con "cuando ya está muerto" "que todos lloran" "que todos rezan" y las palabras relacionadas con el dibujo son: "un humano, una cama de emergencias, un cementerio, una iglesia, una bóveda". (Se acerca al padre muerto y enterrado)

 

Reflexiones finales

Para terminar vamos a exponer algunas ideas teóricas de Winnicott, Bion y Meltzer que nos permiten entender lo que sucedió a lo largo del proceso operativo y plantear la posibilidad de aplicar en las escuelas este modelo que hace posible pensar y trabajar con los niños los múltiples dramas que viven en una sociedad tan acontecida como la nuestra.

Winnicott (1971) expone el concepto de "espacio potencial" que se origina en la relación madre-bebé, cuando ella falla en su función de suplir las necesidades del bebé pero ha tenido una constancia vital que le permite al bebé desarrollar la imagen de una madre confiable. Ese espacio potencial se amplia en el tiempo y en el espacio y se constituye finalmente en el espacio de juego y en el espacio de la experiencia cultural donde es posible una vivencia creativa a medio camino entre la realidad externa y la realidad interna.

Bion (1963) habla de la consensualidad como un elemento fundamental en el desarrollo de la mente, donde los sentidos se unen para crear la atención y el sentido común que favorecen la confiabilidad en la percepción y en la conciencia. Utilizando esta idea y las de Winnicott (1971) sobre el espacio potencial podemos afirmar que cuando el espacio potencial es compartido por un grupo, es la unión de sus miembros lo que va creando el sentido común del grupo, va concentrando la atención y desarrollando la idea de confiabilidad en el grupo. Siempre y cuando éste adquiera la condición de grupo de trabajo de Bion (1951) en el cual el grupo se reúne para realizar una actividad común y logra que el pensamiento se traduzca en acción y los hechos que origina sean reales para el grupo. Uniendo estos dos conceptos podemos afirmar que el espacio que creamos para realizar el proyecto fue un espacio potencial donde un grupo pudo convertirse en grupo de trabajo con el objetivo común de pensar sobre la muerte del padre, que a través de la realización de unas actividades compartidas logró que los pensamientos se tradujeran en acción común o individual compartida que contribuía a su comprensión sobre sus vivencias con relación a la muerte y que creó unos hechos que fueron reales para el grupo.

Bion (1962) afirma que el aparato para pensar pensamientos se construye a partir de la operación continente-contenido y desintegración-integración que como actividades simultáneas y alternantes, permiten además elaborar y usar los pensamientos. En sus inicios, el pensar como proceso permite un sentido de realidad rudimentario y frágil y una comunicación realista solamente cuando el niño tiene tolerancia a la frustración y la madre reacciona adecuadamente, con capacidad de reverie, contención, e integración frente a las evacuaciones de los sentimientos intolerables por parte del niño. Cuando la función de pensar del niño y la función de reverie de la madre fallan, los niños comienzan a utilizar los mecanismos omnipotentes, especialmente la identificación proyectiva. Los maestros y Harold en muchos momentos lograron cumplir adecuadamente la función de reverie, contención e integración con el grupo, con sus acciones y con sus sentimientos. Solo fallaron cuando intentaron poner orden en el grupo (maestros) o cuando interfirieron con un exceso de actividad interpretativa (Harold).

Bion (1994) expone la idea de una atmósfera de deliberación tranquila en la relación entre el analista y el analizado. Esta atmósfera de deliberación tranquila se da en el espacio potencial compartido por el grupo de trabajo, donde no están presentes los supuestos básicos de apareamiento, dependencia y lucha y fuga. Donde la actividad mental predomina sobre la protomental. Este concepto podemos ligarlo a las funciones de contención, reverie y comunicación que desempeña la madre en relación con el bebé y el terapeuta con relación al paciente para hacerse cargo de sus molestias, ansiedades y terrores y devolvérselos de manera que sean tolerables.

Meltzer (1983) expone las funciones familiares de generar amor, fomentar la esperanza, contener el sufrimiento depresivo y fomentar el uso del pensamiento. La función de generar amor implica la creación de atmósferas de seguridad que favorecen la posibilidad de la dependencia La de fomentar la esperanza implica un equilibrio entre las fuerzas constructivas y destructivas del individuo y del grupo. Donde la vitalidad y los recursos se reconocen y se utilizan enfrentando las consecuencias. Contener el sufrimiento depresivo y las angustias persecutorias implica que éstas se mantengan en los límites tolerables y permitan el aprendizaje por la experiencia. Fomentar el pensamiento sin tener que limitar la acción reflexiva es otra de las funciones familiares. Estas funciones pueden ser realizadas por los padres o por hijos que los suplantan cuando ellos fallan. Tal vez el concepto de atmósfera de tranquila deliberación adquiere riqueza si imaginamos que esta atmósfera es la consecuencia de un funcionamiento grupal en el cual sus miembros, de manera separada o conjunta, realizan las funciones de generar amor, fomentar la esperanza, contener ansiedades depresivas y pensar y a la vez las funciones familiares se hacen más claras si se las vincula con una atmósfera de tranquila deliberación, donde no hay estridencias.

En la mayoría de los encuentros se dio una atmósfera de tranquila deliberación en los grupos. Solo al comienzo y especialmente con el profesor Néstor predominó un atmósfera de lucha y fuga y luego al final con Harold se presentaron también momentos de lucha y fuga, cuando aparecía la desconfianza con el terapeuta y sobretodo de dependencia cuando sus intervenciones sobrepasaban las del grupo y se convertía en un foco central excesivo. Las funciones de generar amor, fomentar la esperanza, contener ansiedades depresivas y pensar las desempeñaron los maestros y Harold, o los compañeros del grupo. Solo en pocas oportunidades se hizo manifiesto el odio entre ellos, o con el acompañante del grupo, o se incrementaron las ansiedades persecutorias, o la acción remplazó el pensamiento.

Decidimos trabajar con dibujos y narraciones teniendo en cuenta la exploración de Meltzer (1984) sobre la relación entre el lenguaje visual y el verbal en los sueños. Este autor considera que el lenguaje como imagen verbal comunica estados de ánimo que provienen de la fantasía inconsciente y que establecen una interacción mutua con la imagen visual del sueño como forma simbólica plástica de manera tal que amplían la aprehensión del significado de la experiencia emocional vivida en la vida diaria y pensada en el sueño. Esta idea puede ser usada para definir las actividades que puedan ser elaboradas por el grupo en el espacio potencial para pensar sobre imágenes y sentimientos alrededor de la muerte. La imagen plástica, en este caso el dibujo, aunque limitada por la habilidad, también guarda un estrecho vínculo con la fantasía inconsciente y al ponerla junto a la imagen verbal de las narraciones y comunicaciones orales amplia el acceso a la realidad psíquica como conjunto de personajes en interacción emocional que se crea y se transforma estructuralmente en función del uso de mecanismos defensivos al servicio de la economía de la mente. Esto se vio claramente en el trabajo que hicimos. Las diferencias y los parecidos en todas las actividades se enriquecían mutuamente en cada niño y contribuían a una vivencia más amplia en el grupo.

Crear grupos de trabajo que realicen actividades creativas en una atmósfera de tranquila deliberación en las escuelas se constituye en un objetivo importante para poder enfrentar no solo los duelos sino todas las pérdidas y experiencias traumáticas que los niños vivencian en una realidad tan aciaga como la nuestra. Es allí donde podrán elaborar de manera común y acompañados por un adulto con actitud empática hacia ellos sus dramas vitales. Si tiene la posibilidad de llevar a cabo un trabajo sobre la dramática experiencia vivida en un grupo potencial bajo una atmósfera de tranquila deliberación, la violencia y su expansión a un mundo violento se verá contrastada con esta atmósfera donde el pensamiento predomina y es usado para pensar las emociones que afuera nadie tiene la capacidad de pensar. La crueldad sería contrastada con el acercamiento amoroso del adulto que los acompaña en el grupo potencial y de los compañeros que reciben de manera empática su experiencia. El apelmazamiento de emociones y vivencias indigeridas en la mente se vería remplazado por la vivencia común de experiencias compartida entre dibujos y narraciones.

Bibliografía

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Bion, Wilfred R. (1951) Experiencias en Grupo. Ediciones Paidos, Barcelona, 1990.

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---------- (1963) Elementos de psicoanálisis. Ediciones Horme, Buenos Aires, 1966.

---------- (1994) Cogitaciones. Editorial Promolibro, Valencia, 1996.

Freud, Sigmund (1917) "Duelo y melancolía" en Obras completas, Tomo II, traducción de López Ballesteros. Biblioteca Nueva, Madrid, 1981.

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Klein, Melanie (1937) Amor, culpa y reparación en Obras completas, Vol 1. Ediciones Paidos, Barcelona, 1994.

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Meltzer, Donald (1974) Represión, olvido e infidelidad en Sinceridad y otros trabajos. Editorial Spatia, Buenos aires, 1997.

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------------ (1983) El paper educatiu de la familia. Un model psicoanalític del procés d’aprenentatge. Expaxs, Barcelona, 1989.

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Winnicott, Donald W.(1971) Realidad y juego. Gedisa, Barcelona, 1979.

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