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Número 9 - Diciembre 2006
El fracaso escolar y los rótulos
José R. Kremenchuzky

La pauperización en el área de la salud, ha provocado en los sistemas un desplazamiento de la inteligencia médica siendo esta, reemplazada por la sobreutilización de tecnología y de fármacos.

Se deterioraron las condiciones de trabajo de los que quedaron dentro del sistema y se expulsó a la experiencia de la práctica médica.

Esta situación genera dificultad para ver al sujeto, entendido este como producto de una complicada trama de articulaciones. Las mismas abarcan desde los cuidados corporales y el baño de lenguaje recibidos a partir del nacimiento, hasta el entretejido con la historia de generaciones familiares previas y con la particular reacción de cada ser frente a estos estímulos o a su ausencia. Compleja gama de relaciones que se irá inscribiendo en el cuerpo y en el psiquismo de cada individuo configurando su estructura.

Hablamos de visualizar al sujeto, que deberá interactuar y reaccionar con las nuevas situaciones y relaciones personales que la vida le vaya presentando.

En una situación como el fracaso escolar, no existirá una única etiología, sino más bien un entramado de causas y consecuencias en las que el niño queda atrapado.

Dentro de ellas deben ser evaluadas:

Factores todos ellos que se entrelazan, por lo cual se requiere de una compenetración profunda con la situación; prestar atención a cuestiones sutiles para determinar qué es lo que está incidiendo con mayor énfasis en un determinado momento para ir ajustando las estrategias de trabajo, a cada situación.

Es el deficit atencional un motivador per se de las dificultades escolares?, o sólo el síntoma de un niño cuya problemática no le permite mantener la atención en el nivel que se le requiere?

Tal vez nosotros, con nuestro "deficit atencional" hacia nuestro paciente, estamos viendo nada más que la consecuencia de un problema que no hemos investigando adecuadamente.

En los tiempos actuales se es más proclive a tapar las faltas con certezas.Se proponen nuevas formas de catalogar y de rotular las dificultades, desdeñándose la implicancia de la subjetividad, es decir, de lo constitutivo de un sujeto: su singularidad.

A lo largo de la historia vemos aparecer de pronto entidades clínicas que lo explican todo. Así lo que en su momento fue la Disfunción Cerebral Mínima hoy es el Deficit Atencional.

Esta modalidad de dar rápidas explicaciones y obturar las preguntas y los replanteos, impide la investigación y la búsqueda del entramado particular.

Es un camino más fácil que aceptar un no saber, que nos mantendrá en alerta y en la posibilidad de encontrar la pista que nos lleve a un cambio de posición.

Cada vez con mayor frecuencia, se impone la tendencia por la cual niños con diversos padeceres entran en algún tópico del DSM IV.

Una vez uniformado en ese criterio se podrán elaborar rutinas, todas iguales, para cada niño-problema rotulado como ADD.

De esta manera se darán indicaciones con las técnicas para aumentar el tiempo de concentración: ordenar los juguetes, programar las tareas, rutinarizar horarios y actividades, alejarlo de la ventana para que no se distraiga con los pajaritos y se lo medicará regularmente con un estimulante como el metilfenidato.

Todo el mundo contento, porque por fin un "moderno especialista" ha explicado a los padres que el problema del niño es neurobiológico, por falla de un transmisor neuroquímico o de la recaptación en su receptor y que el déficit de este se debe a una afección genética, dado que en la historia familiar siempre se encuentra algún padre, abuelo o tío al que le iba mal en la escuela.

El especialista estará satisfecho porque posee todas las explicaciones que requieren los padres, se dedicará a controlar la medicación para lograr el efecto deseado y evitar el indeseable, pudiendo luego contabilizar la estadística de niños "tranquilizados".

Los padres sentirán alivio porque ahora saben que su hijo ES un ADD, cuentan con una pastilla y un programa de acción que les permite, sacando la culpa por la transmisión de algún gen defectuoso, no sentirse mas involucrados por la génesis del problema. No necesitan ya, hurgar en el entramado, en la búsqueda de cambios dolorosos que puedan amenazar a toda una estructura que les es funcional.

La escuela respirará aliviada, ya saben que el alumno que les traía dificultades, ES un ADD y pronto con las medidas terapéuticas y las estrategias para apaciguarlo lo podrán poner en caja, para que no moleste al resto y si no le limitarán el horario escolar a lo que su "escasa atención" lo mantenga quieto, de manera que en cuanto se disperse se lo mandará a su casa para no "fatigarlo mas".

El niño también estará contento: ahora ya sabe por qué no le va bien, no se puede relacionar y se porta mal: es que tiene un problema que se llama ADD. Con el remedio va a estar mejor, aunque si no hay cambios estará autorizado porque al fin de cuentas él ES un ADD.

La industria farmacéutica también se beneficiará, porque han encontrado una nueva aplicación a un producto que ahora se vende en forma masiva.

Los sistemas médicos estarán también agradecidos porque se podrá disminuir los tratamientos psicológicos y psicopedagógicos que generan, por su duración un mayor gasto.

La sociedad encontrando esta "solución tranquilizadora", disminuirá su malestar, ya que ella tampoco es responsable por el fracaso escolar de los niños. La inequidad, el desaliento y la desatención que se le presta a la educación nada tienen que ver con las dificultades de estos chicos, porque las mismas son debidas a que estos chicos SON ADD.

Se abre un interrogante: estos manejos del orden del conductivismo no favorecen la aparición posterior de otros síntomas, perdiéndose la oportunidad de cambios más estructurales?.

Todo anulado y tapado por este vértigo de poner sellos; de esgrimir una verdad como la única; de no poder tolerar un no saber, para apostar al tiempo, con la escucha y la presencia involucrada.

Me resulta útil diferenciar tres grupos de niños que se pueden manifestar con deficit en su atención:

  1. Niños con Déficit de Estructuración Psíquica por una falla genética, neurológica o del vínculo temprano. Muchas veces no pueden distinguir realidad de fantasía. A veces es una patología de borde, con momentos de buen funcionamiento, difícil de diagnosticar. En estos pacientes el estimulante esta contraindicado porque puede agravar los síntomas. Algunos pueden requerir medicación antipsicótica.

  2. Niños con estructuración psíquica lograda pero con severa patología en el medio (inestabilidad familiar, cambios permanentes, desorganización con falta de contención) que los lleva al retraimiento o al sobresalto (alertas a todo pero sin poder concentrar la atención en nada) como se puede ver en los casos de violencia y maltrato. En este grupo tratar sintomáticamente la falta de atención no permitirá llegar a la situación causal, por lo que el daño que está sufriendo nuestro paciente continuará acentuándose.

  3. Niños sólo con síntomas en el aprendizaje, por identificación con algún padre, por falta de interés y reconocimiento de los padres, por mala elección del colegio, por falta de adecuación pedagógica, etc. Este grupo puede mejorar con ordenamiento pediátrico, tratamiento psicopedagógico, psicológico o también con medicación estimulante y tratamiento conductista, aunque con estos últimos nos limitaremos a tratar el síntoma para lograr que se adapte a la situación y no a que se produzcan cambios para que la escolaridad sea placentera y gratificante para el.

Intentar comprender el padecer de cada niño implica aceptar que muchas veces no podremos englobarlo por completo y que habrá que pedir auxilio a diferentes profesionales, que cuenten con otro saber; que algunos pacientes requerirán por algún tiempo de un enfoque mas pragmático y tal vez puedan requerir una terapéutica psicofarmacológica, que no se contrapondrá con la búsqueda del entramado causal.

Rotularlo ES un ADD, con seguridad limita el enfoque y dificulta la solución de la problemática de nuestros pacientes.

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