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Número 7 - Abril 2004
Acerca de la metáfora paterna
María de las Victorias Rosales

"Si parten de aquí, comprenderán muchas cosas
Si no parten de aquí, comprenderán muchas
menos, y estarán obligados a dar demasiadas
vueltas para comprender cosas excesivamente simples"

"Es porque el hombre debe atravesar todo el
bosque del significante para alcanzar sus
objetos instintivamente válidos y primitivos,
es por eso que tenemos que estudiar
toda esta dialéctica del Complejo de Edipo"

Jacques Lacan.

Freud produce la articulación entre Complejo de Edipo e inconsciente como el fundamento mismo del psicoanálisis. Ello implica la prevalencia del Padre en la estructura del sujeto : el psicoanálisis freudiano está centrado en el padre.

La evolución post freudiana debilitó esta articulación e instalo (en la teorización del psicoanalisis) lo imaginario en el lugar de lo simbólico, los orígenes en el lugar de los fundamentos y a la madre en el lugar del padre.

La primera parte de la enseñanza de Lacan, en la relectura de Freud, se presenta como un verdadero despertar del Edipo asociado a un retorno al padre y a su ley.

El padre del Edipo es escalonado en tres tiempos en "Las formaciones del Inconsciente". Aparece desde el primer tiempo aunque él es un elemento del discurso materno, un significante entre otros de ese discurso y con el carácter de velado. Es una presencia velada. En el segundo tiempo se revela al niño como doblemente prohibidor, agente de la castración para el niño y para la madre, padre terrible cuyos efectos en el inconsciente se deben a la influencia de la amenaza de castración.. En el tercer tiempo del padre imaginario es posible pasar al padre simbólico. Representante de la ley del significante, esta tan sujeto a la deuda como el propio hijo y é ste podrá asumir los emblemas del padre como propios de su sexo. El proceso culmina a la salida de la encrucijada edí pica con la instauración del Ideal del Yo. El resultado de la operación metafórica crucial para la vida psíquica es que el significante del Nombre del Padre va al lugar del Deseo de la madre y como efecto de sentido se produce la significación fálica. Aparece la posibilidad de que haya a disposición del niño algunos significantes para el deseo materno, deseo del Otro del que es tributario su propio deseo.

Guy le Gaufey, autor de La evicción del origen, analiza la cuestión del Nombre del Padre y su relación con la metáfora. Señala el origen religioso del termino Nombre del Padre y el punto de contacto que este nombre implica con la concepción freudiana del padre de Tótem y Tabú.

Es planteado un corte epistémico entre Lacan y Freud posibilitado por la postulación del Nombre del Padre no como un término primitivo, no como un significante dado, sino como un efecto de la maquina metafórica. El significante Nombre del Padre no regula ni causa la metáfora, sino al revés, deriva de la operación metafórica.

La condición de Lacan es interpretar el Edipo a partir de la metáfora paterna.

¿Qué implica esta interpretación del Complejo de Edipo por la metáfora paterna ?

Que eso sea una metáfora es decir que el padre esta situado en el campo de lo simbólico, en un proceso de sustitución significante.

La preeminencia de la máquina metafórica de la cual derivarían el sujeto y el significante paterno tiene una peculiaridad : permite sostener que no hay un antes del lazo.

La definición Lacaniana de sujeto como lo que un significante representa para otro significante, implica un giro y una novedad frente al planteo de un sujeto que existe previo a la marca, que recibe marcas pero que se encuentra afectado aún por su carácter sustancial.

 

"¿Cómo se produce el padre simbólico ?"

Tanto en la metáfora paterna como en Tótem y Tabú, tanto para Lacan como para Freud, hay una operación, un acto que produce un padre. No es que un padre era desde antes sino que la operación hace un padre.

La metáfora Paterna es la operación que funda a este padre, que no se percibe como de carne y hueso.

Luego de haber leído Tótem y Tabú, Lacan esta persuadido de que el asesinato freudiano y totémico del Padre solo pretende producir el "Símbolo del padre" en la forma de padre muerto.

La cuestión padre muerto - padre simbólico le requerirá nuevas precisiones relativas al funcionamiento de la met áfora.

El padre es una metáfora, es decir , un significante que se sustituye a otro significante. Esto, que es enunciado por él, el 15 de enero de 1958, en su seminario " La s formaciones del Inconsciente" donde la metáfora paterna es presentada como central en el Edipo, es el resultado de una vasta síntesis. Dos años antes en su seminario " Las psicosis" conecta estos dos temas, la metáfora y la psicosis a partir de esta observación :

" Algo me ha sorprendido ( en las memorias de Schreber) que aún cuando las frases pueden tener un sentido, no se encuentra allí nada que parezca una metáfora."

Pensando en Schreber, quien de ninguna manera consigue ser padre es como sostiene Lacan que "Padre " es un significante. En esta imposibilidad de ser padre intenta leer lo que será el significante padre, el padre como significante.

Los seminarios de 1958 son estrictamente contemporáneos a la escritura de " Una Cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis."

En ese texto, al comienzo del capitulo IV, Lacan expone la formula de la metáfora :

" La elisión de S, representada por su tachadura, es la condición del éxito de la metáfora" El sujeto "representado por un significante para otro significante" se escribirá igual que el significante elidido, reforzando así la idea de aparición del sujeto en la lengua como ligado al éxito de la metáfora : "Esto se aplica así a la metáfora del Nombre del Padre, o sea a la metáfora que sustituye este Nombre en el lugar primeramente simbolizado por la operació n de ausencia de la madre :

 

"Una palabra por otra"

En "La instancia de la letra" Lacan se propone mostrar que una metáfora es una identificación de dos significantes que produce efectos de significación y no una comparación de significaciones que conduce a la identificación : " La chispa creadora de la metáfora no brota por poner en presencia dos imágenes, es decir, dos significantes igualmente actualizados. Brota entre dos significantes de los cuales uno se ha sustituido al otro tomando su lugar en la cadena significante, mientras el significante oculto sigue presente por su conexión con el resto de la cadena."

El cartel decía "CONTADOR PUBLICO" . Juana entró y preguntó  :

- ¿Usted es contador ?

- Así es.

- Por casualidad ¿usted cuenta cuentos ?

-¿Qué otra cosa podría contar ?

- Me alegro- dijo Juana- yo no tengo quien me cuente. Mi madre esta en otra cosa, mi abuela trabaja, mi padre se fue de viaje , usted sabe.

El contador empezó a contar.

Una metáfora , al igual que el chiste, solo son tales para un cierto público : aquel que puede construir la equivalencia S1= S2, al menos cuando esa equivalencia no tiene nada de natural y de inmediato.

El uso amplio del lenguaje que hace el Inconsciente freudiano, rompe la unidad del signo de Saussure, haciendo del significado efecto, un subproducto de la remitencia, de la conexión de un significante con otro significante.. El uso de la lengua, sostiene Lacan, no es susceptible de significación, de sentido, sino a partir del momento en que el significante es arrancado a sus conexiones lexicales.

Cuando Gongora dice " el formidable bostezo de la tierra" en lugar de " cueva", le es permitido alcanzar al escritor un efecto logrado de sentido, un grado máximo de eficacia poética.

Pero es sobre todo la experiencia freudiana del Inconsciente, la de las formaciones del Inconsciente, (sueños, lapsus, chistes) la que le permite a Lacan introducir la pregunta "¿cómo puede ser que el lenguaje tenga su grado máximo de eficacia cuando se llega a decir algo diciendo otra cosa ?"

Antes de formular " el padre es una metáfora", Lacan ya tenía la idea de que el significante del padre funciona como punto de capiton mayor para la estabilización del significado a partir de la estructura del significante. Así como el temor de Dios, la santísima trinidad había sostenido al hombre medieval como punto de referencia para orientarse en el discurso, para conocer incluso el sentido de la vida, así el hombre contemporáneo (¿podemos afirmar que la neurosis sustituyo a la religión a partir de Tótem y Tabú  ?) tiene un punto de referencia mayor : el padre. Pero haber sustituido a Dios por el padre, a la Trinidad por el Edipo, tiene sus desventajas, el padre es un Dios maltrecho, un punto de referencia mas o menos defectuoso.

La falta de ese punto de identificación mayor del sujeto : el Nombre del Padre es la condición de la psicosis tal cual había sido planteado en el Seminario III.

 

"El significante elidido"

El Deseo de la madre queda reducido a un significante cuya elision lo hace caer " al rango de significado" y lo mantiene como significante latente.

Ligado doblemente al " significado al sujeto " y al Nombre del Padre , el Deseo de la madre esta doblemente orientado hacia el niño y hacia "otra cosa".

Es así como se da la condición del éxito de la metáfora paterna : con la doble elision del deseo de la madre y solo si se produce una identificación entre los dos lugares diferentes a los que ese deseo de la madre se dirige : al niño y a " otra cosa" desde el momento en que esa otra cosa encuentra su significante : esa es la etapa crucial de la met áfora.

Deseo de la madre es un mediador imaginario que permite la operación simbólica propiamente dicha.

El 15 de enero de 1958, Lacan apoya sobre la expresión "deseo de otra cosa como tal", la acepción de la palabra falo, lo que parece designar una fuga de significado. Es en ese defecto local del cierre de la significación donde descubre que el Edipo será un asunto de lenguaje.

Ese " deseo de otra cosa como tal" señala un significado en suspenso y no se reduce a una precisión de lingüista. Es el descubrimiento que hará el niño en relación al personaje que llamaremos madre. La hipótesis inicial es que la madre desea a este niño, que es el objeto de sus atenciones y que el niño se da cuenta. En esa escena el niño percibirá que esa madre desea otra cosa, además de él. Lacan atribuye este descubrimiento al ser hablante. En el período de esos intercambios entre " madre" y niño, que de hecho corresponde al de la acepción del lenguaje, se introduce en el niño una incógnita que horada al personaje materno y que permite designar a través suyo, esa " otra cosa como tal", lo que ligará lenguaje y realidad.

A la razón de esta distracción materna, que hace que el significante revele no estar en relación directa con los objetos de la necesidad susceptibles de dar satisfacción al niño y que deja así adivinar la dimensión de esa " otra cosa como tal", Lacan la denomina falo.

Un lazo activo entre los asuntos libidinales y el instrumento del lenguaje será subrayado : no existe uno sin el otro. No hay identidad del lenguaje sin localización fálica, no hay falo para quien no habla.

El significante del Nombre del Padre sustituyendo al Deseo de la madre en la metáfora Paterna permite esta interpretación universal : lo que la madre desea es el falo. Esta metáfora permite ubicar al falo como un modo de acotar la significación .

Así es posible enfrentarse al deseo el Otro , provisto de un punto de referencia. En la segunda etapa del algoritmo el deseo de la madre ha sido elidido y el Nombre del Padre queda como titulo que guarda al falo " en reserva" , reprimido.

Hay que resaltar también este otro hecho, que destaca la enorme economía de términos que implica la síntesis de este algoritmo : que sirve como matriz de todas las formaciones del Inconsciente. Todas ellas toman esta forma básica y se legalizan por tener esta estructura normativa, que incluye siempre una referencia a la identificación mayor del sujeto, el Nombre del Padre y una significación del deseo que siempre adquiere un color, un brillo fálico. Para el sujeto del lenguaje, desde que se encuentra con el Otro, siempre está presente la significación inducida por este operador "legal" de la estructura que es la metáfora paterna. Desde que para el sujeto hay lenguaje, hay Otro, está implícita una referencia, el lugar que en ese Otro del lenguaje es el lugar de la ley : el padre.

La sustitución del Nombre del Padre al Deseo de la madre cuyo significado es para el niño el significado desconocido de las idas y venidas de la madre, da al Nombre del Padre la función de inducir la presencia del significante fálico en el Otro. Esta operación hace que al hablar, el sujeto designe de forma metafórica a partir de ahora, el objeto fundamental del deseo, es decir el falo. Lo hace presente en su ausencia y es esta ausencia la que constituye la castración simbólica. Necesita la perdida simbólica de un objeto imaginario. Hay que precisar : imaginario pero no especular. Es en esta metáfora en la que el padre da el falo, el falo en tanto que Otra cosa, por supuesto.

La metáfora paterna instaura por lo tanto el deseo fálico como deseo de otra cosa y viceversa. Resulta por lo tanto que no hay otro soporte para cualquier otra metáfora y esto hace que la metáfora paterna sea el principio mismo de toda metáfora, el principio de la metaforicidad. Es la metáfora paterna finalmente la que permite el franqueo de la barra de resistencia de significación, de la resistencia a lo inconsciente. Es esta metáfora y no solo el significante del Nombre del Padre , lo que permite el levantamiento de la represión.

"Era un día radiante, brillaba el sol y cantaban los pájaros. La señora fue a la cocina, abrió la canilla pero no había agua. Ni gota.

No importa, pensó, voy a calentar el café de ayer.

Quiso encender el gas pero no había gas.

No importa, pensó, la vida es hermosa, tomaré un vaso de leche helada.

Abrió la heladera y vió que la leche se había echado a perder. Quiso prender la luz y no había luz. Qué importa, pensó, valoremos lo que nos queda. Respiremos el aire puro. Pero afuera el aire estaba cont aminado. No importa, pensó, me muevo, camino, tengo salud. Entonces enfermó gravemente y murió. En el momento de morir, se despertó. Todo había sido un sueño. Brillaba el sol, fue a la cocina, abrió la canilla pero no habí a agua." Fin.

-No me gustan los cuentos que terminan como empiezan- murmuró Juana.

-A mí tampoco- aseguró el contador- Por eso este es de los que empiezan como terminan y por lo visto te ha encantado. Son mil pesos y se aceptan dólares.

-Entonces no puedo pagarle- dijo Juana dando media vuelta.

El contador casi tuvo un desmayo.

-¡Ya me lo decía mi madre, la carrera de contador no tiene futuro !

Quiso reanimarse con un vaso de agua, fue a la cocina y abrió la canilla.

Había agua. La vida es hermosa.

María de las Victorias Rosales.

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