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Número 4 - Agosto 2001
El niño y el otro-social de nuestro tiempo
César Medina y Genaro Riera Hunter

Freud en su tiempo, al fundar el psicoanálisis, interpreta un síntoma presente en la cultura de su época en relación a lo infantil: " No se quiere saber de lo sexual presente en el niño y que también , constituye al adulto ". Freud interpreta a ese Otro de la cultura afirmando : La sexualidad infantil es que lo que se reprime en el inconsciente y al retornar lo hace en forma de síntomas .

Se presentaba en ese momento, un Otro, una realidad , un discurso social, en que la sexualidad infantil es localizable como lugar de la verdad de la que el sujeto, ni ese Otro de lo social, querían saber. El niño presentificaba esa verdad ocupando un lugar de síntoma de la verdad de lo sexual que el adulto y lo social reprimían. Es por este motivo, sin duda, que el lugar prioritario que se ofrecía al infante era el de ser educado. La pedagogía era así, la respuesta que este Otro ofrecía como estrategia de desexualización de la infancia y al servicio de ese no querer saber , que solo podría incrementar, la presencia sintomática de lo sexual en el sujeto y los enlaces sociales. Se ofrecía una Maestría en el sentido de que : Hay que ser capaz de dominar y controlar egoicamente y racionalmente lo que se proponía como irracionalidad sexual de la infancia ! . Todo esto se sustentaba en una ética del predominio del Yo y de la Conciencia racional. Lo que se sustentaba era el todo-racional como el ideal del ser y lugar de la verdad Pero por mas pedagógica-sintomatizante que fuera la intervención de ese Otro, el deseo sexual , se prestaba a la interpretación como verdad encubierta en el síntoma. Es allí donde Freud interviene, en ese campo del Otro de la cultura que se presentaba con la convicción de que todo debería ser conciente y racional. Propone el psicoanálisis, una verdad mas allá del yo y las razones conscientes.

Pero debemos pensar que si se daba ese manejo de la sexualidad de la infancia en términos de represión (de no querer saber) , esto, debe tener su motivo, en el sentido que se presenta como algo que no convendría al Otro de la cultura o de la civilización. Desde Freud se puede indicar cual es el dicho motivo inconveniente. La sexualidad infantil es "perversa polimorfa ", es decir , se presenta en el campo de una pulsionalidad que exige satisfacción inmediata y la cultura por su vez propone otra temporalidad y medios de obtener satisfacción : espera y desplazamiento de los medios.Entonces, tenemos dos tiempos :

T1: Tiempo del Otro y T2: Tiempo pulsional

Es esto, lo que está implicado en la posición estructural de la llamada fase de "latencia"de la infancia. Es en esta fase que se impondrán los medios (objetos) propuestos por la cultura y la espera como temporalidad de lo simbólico. Esto corresponde a lo que mas tarde Lacan denominará de : exigencia de simbolización proveniente del campo del Otro del lenguaje. Se civiliza , es decir , se construye al hablante-ser , en el campo subjetivo y social , desde esa exigencia y operación de la función simbólica sobre lo pulsional-sexual.

Uno de sus efectos esenciales es el deseo, una vez que desear es fundamentalmente engañarse sobre el objeto-medio , y poder , por otro lado, esperar y postergar la satisfacción inmediata, para que así, esa energía que empuja a la satisfacción, pueda moverse en su busca, por los elementos imaginarios y simbólicos de la estructura ficcional del lenguaje y de los objetos ofertados por la cultura.

La consecuencia de esta represión estructural de la pulsionalidad, es que su retorno se dé en términos de esa formación substitutiva que llamamos síntoma

Tenemos aquí, un primera articulación y una formación común al campo del sujeto y de lo social : el síntoma. Se podría formalizarlo en estos términos :

( Síntoma )

SUJETO < Sa > SOCIAL

PRESENCIA DE LA VERDAD

( Encubierta )

El lugar del niño era propuesto en ese momento freudiano, como el de un ser irracional , es decir, su falta, era la propia razón. Una razón que tendría que ser suficiente, para que un día se volviera el adulto racional ideal. Aquí, es donde Freud realiza una ruptura al resituar una posición para el infante humano afirmando : La cuestión no es si el niño es o no racional y si, que es sexualizado . Así, interpreta lo que el campo social ( Otro ) quería(desea ) y el lugar que este Otro ofrecía al niño : el de síntoma encubridor de una verdad del orden de lo sexual-pulsional- infantil , que el adulto y la estructura o realidad social, no querían saber : que hay deseo y pulsionalidad sexual infantil no solo en el niño, sino que eso es lo que se presenta también en el adulto como síntoma.

Tenemos entonces por primera vez en la historia síntoma y niño puesto en equivalencia frente a una verdad pulsional del Otro no asumida.

Niño <--------> Sa
-------------------------------------------------------------
Con Verdad pulsional del Otro

Con esto, se le presenta al yo-conciencia y su racionalidad , su falta y falla estructural. El síntoma es una denuncia de que el goce pulsional retorna siempre, aunque sea, por medio de esa vestimenta de ropa encubridora sintomática, que lo social exige al goce pulsional para que se manifieste en su ámbito.

El síntoma es así, un medio que permite que el goce pulsional se manifieste en la cultura y el efecto de una ley que exige simbolización, metáforas substitutivas, como medio de obtención de alguna satisfacción sexual posible en el ámbito del Otro de lo social.

El niño como síntoma del Otro de lo social. El proceso de socialización desde el psicoanálisis

Esto nos permite una primera posibilidad de situar el lugar y la función del niño en el ámbito de ese Otro de la estructura social. Puede ocupar ese lugar y función de un síntoma o de algo bien peor... , el de resto-basura, en posición de lo segregado del aparato social simbolizante. Veamos en primer lugar esa posición de síntoma que en general ocupa para la familia y el ámbito social en general.

Esto nos remite a la necesidad de insistir en precisar las dimensiones y la función del síntoma freudiano, es decir , qué es un síntoma?

Fundamentalmente se lo presenta como un retorno de lo reprimido en el inconsciente y formación substitutiva encubridora de los deseos sexuales. Esto quiere decir que, por exigencia de la represión del campo del Otro, el deseo sexual retorna a la conciencia y a la vida social cotidiana en una formación dislocada y de recubrimiento del deseo que allí se realiza. Esto implica en afirmar que los niños realizan deseos de los padres y de la cultura en forma substitutiva-sintomática. Sobretodo, que ya hay deseo en juego. , que se expresa como una formación de compromiso entre el deseo inconsciente y su represión. Que el deseo humano , se realiza en las vías del síntoma , en ese campo de lo social del existir. Que la sexualidad, constituida y sustentada en el campo ficcional de las fantasías y no mas en lo puramente natural, se realiza por intermedio de ese elemento substitutivo ( metafórico ) que es el síntoma freudiano. Si hay metáfora hay interpretación posible de lo encubierto, apuntando a la verdad del deseo. En este sentido el niño ocupa para los padres el lugar de una metáfora significativa y por eso se puede afirmar que se presenta como síntoma de la pareja y de los enlaces sociales.

Esto corresponde al síntoma en su función de metáfora, en posición de representante simbólico que sustenta una significación y una respuesta a ese otro de la Cultura y de lo simbólico que exige suspensión y renuncia a lo inmediato de la satisfacción. Es el síntoma como efecto de una socialización lograda.

En esta situación el niño ocupa la posición de un efecto del deseo reprimido de los padres que retorna en sus hijos. Es decir, ellos manifiestan y expresan un retorno sintomático del deseo del Otro. Al interpretar este lugar de síntoma, se esta apuntando a la verdad del deseo de los padres. Pero insisto, aquí, ya hay deseo en juego y respuesta al mismo, el síntoma, que permite al niño socializarse.

Esto nos permite pensar, desde el psicoanálisis lo que es un proceso de socialización. Un esquema reducido puede ser este :

Lo que aquí se presenta es la función socializante del síntoma. Es un medio de inserir substitutivamente el goce pulsional en la realidad social, que es una realidad sustentada por determinaciones simbólicas en relación al dicho goce de la pulsión. El síntoma es el efecto de esa incidencia de la ley simbolizante sobre lo pulsional. Es una formación que se articula con el deseo del Otro. No debemos olvidar que el deseo es una manera de querer algo pero, ya dentro del campo de las representaciones simbólicas e imaginarias. Ya hay eso que los lacanianos llamamos de significantización del objeto de satisfacción , que permite buscarlo en la dimensión de las ficciones deseantes y en las metáforas significativas de lo simbólico..

Es así, la presencia de ese deseo del Otro, que no se reduce necesariamente al Otro materno, lo que permite al niño una inclusión y ocupar un lugar como sujeto en lo social, socializarse , como se dice.

Cuando al síntoma no se lo constituye o no se lo sustenta. Los chicos de la calle.

Pero el síntoma no se reduce a una realización substitutiva del deseo. A su dimensión significante-significativa, es decir imaginaria y simbólica. En él , puede presentarse algo mucho mas inquietante. La insistencia ( y no el retorno de lo reprimido de una satisfacción pulsional) de un resto de pulsionalidad fuera de regulación por lo simbólico y las llamadas normas sociales del convivir humanizado. En este caso, lo que se presenta es una falla en el "bien vestir" (simbólicamente ) , por parte de la cultura, al goce pulsional. El Otro de lo simbólico de la cultura tiene entonces , que confrontarse y responder a su propia falla en todo simbolizar. El niño o el sicótico, por ejemplo, pueden presentar esa nudez de lo pulsional de forma mas evidente e intolerable para el adulto y el llamado bien estar social.

Este resto , es lo que esa estructura , ese aparato simbolizante no consigue atrapar del goce pulsional Un resto que puede operar en función de causa articuladora del deseo, o cuando peor , en posición de resto de goce pulsional desarticulado del deseo. Es lo que denuncia que no es posible todo-civilizar. Es la presencia de un limite radical al seria posible todo-simbolizar, explicar , entender o significantizar deseantemente A esta presencia se la denomina en psicoanálisis lacaniana de : lo real imposible, (de todo simbolizar-de todo civilizar el goce pulsional ) lo que se mantiene como imposible de simbolizar del goce pulsional.

La presencia de este resto pulsional está correlacionado a eso que llamamos de miseria y al manejo segregativo de la misma por la cultura. Miseria es , en este sentido, la falta de recursos ,( penuria , "aporía", áporos, decían los griegos ) para sustentar una realidad del ser con vestimentas sintomáticas de lo real mas dignas a la condición y realidad humana. El horror , es el cuerpo despedazado y sin piel, expuesto a la mirada sin recubrimientos, cuerpo que es humano porque aunque muerto, necesita de una tumba, una marca de lo simbólico.

En relación a padres miserables , sin recursos, lo más evidente es que sus niños se presenten expresando esa desnudez o desamparo del ser que los lleva a sobrevivir en estado de segregación, al margen , y como resto no asimilado a la estructura socializada y socializante. Se presentan como encarnación de ese resto pulsional reducido a una especie de basura una vez que no tienen suficientes recursos para presentarlo con síntomas sociales que los harían aceptables al convivir. Se presenta en ellos un cierto real de la pulsión. Vale decir, el desamparo del ser desubjetivado.

Por eso es que no se trata solo de proteger y sí de algo más: ¿cómo subjetivar?. Lacan denomina rectificación subjetiva, termino que no pertenece al discurso asistencialista-caritativo-proteccionista. Así, abordarlo al niño como victima es tratarlo, por parte del discurso proteccionista, como sujeto rechazado del inconsciente-sintomático. O sea es abordarlo cultivando la irresponsabilidad. Muchas orientaciones actuales en las ONGs orientan programas de protección respondiendo a la lógica asistencialista , asentando así en el , el orden de la necesidad y produciendo, porque no decirlo, una iatrogenia en la subjetividad es decir una desrresponsabilidad subjetiva que se vuelve imposible de ser recuperado mas adelante.

Esta condición que la niñez puede ocupar, se presenta entonces en un mas allá de la interpretación o desciframiento que un síntoma en condición metafórica-significativa permite y posibilita. Se podría afirmar , que en estas circunstancias, no hay propiamente deseo del Otro social-cultural y si, utilización de los chicos para que ocupen ese lugar de resto de goce fuera de significantización y enlace( como diría Lacan ). Aquí no se presenta una cuestión de represión y sí de segregación de lo pulsional. Ese resto no causa deseo, causa goce en el Otro con la expulsión.

Este Otro de la Ley , sin embargo , no esta implicado en la Ley. Es decir, el maltrato esta articulado al semejante y este a la ley pero como ideal no encarnado.

Maltrato<>Semejante <> Otro de la Ley desencarnada

Esto también repercute en la sociedad cuando busca obsesivamente identificar el significante del maltratante por medio de descripciones de los tipos de abuso y sus formas .Descripciones que apuntan a formalizar el rasgo del maltratante. Al no estar el Otro encarnado, más se necesita reconocerlo en algún lugar. Es la ley encarnada lo que subjetiviza y no la ley general de los DDHH. No es la ley hecha en nombre de los ideales la que puede ejercer esa función. En este sentido . Éric Laurent dice: los derechos del hombre no son los deseos del hombre. De esta manera no es lo mismo verse frente a Otro encarnado , verse brutalmente frente a un puro ideal, un Otro desencarnado.

Es el Otro en su particularidad, en su falta en ser lo idealmente todo , el Otro deseante, lo que libidiniza. El Amor del Otro es una respuesta deseante, transmite un "no estas sola". Solo si el amor, como señala Héctor Gallo , que pasa por el deseo , es una experiencia simbólica; es decir , un tratamiento particularizado del goce. El Otro encarnado es vital, porque al no tratarse del Otro dominante o del pudor o de la moral, sino de un Otro responsable de su goce, hace que sea respetable y derive por eso mismo en la trasmisión simbólica que subjetiviza al niño. El infans necesita de la pareja simbólica porque ahí constituye sus pulsiones , el Complejo de Edipo y las renuncias a sus objetos primordiales, y pareja simbólica significa, erotismo intimo, particularizado y no anónimo.

Si esto no se presenta , los chicos sirven, son utilizados para que ocupen y funcionen en lugar de lo fuera-simbólico. El lugar de un real de la pulsión que no se sintomatiza o sintoniza en la cultura. El mecanismo segregativo sirve así , para preservar la ilusión de que todo seria manejable en términos simbólicos y goces sintomáticos civilizados, a lo que allí no entra, se lo segrega-expulsa hacia un exterior. En este caso, a lo imposible de todo simbolizar ( lo real ) , se lo maneja situándolo en un afuera o en exterioridad a ese Otro de lo simbólico. No se presenta como una falla o falta en lo simbólico Lo que se segrega se presenta en estado de exterioridad al mismo y no como un agujero causador de deseos en su campo.

En nuestra cultura cada vez se desea menos por que cada vez se maquiniza mas lo que es lo mismo que : se desubjetiviza más.

A esta miseria de lo subjetivo, algunas veces se trata de responder desde las instituciones y aparatos sociales como un intento de reintegración de estos chicos. Como si se supiera demasiado bien lo que les falta y se tratará entonces de ofrecer suplencias. Esto lleva al suplirlos con recursos del orden material y educativo-formativo, lo que tiene su valor y su mérito indiscutible. Pero, esto por si, no garantiza en absoluto, la reconstrucción de una subjetividad deseante al niño y es aquí, donde el psicoanálisis puede dar su contribución a la cuestión, dando un sentido a esa exterioridad a-social, en términos de falta de sustentación subjetiva deseante. Es una cuestión de miseria subjetiva y no apenas de miseria reducida a los medios materiales necesarios.

Hay en nuestros días, una búsqueda en los aparatos sociales y del estado, de pretender reducir al sujeto a un ser de necesidades, en parte porque es un negocio capitalista. La necesidad es hoy un significante amo que comanda desde la tecno-ciencia y el capitalismo consumista.

Por lo tanto, sin una posición de sujetos sintomatizados- deseantes , los llamados chicos de la calle, no tienen alojamiento y sustentan ese lugar del objeto pulsional exterior , como lugar de un objeto de goce extra-cultura. Se presentan como puro residuos de la operación socializante y sintomatizante de la estructura social discursiva capitalista sobre el goce y no bastará darles un poco de casa , comida o educación y atención a sus necesidades de sobrevivencía para quitarlos del desamparo de subjetividad del que padecen en posición de resto de la operación.

Llama la atención , que el sacarlos de la calle, materialmente, ni siquiera seria muy dispendioso para el estado, no son tantos.... Se producen cada vez mas leyes de protección a la infancia y a la adolescencia, que tienen su valor pero que , por otro lado , pueden presentarse como una manera de librarse del problema por parte del estado encuanto representante del Otro en función socializante. Lo que parece que se sabe es que el quitarlos de la calle y ofrecer recursos materiales de integración social , no evita que vuelvan a surgir otros tantos o más niños de la calle, pero esto, no justifica que no se les ofrezca una asistencia de los dichos recursos básicos. Que yo sepa, nadie esta autorizado a procesar al estado por esta actitud de irresponsabilidad con estos chicos. Por otro lado, como el estado podría ofertar medios de sustentación de subjetividad, si no tiene noción de que lo subjetivo del ser y el existir , está en juego en un mas allá de los recursos materiales económicos, en esto del abandono de la infancia a su propia suerte y no tiene idea tampoco, de como se instala una posición subjetiva. Aquí se podría tratar de decir algo sobre lo que puede propiciar esa instalación del sujeto como síntoma en la cultura.

El deseo del Otro es fundamental, pero necesita de una encarnación. No puede ser anónimo Esta es la función de la familia.

Como ya fue indicado la subjetividad-sintomática se construye a partir de la posibilidad de responder al deseo del Otro, que algo quiere y significa en relación a un niño. Pero esto no basta, tiene que ser "su niño" y no un niño cualquiera o un significante indiferente-cualquiera. Tampoco el deseo del Otro se debe presentar al niño reducido una mera función deseante desencarnada. El niño necesita referirse a un Otro especifico, en el sentido que debe poder llamar a alguien de papá o mamá o sentir que alguien especifico se mantiene en ese lugar y función. Este Otro debe pode presentarse en una encarnación en algún lugar, sin necesidad que se reduzca esto a los padres biológicos.

Toda esta operación de particularización de la presencia del Otro con su deseo para el niño , es lo que una familia tiene de función y responsabilidad a realizar de alguna forma o de varias formas. La familia es la función del Otro en operación, pero que solo será eficaz , en la medida que , lo que sustenta del deseo del Otro social, no se manifieste como un deseo anónimo.

La necesidad del deseo no anónimo radica en que para que se pueda ser responsable y no un canalla , se requiere que el sujeto pueda ser capaz de poner de manifiesto sus identificaciones (su seguridad fantasmatica) es decir , quien es y adonde va, por que esto es subjetividad. Miller lo dice así : " ...el lugar de la responsabilidad del sujeto es el mismo que del Inconsciente"...sintomático.

Esto quiere decir , que no se constituye lo subjetivo apenas en vías de una formalización de la función simbolizante. No bastaría que una institución o el estado se encargue de cuidar de las necesidades de los niños en estado de desamparo y exclusión social. Si pretenden posicionarse en un mas allá de un remedio para culpa del Otro social o de instrumentos de uso político-partidario-circunstancial , ellas tendrían que llevar a serio su rol de substitutos familiares en función operadora de subjetividades. Vale decir, preocuparse con la necesidad también y sobretodo, del vinculo uno por uno con los chicos, lo que implica en algún tipo de encarnación de las funciones paterna y materna mas allá de lo anónimo. Eso es lo que llamamos de sentir algo por alguien, ya que sabemos que no se siente nada en serio por un cualquiera en indiscriminación o por una pura función, por mas simbólica que sea.

La tendencia del Otro social y de las instituciones en general es hacia la homogenización, la universalización y las generalizaciones.Es decir a la dilución ( formolización, se puede decir) de lo singular en una anomia masificante. Los ciudadanos, por ejemplo, son seres anónimos, hasta que alguno se rebele o marque su presencia singular con palabras o actos. A este anonimato es lo que, eso que llamamos de familiar, debe poder responder construyendo singularidades subjetivas y esta creo ser, una de las grandes cuestiones contemporáneas: el lugar y operación de la familia en nuestro tiempo.

No basta decir que la familia no es más la misma, esto es lo más evidente en nuestros días; que ella familia ,en sus moldes familiares tradicionales, se está yendo al tacho. Pero esto no retira la cuestión de como resituar en nuestros días esa función familiar fundamental , considerando todas las nuevas variaciones que se están presentando en la actualidad.Tampoco es una cuestión de volverse nostálgico en relación a lo que ya fue. Creo que es posible y necesario retomar un discurso del valor de la familia, pero en los términos que fue indicado anteriormente, es decir, la familia vale y por extensión lo familiar de un vinculo, por ser lo que puede fundar la singularidad subjetiva y sustentar un contrapunto al anonimato del ser que el Otro de nuestro tiempo propone y sustenta con los discursos de la ciencia y el capitalismo y sus efectos tecno-científicos-consumistas.

El discurso de la ciencia con su saber tecnológico, cuando a servicio del capitalismo consumista, (S2) puede produzir objetos para un goce inmediato ("a") y con eso "satisfacer" al sujeto imaginariamente que va pasando así, a ser un ser de necesidades y no un sujeto de deseo de "a".El ideal del capitalismo ayudado por la tecno-ciencia hace pasar la falta en ser por medio del tener. Un ser este, obturado imaginariamente, lo que lo va llevando a relaciones del tipo a--------a’, es decir a mayor tensiones y rivalidad, a pelearse por las "pequeñas diferencias"ante cada pequeña perdida que las confrontaciones cotidiana conlleva.

El psicoanálisis tiene el deber ético de intervenir en este campo de las relaciones del sujeto con el Otro social, es quizás, uno de los pocos saberes que tiene algo a decir sobre esta cuestión del sujeto y el Otro y las vicisitudes de esta interacción en la modernidad.Tambien puede afirmar, con seguridad, que los chicos de la calle o no, serán siempre el efecto de esa articulación y que es allí, donde debemos indagar y proponer alternativas para eso que llamamos de desamparo y otras veces, de violencia con la niñez.

¿Cómo el discurso analítico ayudaría restituir la subjetividad ante el empuje proteccionista, caritativo, asistencialita del Otro social desencarnado y desencarnante?.¿Cómo hacer que la verdad sea interrogada en el cruce del Otro social jurídico y la formación de la subjetividad? Las consecuencias no son un tema meramente de Salud Publica , es también un problema que implica al sujeto del inconsciente sintomático socializante. Es aquí donde se abre un campo de investigación y de nuevas políticas de alternativas asistenciales, en el sentido que las alternativas asistenciales a las asistencias tradicionales se basaría en asociar alternativas asistenciales a responsabilidad subjetiva .

AA<>Resp Subj

El Psicoanálisis debe señalar las desviaciones institucionales desubjetivantes que se realiza por medio de la caridad. La caridad es una solución para no pensar.

En este sentido , proteccionismo es una respuesta contratransferencial, es una interrogación no nacida , no asumida por el Otro de la protección. Por esto es que el protector siempre improvisa ,tiene una gran dispersión en sus acciones no sabe que hacer, ni como, ni cuando.

En síntesis, los problemas de la infancia en general no pueden ser respondidos exclusivamente con el discurso de la protección, sino debe ser abordado como síntoma social contemporáneo, y esto obliga a introducir otro discurso como el analítico. Esto en la medida en que el concepto de subjetividad responsable ante el goce, es esencial por parte del Otro social.

Si los chicos ya no hacen síntomas como antiguamente, como lo hacen entonces en nuestros días o como son y se presentan estos síntomas partir de las "nuevas familias" ?Si no lo hacen como tratar de suplir a ese déficit de familiarización indispensable.

Tal vez , el psicoanálisis en su función política, no pueda suplir, pero si puede, recordar a las instituciones total(es)mente promotoras de la protección y del Otro del deseo anónimo, que hay cuestiones del goce que no podrán reabsorber totalmente por medio de los mecanismos formales de asistencia y que, con esa insistencia o ese ideal , solo más mal fabricará. Que lo universal, lo homogéneo y lo general idealizante, tienden a evitar la particularidad subjetiva y niegan el asumir la falta o falla de la propia cultura. Estrechar las distancia del ideal del yo y el objeto hacen surgir los mecanismos segregativos como intento salvaje de recuperar la diferencia. Una diferencia sustentada en segregación de lo que no corresponde al ideal.

Estas son cuestiones para el psicoanalista en su interacción con ese Otro de lo social y para las instituciones sociales que se ocupan de los restos a-sociales de nuestro tiempo.

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