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Número 14 - Noviembre 2020
Real <> Realidad
Oscar Lamorgia


El Tao es como
un cubo que no tiene ángulos,
una gran vasija sin contorno,
un gran tono sin sonido,
una gran figura sin forma.
El Tao es oculto y sin nombre.
Pero es generoso dando y sosteniendo.

Tao Te Ching  (Lao Tsé)

 

1 - ¿CUÁL REALIDAD? I (lo Imaginario)
 Veamos esta imagen que se conoce como “Esquema R” y que tiene que ver tiene que ver con la realidad.  La idea es someter a una imagen plana y temprana en la obra de Lacan, a un ejercicio topológico no muy ambicioso, pero que tal vez ponga a producir los elementos que lo componen, de un modo un tanto más fértil.

Es un esquema, decía, bastante temprano que presenta Lacan como también ocurre con el esquema I, y se corresponde con los primeros años de la enseñanza y que no ha sido modificado sensiblemente a posteriori. Esto sí ha ocurrido cuando se quiere demostrar qué es lo que opera en la psicosis por ejemplo. En nuestro caso nos sirve para ver qué ocurre en la estructura(ción) subjetiva y cuál es la función del objeto “a“ que -a simple vista- en este esquema no aparece en ningún lado, al menos de forma explícita.
Las minúsculas (a - a’) no representan al objeto a. Se trata en este caso, del yo y del semejante.
Acude a mi memoria una anécdota para ilustrar el objeto a, que tiene que ver con Yukio Mishima, escritor extraordinario y recomendable que en el año 1971 se suicidó practicándose “seppuku” (en occidente lo llaman Hara Kiri) luego de un frustrado golpe de estado en Japón organizado por él.

Mishima, es el título de una película biográfica sobre él.


Confesiones de una máscara es la novela que recomiendo para iniciarse en la lectura de Mishima. Es autobiográfica y tiene que ver con el despertar de su condición homosexual, cuestión compleja, ya que provenía de una tradición Samurai. Traigo a este autor en relación a que el  objeto a no aparece  explícitamente en el esquema presentado, lo cual no significa que no esté operando allí. La anécdota con Mishima, quien fuera  un hombre de mucho dinero, es visitado un día por un periodista de origen inglés quien lo entrevista en su mansión de muchas habitaciones.  Una de las mismas estaba ambientada en estilo provenzal; otra en estilo Luis XV, otra en estilo Colonial Baja California y así todas diferentes. El periodista le pregunta dónde estaba “lo japonés”. Mishima le responde: “En lo que no se ve”…  Justamente en lo más sutil es donde estaba el estilo, y como sabemos, al estar de Lacan, el estilo es el objeto.  Es debido a ello que, al menos en la escritura, el estilo no se corrige.  Se corrige, gramática, sintaxis, ortografía, pero no el estilo.

Esto me trae otro recuerdo y tiene que ver conmigo y las artes marciales. Mi primer maestro en artes marciales desde 1971 a 1987 era okinawense, quien tenía detrás de su negocio de tintorería salón de práctica denominado Doyo (Dōjō ). En ese lugar había un altar budista

Había una pajarera similar a una pagoda de varios pisos realizada con cañas de bambú. Le pregunté qué significaba esa pajarera y me respondió: “Representa la libertad”.  Frente a lo que le pregunto que cómo es eso?  ¿Cómo una jaula podría representar la libertad?  Y me responde: “Porque esta vacía”. Una vez más, lo que no se ve, le da sentido a todo lo demás.

Este esquema es muy útil y orientativo.

Es una especie de GPS, mismo que con los elementos que hemos adquirido hasta aquí, podemos utilizar y explotarlo al máximo.
En el triángulo superior izquierdo,  en su vértice esta la fi minúscula, imagen de a, en i(a) y la letra “m” de moi.
La I mayúscula designa el triángulo de lo Imaginario.

La letra m es el moi imaginario a diferencia del  Je que es también el yo, pero más orientado a pensar en el sujeto. El Je  es la parte inconsciente del yo.
Hay una flecha desde el moi hasta la imagen del moi que es la imagen del i(a). Eso es Imagen del Yo. Por ello afirmé que ése tampoco es el objeto a. Es la imagen que el espejo le devuelve al infans.
Entre el moi, en el sentido del yo corporal, y pensando en el bebé y la imagen del Yo, existe un  desbalance, una discrepancia estructural.
Lacan hace referencia al Teorema de Stokes, un teorema de física que tiene que ver con la energía potencial que es el contraste entre los dos polos de una batería eléctrica y es el mismo contraste o desbalance lo que genera energía. También está el ejemplo de los dos baldes en desnivel unidos por una canaleta en donde el flujo del agua surge como energía potencial debido a la asimetría de la altura en la que están colocados.
Es también lo que ocurre entre el Yo corporal y la imagen del Yo.

Si imaginamos colocar  por debajo de la barra los datos propioceptivos atomizados, es decir el cúmulo de sensaciones dispersas anárquicas que vivencia corporalmente el bebé sin ningún tipo de perímetro limitante, debido a que no está unificado con respecto a sus excitaciones corporales y tampoco lo está en el sentido de recortarse del cuerpo de la madre.

Entonces a ese maremágnum de sensaciones sin un parámetro que les dé forma, es donde aparece la utilidad del espejo que va a devolver a esos datos, un yo corporal unificado. Las sensaciones ingresan en una “bolsita”, le hago un nudito y todo lo atomizado comienza a unificarse en el cuerpo del niño, ya que la imagen del cuerpo le retorna a través del prisma de la mirada de la madre. Esa sería la matriz más conocida del estadio del espejo, sabiendo que hay también otra matriz simbólica, puesto que no alcanza con la exposición del niño frente al espejo en brazos de la madre, sino que dicha matriz (¿Mátrix?) implica que la mamá señalando el espejo le diga además: “ése sos vos”, con el júbilo que de allí proviene. Ve que la mamá que lo tiene en brazos, está en el espejo, ergo, el bebé que está en brazos de ella no es otro que él. Y eso genera el efecto unificador de lo que se va a llamar el yo corporal.
Pero si hablamos del Teorema de Stokes y de la energía potencial, de ese ir y venir energético surgiendo del desbalance entre lo sentido y lo visto, uno podría decir que en éste caso no está el agua. Tampoco está la electricidad y entonces de que energía estamos hablando..?  Cómo llamamos a lo energético en psicoanálisis?

Libido es la manera más precisa de llamar la energía en psicoanálisis. Lacan, a la libido la representa con fi minúscula en este esquema.

Va a haber idas y vueltas entre el yo y su imagen, tantas veces como se necesiten que esa imagen quede debidamente calibrada, aunque, según se verá, nunca es un producto terminado.
A esa imagen de la bolsa a la que me refería, como la de residuos de consorcio pues Lacan le llama a lo que hay adentro de ella: “le corps morcelée”.  Cuerpo de la morcilla y en las morcillas hay picadillos de coágulos sanguíneos mezclado con nueces según las variantes de preparación, queda embolsado en una tripa con dos nuditos en los extremos. Ese picadillo atomizado encuentra su identidad en la forma de la morcilla que es el bebé. Suena  desagradable contarlo así pero es muy didáctico. La estructuración del sujeto es también en el campo Imaginario. Registro, que como sabemos goza incomprensiblemente, de “mala prensa”…

También hay una expresión del “cacho de carne arrojado al mundo”, o la de traer al mundo a un “ser para la muerte” que no tiene que ver con esto que estamos tratando ahora, pero que es complementario pues “cacho de carne” se refería al protosujeto o sujeto a advenir que posteriormente se talla o arma con el significante. Con el término “cacho de carne”, Lacan se saca de encima la cuestión del psiquismo fetal o de que hay aparato psíquico antes del nacimiento. En realidad considero que estas últimas son cuestiones delirantes, pero que las piensa el común de la gente. Por ejemplo, hay gente que piensa que si está el bebe en la panza y se hace sonar música de Vivaldi, va a ser para él mejor que si le pasan temas de Iron Maden o de AC/DC. Y en realidad es lo mismo pues no está formado el aparato psíquico y no guardará registro. Es por esto que Freud desestima de plano el concepto de trauma de nacimiento de Otto Rank. Freud desestima la inscripción de lo traumático desde el nacimiento, diciéndole que de nada sirve hallar la lámpara de alcohol que inició un incendio, una vez que el fuego se adueñó de cortinas y alfombras. Al revés de Rank, que sostenía, palabras más, palabras menos, que “encontrando la lámpara, se apagaba el incendio”.

Volviendo al psiquismo fetal, y al tema de la música desde el embarazo, lo que digo es que no va a tener inscripción en ningún psiquismo. Y si el parto fue traumático para la madre y se continúa con el mito de ese nacimiento y los comentarios preponderantes en la familia, a veces durante la sobremesa, donde se menciona lo doloroso del parto, lo complicado del embarazo y esos comentarios los capta y escucha el niño desde chiquito como retahíla que arma la leyenda de, lo que a la postre, será su novela familiar, lo que se inscribe efectivamente es por vía del discurso. Y no es por la experiencia musical vivida por Vivaldi o Rata Blanca. Lo traumático está en la madre cuando el obstetra le dijo que tuvo al hijo en el momento en que se lo está quitando. Le dice que tuvo al hijo cuando ya no lo va a tener más.  Es un primer desprendimiento que equivale a una primera castración. Luego en la vida se continúa con una sumatoria de pérdidas, cuando el niño pierde el pecho, luego las heces, luego la angustia de castración, etc. Hay toda una sumatoria de pérdidas donde se le añade esta que preexiste al sujeto a advenir y que conecta con el acto de nacimiento. Y allí aparece algo parecido al objeto a que es la placenta. Como ejemplo lo más parecido a la ilustración del objeto a es la placenta que al no ser totalmente de la madre, tampoco del niño y al mismo tiempo es de los dos es algo que condenado a perderse.

Entonces si hay algo traumático a inscribirse, es por la experiencia posnatal, que vehiculizada por el Otro materno, promueve una inscripción más o menos sórdida.
También está lo que se llama identificación positiva y negativa. El hacer por ejemplo un ambiente de una música elegida por la familia, puede darse linealmente o contrariamente por el rechazo de esa música. Hablando del discurso familiar.  El gusto por la música en muchas familias se siembra durante la formación del niño a lo largo de la vida. Y el efecto puede ser positivo o negativo. Y en eso interviene el lenguaje.

Continuando con el esquema anterior vemos que en la franja que está en el medio dice REALIDAD…

Y nos encontramos arriba con la a minúscula y abajo con a'. Pueden ser colocadas al revés. No tiene importancia pues en definitiva  es Yo y el semejante. Ya no es el moi y la imagen del moi.
En a - a’, hablamos de quien habla, y de quienes son sus semejantes. Ahí seguimos en el plano imaginario puesto que la diferencia entre el Yo y el semejante requiere de un par ordenado teórico clínico y a través de la cual me separo de los otros y construyo mi singularidad. La agresividad en psicoanálisis es el correlato del narcisismo.
Luego aparece otra flecha en donde yo puedo a la mañana levantarme y estoy espléndido. Me encuentro al salir de mi casa con el portero y me dice: “Qué le pasa? lo veo cansado…” pero sigo caminando por la calla pensando que la vida me sonríe y al llegar al consultorio, una vecina me dice:.. “te pasa algo..?”

Existe una no coincidencia entre el estado armonioso con el que salí de la cama y la mirada del otro sancionado algo diferente.
A la inversa de esto puede pasar que un día me levanto con las piernas pesadas, o que tengo una arruga más o que estoy más gordo o cosas así y al salir a la calle me dicen lo contrario, elogios o piropos. Es decir que ahí también aparece un descalibrado entre cómo yo me siento y cómo me ven mis semejantes.

Entonces poseo dos calibres, uno entre el moi y la imagen del moi- repasado en rojo- y otro en cómo me veo o siento yo y cómo me ve mi semejante.- repasado en azul.

Esas negociaciones que hablan de un balance energético, y que tiene que ver con la energía potencial del teorema de Stokes, son las negociaciones que uno tiene que hacer sin darse cuenta. Uno lo tiene que hacer todo el tiempo salvo que uno sea la actriz Brenda Gandini en la publicidad de cosméticos y si se ve ojerosa, se coloca base de maquillaje para salir bien en T.V.  Ella ahí se da cuenta de la disparidad explicitada, precisamente porque está trabajando para una publicidad sobre el tema.
Pero nosotros, que no trabajamos para ninguna publicidad, estamos haciendo ese equilibrio todo el tiempo, automatizado siendo muy raro que coincida cómo yo me siento a como yo me veo y como yo me siento respecto de cómo me ven los demás. Es muy raro que eso coincida. Y en general eso está llamado a no coincidir. En realidad esto no importa demasiado salvo que alguien esté demasiado capturado por la cuestión de la imagen como podría ser en sus momentos Graciela Alfano o Ricardo Fort, o en aquellas personas que son prácticamente  adictos al bisturí con operaciones estéticas reiteradas a los fines de lograr seguir iguales a si mismas siempre. Y esto tiene un ribete horroroso.

La película del año 1962 con Bette Davis y Joan Crawford que se llama “Qué fue de Baby Jane?” lo ilustra.

Bette Davis era una actriz niña al estilo de  Shirley Temple, quien luego cae en desgracia – al igual que esta última – y seguía vestida de niña al estilo de Alicia en al país de las maravillas, siendo una mujer de 60 años. Persona psicótica que vivía con la hermana discapacitada. La tenía en el primer piso presa en una casa derruida. Se pinta el patetismo de este esfuerzo por seguir instalada en una edad que no se corresponde con la que uno tiene.

2 – ¿CUÁL REALIDAD? II (lo Simbólico)
Llegamos al segundo triángulo que sería el de lo Simbólico.
Por eso está la  S en el medio de ese triángulo.


En el vértice superior derecho encontramos nuevamente a minúscula y está ahí porque la M mayúscula junto a ella  representa a la madre y que es el primer semejante con el que se encuentra el niño y con quien puede recortar su imagen desde la imagen del otro. La recorta de su madre o de quien funcione como tal.      

La madre tiene triple función: ser la mamá M, ser el primer semejante a' y también ser el otro primordial A.  Por ello lo que encontramos a la derecha de la M es el A mayúscula barrada. . Es el Otro primordial y este barrado en el mejor de los casos, sería bueno que sea una madre deseante, lo que implica que no necesariamente mire a su compañero, pero al menos que mire hacia otro lado que NO sea sólo el niño. Decimos orientado a cualquier otra cosa, su compañero, un hobby una vocación. El asunto es salir del agobio y de que el niño no sea su Alfa y Omega.

Vemos también que desde allí bajan dos líneas:


Desde la línea de M, baja hacia la letra P, del padre. Allí estaría bien poner "Nombre del Padre” también: NP.
La línea que termina en la letra FI mayúscula  y que proviene del A barrado. Es decir que en ése vértice inferior del triángulo simbólico, tendremos “falo simbólico".
En el vértice superior izquierdo falo imaginario, opuesto a éste último. Tengamos en cuenta que salvo un par de excepciones en el álgebra lacaniana todo lo que está escrito en minúscula es imaginario y lo que está escrito en mayúsculas es simbólico.
Las excepciones son el objeto “a” y la otra excepción es la “d” minúscula en el grafo del deseo puesto que el deseo es eminentemente simbólico. El deseo se escribe con d minúscula diferenciándolo de demanda, donde se lo hace con D mayúscula.
En realidad Demanda, estaría a mitad de camino entre imaginario y simbólico.
Ahí tenemos completados esos dos triángulos y vemos cómo la franja de la realidad que queda en el medio esta circunvalada por la imagen del Moi, el Yo y el semejante.
Falta subrayar que en ángulo inferior izquierdo, leemos las letras I(A), que es el Ideal.   Otro de los nombres que tiene el ideal es RASGO UNARIO. Rasgo en el cual el sujeto se identifica y se repite en lo diverso de sus elecciones. En la diversidad de elecciones de vida que va haciendo hay un rasgo repetitivo al cual el sujeto está identificado y que es la identificación simbólica del sujeto a un significante privilegiado.

Vamos a otro razonamiento:
Imaginemos que de éste esquema, primero desprendemos la franja o campo de la realidad:


Y el resultado es el siguiente:


Es otra imagen delimitada por el moi, la imagen del yo, el yo y el semejante.

Si hacemos otro dibujo, troquelando o eliminando esos dos triángulos  agudos o puntas que tiene el esquema anterior tendremos el siguiente resultado:


Cuando escindimos los triángulos, nos va a quedar una cinta que es un rectángulo largo.



Luego procedo a torsionar las puntas  pegando, con cualquier pegamento. Es decir procedo a unir los extremos de la misma para finalmente obtener una banda de moebius.


De esa manera y en la banda se dará la posibilidad de circulación a los 4 elementos que estaban en posición superior del cuadrado R. Moi, imagen de moi, yo y mi semejante. Circularán por la banda todo el tiempo a la manera de bolillas en un sistema perpetuo de funcionamiento dinámico.

Hagamos otro ejercicio. Volvamos  atrás con uno de los dibujos.


No habremos de troquelar ni recortar sus puntas, como hacíamos anteriormente.
En este paralelogramo que dibujamos, tenemos un lado largo, el inferior y otro más corto, el superior. Uniendo los dos extremos de la línea corta y luego los dos extremos de la línea larga. Resulta de ello una especie de vaso o cubilete, como se usa para agitar los dados en el juego de La Generala.


Es la parte del cuero cocido del cubilete, que descosido da la imagen del paralelogramo que comentamos arriba.
Para obturar el proyecto de cubilete, y finalizarlo, se debe agregar un redondel  de base.
Hecho nuestro cubilete le introducimos 4 dados.
Imaginemos que en un dado, en sus 6 caras anotamos moi. En otro dado dice i(a) en las 6 caras también. En el tercero dice en en cada cara a'. Y en el cuarto dado dice a también en las seis caras.

Los metemos en el cubilete y tiramos los dados.
En el orden en que salgan comprobaremos lo aleatorio de cada tirada leyéndolas de derecha a izquierda.


Otra tirada, por ejemplo, daría por resultado lo siguiente:


Esa aleatoriedad da cuanta del anarquismo que hay entre:

  1. Cómo Yo imagino que me  veo.
  2. Cómo Yo me siento.
  3. Cómo el otro me ve.
  4. Cómo yo veo al otro

Esas posiciones diferentes de los dados es aleatoria, es lo que pasa todos los días, sólo que uno tiende, como fruto de la identificación sucesiva, ya sea viéndose al espejo, ya sea por el retorno que nos devuelven los semejantes a la construcción de una imagen que no es como sucede en la esquizofrenia, en donde a través del signo del espejo, uno necesita estar mirándose todo el tiempo para constatar que sigue siendo el mismo.
A nosotros no nos pasa eso pero, aunque hay gente que es más apegada al espejo que otra y está más o  menos pendiente de cómo está el pelo, la vestimenta, los colores, las "patas de gallo", canas, o lo que sea.
En consecuencia, contamos con dos dinámicas, a saber:
Una consistente en tener todo el tiempo corriendo esos dados por la banda de moebius...

… o la del cubilete, que cuando salen despedidos sus dados pueden hacerlo de cualquier manera.


Esto obliga a coherentizar los dados a través de una acción motora que nos permita funcionar en el mundo con una identidad de percepción con nosotros mismos sobre nosotros, pero que siempre va a estar torpedeada por los desbalances que hoy estuvimos revisando.
Volviendo al primer dibujo:



Dónde podríamos decir que está el objeto a, allí donde explícitamente no está escrito? ¿Dónde estaría lo japonés? Como diría nuestro amigo Mishima: "en lo que no se ve".
Tengamos en cuenta que en el esquema, la franja de la realidad, no es lo real.
Otra manera de llamarle a las formaciones del objeto a, es formaciones del ello pulsional. Entonces en este esquema el objeto a, estaría arriba a  izquierda, en el lugar de la fi minúscula…

Fi minúscula, usada por Lacan para ilustrar a la libido y ése juego de fuerzas permanentemente en litigio generando ordenamientos de las imágenes y de los diferentes lugares.
Aquí, lo más parecido al objeto a, es esa energía propia del Ello pulsional que llamamos libido
Si bien esto se ve en dos planos como un dibujo chato, en realidad es algo dinámico que está en movimiento todo el tiempo. Es por ello que hicimos las ficciones en los dibujos del troquelado, realizamos el cubilete, recortamos los extremos y reconvertimos el rectángulo en una banda de moebius, pues es allí donde se ven los efectos del objeto a produciendo el combustible de la comedia entre todos estos elementos en juego que intervienen a la hora de la constitución subjetiva.


En este cuadrado, así enterito como se lo ve,  no surge de ningún lado que el objeto a tenga que ver con eso. Este grafico es de los años 50 y aún Lacan no había formalizado el objeto a. Este último y sus especies arrancará luego, con los seminarios 10 y 11 aunque ya venía prefigurado. Es por eso que en este esquema, hay que inferirlo o razonarlo y ubicarlo, porque ciertamente está. Y no es que apareció de un día para el otro debido a una epifanía de Lacan. Sino que surgió de una propedéutica que es un trabajo en progresión de diferentes conceptos que son desarrollados, otros abandonados, otros modificados, otros descartados o incorporados. Es decir propedéutica: trabajo y avance por progresiones.
Importante es pescar que el objeto a tiene que ver con la regulación de la realidad en los campos imaginario y simbólico. Y que no alcanzaría solamente con esas dos instancias como para pensar en él.

Dentro de la obra de José Bleger hay varios libros: "La entrevista psicológica”, otro es “Psicología de la conducta”, pero el más notable de este autor es “Simbiosis y ambigüedad”, libro que es un clásico y vale la pena tenerlo. Bleger fue uno de los tres discípulos más destacados de Enrique Pichón Riviėre cuando era psicoanalista. Otro de sus discípulos fue David Liberman y el otro, Fernando Ulloa. Volviendo al libro “Simbiosis y ambigüedad”, hay un artículo que le da el titulo al libro y es una compilación de artículos variopintos que presentó en diferentes lugares y hay un titulo que es “Psicoanálisis del encuadre psicoanalítico". Allí cuenta un caso clínico en donde un paciente estaba en el tema de comprarse un departamento. Por un hecho fortuito, el paciente se entera de que Bleger en ese mismo ínterín, se había comprado un departamento pues se habían acercado a la misma inmobiliaria que el paciente. Bleger no le había dicho lo de su compra, pero el paciente se entera de un modo totalmente casual. El paciente, ofuscado le pregunta a Bleger el por qué no lo había consultado ya que él también estaba en tratativas inmobiliarias. Parece una pregunta improcedente, pero la cuestión que esto permitió por asociación, que este paciente contara que en su familia nunca se tomaba una decisión sin consultarle a él , por ser el primogénito de una familia más o menos acomodada.

Entonces el paciente lleva al campo de la transferencia este reproche mal dirigido a Bleger y que tenía que ver con su historia.

Bleger cuenta esto y se pregunta, ya que el joven nunca había hablado de ese aspecto, qué hubiese ocurrido de no ser por este hecho fortuito. Y sigue diciendo Bleger, a renglón seguido: “No tengo respuesta para este interrogante”. Es contrafáctico, pero ¿Que hubiese ocurrido? En realidad no se puede saber pero es de suponer que hubiese tardado mucho en aparecer ésa cuestión, o no hubiese aparecido nunca. Cuando Bleger dice que no tenía respuesta para esto es porque él, cojeaba de uno de los registros. Precisamente por no ser lacaniano le faltaba el registro de lo Real y que la clínica esté orientada por lo Real. Bleger tiene la honestidad de hacerse la pregunta por escrito y por escrito afirmar que no tiene respuesta, pero ahí es la irrupción de lo Real y cómo ése real reordena los elementos de cara a que el trabajo tome un envión distinto y más productivo de lo que había ocurrido hasta ese momento.

Lo que se lee en la flecha derecha del esquema es



 Que  el deseo de la madre, es tachado por el significante del nombre del padre y eso como operación produce lo que se denomina “significado al sujeto”, dando lugar a la emergencia del “falo simbólico”.  El hecho que aparezca el Otro primordial tachado habla de un momento deseante. Verbigracia el significante del Nombre-del- Padre, que No forma parte de la cadena sino que  ek-siste a ella, lo que le permite CONSISTIR.  Por estar afuera y ek-sistir permite que la cadena tenga consistencia.

En la Metáfora Paterna, lo que Lacan llama Deseo de la madre, y lo pone con D mayúscula, es el goce del Otro, goce del Otro primordial al que el Significante del Nombre-del-Padre pone límite, dando lugar a la emergencia del falo simbólico.

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