Volver a la página principal
Número 14 - Noviembre 2020
Un comentario sobre la poesía en los niños
Cecilia E. Collazo

“A la poesía su modo de más-que-decir, le es congénito.”
Jean-Luc Nancy

 

En el interés por la poesía, el psicoanálisis y las infancias, me pregunto ¿por qué acercar la poesía a los niños? ¿Es ello necesario? ¿Le hace falta para su vida? Y en ese caso, ¿qué es lo que ésta logra o produce en un niño?
Jean-Luc Nancy el filósofo francés la define en su texto: Hacer, la poesía; de esta manera, “Poesía, quiere decir, el primer hacer, o bien, el hacer en tanto que él es siempre primero, cada vez original.”

También en ese su escrito, agrega que la poesía es hacer hablar todo y a la vez conlleva el deponer todo hablar en las cosas; y agrega en relación a su tarea: “El hacer de la poesía, se sostiene agazapado como un animal, tensado como un resorte y ya así, en acto.”

Podemos decir entonces, que la poesía dice sin decir, es que ella es el botón de Enter para abrir y tocar el goce de un sujeto; que se inicia en los cantos y voces maternos o familiares, más allá de la semántica y de los sentidos, dando lugar a la exploración de la lengua. Su uso incomoda, hace tajo en el lenguaje, se aparta de lo literario, se diferencia de los límites de la palabra y crea un espacio de singularidad.

Al decir que incomoda, nos orientarnos por las palabras de Lacan en relación a definirla en sí misma por conllevar un sentido metonímico y uno metafórico; y agrega que mientras el primero aburre, duerme al sujeto el segundo, lo despierta, y sorprende.
Siempre la metáfora como elemento prínceps de la poesía, la que trabaja allí haciendo alusión y no en forma directa en el uso del lenguaje. Esto crea un borde sobre lo que está aludido y no dicho de manera directa. Hay un espacio entre lo dicho y el objeto a decir.

En esa brecha encontramos lo imposible de ser dicho.

Otro filósofo, Giorgio Agamben italiano esta vez; nos habla de la infancia recordándonos que ella es el origen del lenguaje, y el lenguaje tiene su propio origen en la infancia; dándonos la pista a seguir en la articulación entre el ser y el lenguaje.
Partiendo de la base de que, la palabra es un puente para el ingreso del sujeto a la cultura, al mundo de los otros pares e impares, al universo de los sujetos de derecho de un discurso, y sirve para asirla y tomar posición en ella para ser quienes somos, recordamos a Freud que nos hablaba del laleo del niño pequeño, y el interés de éste al escuchar sus propios sonidos sin sentido, onomatopeyas, ciertas sílabas que son producidas por él y atraen su atención auditiva en forma placentera, tanto como si se tratara de una cuestión erógena o pulsional.

Luego Lacan, no habló del canturrear de los chinos, y de su resonar.
El resonar de la lengua anterior al uso del lenguaje, éste como medio de la comunicación social; y aquella como el estado más puro en el acercamiento a un sujeto en la vibración más íntima de su ser.
Esa vibración es producida por la música de la poesía, por su rítmica, por el encantamiento de los sonidos que aparecen entre las palabras y la combinatoria de las notas entre las sílabas.
Ese resonador poético conmueve el ser del niño la prueba la encontramos en este ejemplo, no es lo mismo contarles cómo es la lluvia, que producirla a través de lo sonoro.

Decirles: “Anoche llovió mucho y entró el agua por la ventana”; que expresarles esto: “Plaf, plum, ploc, gluc, blup; dijo al caer la gota de lluvia”
Por ejemplo, contarles en una historia cómo es el Benteveo, o en su diferencia, utilizar un resonador poético como el de este pequeño poema de Ruth Kaufman, que lleva música de la naturaleza en el aire, volando desde el cuerpo del benteveo hasta el del niño.

¿Por qué no se quita el antifaz
el benteveo,
miedo quizás
que le digan bichofeo?

O este otro juego sin sentido pero con gran valor sonoro y rítmico en la resonancia de sus sílabas, como lo es esta Jitanjáfora de autor desconocido.

Tun tun pisca tunga ta
pizca tunga laribé pizca tunga tinga,
a ve vere vere ve pizca tunga laribé
pizca tunga tinga.

La sutileza de lo sonoro anterior al lenguaje hace vibrar el cuerpo, una vibración necesaria para mover lo esencial que la palabra no lograría hacer. Esa vibración conmueve el alma a lo que Lacan llamaría el goce, en este caso un goce estético, lo que en el sujeto está vivo, y lo vivo que hay en él.

Este psicoanalista, hace referencia a esto en su frase “Las pulsiones son el eco del que hay un decir”, que encontramos en el Seminario 23 que versa sobre Joyce y su invención con la escritura. Allí ubicamos que el sentido de la poesía, obtura y no permite encontrar un enigma a develar que ella posee. Aquella, en tanto lectura metonímica, duerme. En cambio, cuando ubicamos lo que destapona, lo metafórico, lo enigmático que encierra, lo que va más allá del decir, hacemos alusión a un agujero que ella bordea con significantes otros.

Esto mismo hace el psicoanálisis que como la poesía articula su tarea en un mismo lugar, podríamos definirlo entonces con palabras lacanianas como el eco de un decir.
La palabra de la poesía, permite el juego, para alcanzar la música que lleva y suena, la que transmite valores,  y construye lazos, e identidad entre las personas y va al lugar más íntimo de cada quien. Claro que hay que saberla escuchar, darse tiempo, encontrar el momento correcto para asirla, y disfrutarla. Tal vez sea un momento de espera, para llegar luego a atesorarla.

Ella arremete su música a conmover el mundo del pequeño niño, que nos muestra en su canturreo, en su lalear, la propia necesidad de música para los oídos. Ciertas veces él mismo produce un sonido gututal, por ejemplo ruidos con su boca, y se calma con la poética de las canciones al escucharlas.

Sonido y contemplación. Sonido y conmoción del cuerpo en derredor de su vacío, donde no llega la palabra, y lo sonoro toca, entra, sacude, en un movimiento esencial las profundidades del parletre, la hondura del ser hablante. 
La poesía es decir sin decir, es música, es juego, pensamiento, historia, memoria, identidad, lleva en sí sentimientos, puede estar hecha de puro terciopelo suave, o lastimar con la palabra, con su sonido, aunque nada se entienda de su semántica. Rodea la pulsión invocante y convoca a la mirada; es escópica por donde se la mire, dado que ni bien se la escucha apunta a la imagen y sus avatares, a los colores, sabores, olores encarnados en personajes que la palabra o su soporte sonoro nos trae.
Al moverse por ella la pulsión, ésta convoca a la invención del niño, a la producción de sonidos nuevos, a sacudir con su creación la lengua, las sílabas, las palabras, el lenguaje, el cuerpo.

Compartir poesía con el niño es hacer del espacio uno, donde se ubica lo vivo, y se dialectiza en sus tonos, colores de los sonidos que acercan lo profundo y lo débil, rítmo entre lo alegre y lo triste, el enojo y lo festivo, entre otras posibilidades. Es fomentar imaginación y mantener a raya la muerte del deseo del sujeto.

La poeta María Cristina Ramos dice que “La poesía es lucidez para mirar el mundo de una manera singular.” Agrega, “Y es respaldo para la conformación de la subjetividad.”
El poeta y ensayista chino, Francois Cheng en su libro Vacío y plenitud nos dice que el vacío es central en el hombre formando parte del universo, que al ser tocado se produce un estallido que conlleva a un movimiento centrífugo que convoca al hombre que lo contempla suscitando en él un flujo invisible que lo arrastra a un movimiento vivificante de transformación.

Lacan lector y seguidor de Cheng, quien lo acerca a la poesía china; recorta en su enseñanza para transmitirnos conceptos nodales sobre el tema.
En aquellos, nos dice que los artistas, los poetas, nos llevan la delantera a los analistas; y con esto nos quiere decir que ellos saben hacer, saben hacer con su vacío, no para llenarlo, al modo occidental; sino para sostenerlo y producir en éste, un saber que les permita hacer más tolerable la vida.

Aquí podemos agregar el concepto de Émile Littré quien nos dice que la poesía, el poema o el verso, son un sentido abolido como intención, en tanto querer-decir y que no retorna por su voluntad, sino por su fraseo o por su música.

Nos preguntamos, si no coindicen poesía y psicoanálisis en este mismo punto…
No es acaso la poesía la primera palabra que cubre ese vacío imperante, como primera producción que nos alerta nos avisora de un horizonte de vestido de lenguaje donde hay perforación. Es decir que el poeta, trabaja allí en ese borde en el límite de lo que no puede decirse con la palabra y a pesar de ello, insiste, de un modo o de otro para decir de todas formas sobre eso.

Y no es el psicoanálisis el que trabaja con esa misma tierra, en ese litoral que nos muestra el paciente donde se empantana, propiciando nosotros los analistas con los subrayados sobre sus textos, su propia producción sobre ese vacío primordial que lo constituye.

Quienes hemos sido tocados por la poesía en la infancia, a través de nuestros padres, maestros, u otros seres fundantes ; podemos dar cuenta de ese toque de conmoción de lo vivo que hay en uno, de ese resón, éste neologismo lacaniano que nos lleva de la mano para indicarnos que es la poesía uno de los modos de resonancia en el cuerpo, la que toca la pulsión, sus bordes erógenos, y el centro de lo vivo en cada ser.

Entonces, y casi a modo de respuesta; me pregunto: ¿y no es en ese juego de acercar la poesía a los niños que se los convoca a estar más vivos?


Bibliografía:

Agamben, G-Infancia e historia. AH- Adriana Higaldo Editora- 1997.

Cheng, F.- Vacío y plenitud. Ediciones Siruela. Séptima edición. España 2016.

Freud, S. “Más allá del principio de placer”. (1920). En O.C. T.XVIII.Ed. Amorrortu.

Kaufman, R - Los Rimaqué. Editorial Sudamérica. Bs.As. 2010.

Lacan, J- Hacia un significante nuevo. París 1977.
en Colofón 25. Boletín de la Federación Internacional de Bibliotecas del Campo Freudiano. Bs.As 2005.
            -Seminario 23. El Sinthome. 1975-1976-Editorial Paidós. Bs.As. 2006.

Nancy, J-L- Hacer, la poesía. Resistencia de la poesía, Burdeos. Williams Blake & Co. (1997)

Ramos, M.C- Crecer en poesía- Revista del Plan Nacional de Lectura- Ministerio de Educación de la Nación. República Argentina Bs.As. 2015.

 

Volver al sumario de Fort-Da 13

Volver a la página principal PsicoMundo - La red psi en internet