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Número 12 - Diciembre 2017
Traje mi libro de sueños
Viviana Cuevas

un golpe del pie mil hilos mueve,
Mientras vienen y van las lanzaderas
Y mil hilos discurren invisibles
Y a un solo golpe se entrelazan miles.
Fausto. Goethe

Esta frase ha sido citada por Freud para presentarnos el tramado del inconsciente y abre a pensar  cómo el significante viene a unirse bajo la   escritura  de los mil enlaces que en cada encuentro, con el niño y su familia, ira tomando forma, ira desplegándose dando cuenta del modo en que el efecto del lenguaje esta incesantemente mezclado con algo que constituye  el telón de fondo  de la experiencia analítica- el sujeto solo es sujeto por su sujeción al campo del Otro, el sujeto proviene de su sujeción  en ese campo del Otro.

Tenemos allí un punto de partida, algo nos interroga que no sería posible resolver de inicio. Se requiere de una navegación, venturosa o desventurada como nos señala Blanchot (1) y  nos permite pensar cómo los significantes organizan  de un modo inaugural las relaciones humanas, como prefiguran esas relaciones.

A Lacan le interesa esta navegación dado que va a situar al significante como previo a la estructuración del sujeto y que la lingüística, cuyo modelo es el juego combinatorio- un juego matemático- opera espontáneamente.

Tomar la trama del texto que un analizante trae requiere puntuar diferencias en ese tejido. Partiremos de  algunos párrafos del seminario 17 para pensar los elementos que constituyen un discurso y luego a partir de un relato clínico, trataremos de abordar ciertas experiencias que son relativas a lo siniestro, donde el Otro se hace figura.

Leemos en el seminario que aquello que define un discurso son ciertas relaciones fundamentales que están más allá de enunciaciones efectivas, no es azar que inmediatamente después de decirnos esto, presente la noción de significante.

Son variadas las formas de las que Lacan se vale para demostrar la dependencia en la que está el niño con relación al Otro. Los aforismos (2) son una de las formas que le permiten señalar esa determinación del sujeto por el significante.

Cuando leemos el inconsciente es el discurso del Otro, lo es porque en el Otro están los significantes que determinan al sujeto (o cuando decimos el deseo es el deseo del Otro y es más, el sujeto no puede dejar de preguntarse qué es aquello que el Otro quiere de él, que es lo que al Otro lo hace gozar).  Ciertos dichos  del Otro marcan de un modo particular impactando sobre el cuerpo del niño.

Podemos decir que mientras escuchamos el discurso de  los padres vamos a ir bordeando esos significantes que se repiten en una existencia y  tejen un nudo de significantes (significaciones) que otorgan sentido al síntoma. Nudos significantes  por los que el sujeto queda representado. ¿Qué forma toman esos nudos? Eso es lo imposible de resolver desde un inicio y para lo cual será necesario navegar para ver hasta donde se llega.

Por ello que encontrar significantes que representan al sujeto y lo han atrapado en un cierto síntoma se hace imprescindible. Solo el trabajo sobre el relato de los padres, del niño, puede abrir esas significaciones desanudando aquello en lo que han quedado enredados, entrampados, congelados. Podemos decir siguiendo a Freud, trabajar sobre ese pasaje de cómo ese niño pasó de ser el juguete erótico a poder desplegar su propio juego.

Siguiendo con el seminario, leemos que el goce podría no tener límites y conducir a la muerte. Pero ese saber  es lo que hace que la vida se detenga en un cierto punto ante el goce. ¿Y qué seria aquello que hace que se detenga ese goce? Eso ante lo cual el goce se detiene es la palabra. En la medida que se habla se pierde una porción de goce. A partir de lo dicho no sería posible pensar el sujeto sin relación al lazo social.

Algunos relatos de la infancia  dan cuenta  que el goce del Otro tiene tal incidencia marcan de tal modo, que el niño queda tomado por este goce excesivo  y va al lugar de objeto posible de goce. En ocasiones, la incidencia de estos relatos es tal que da lugar a la aparición de las figuraciones del Otro.

Freud nos lo deja señalado muy claramente: Lo siniestro se da frecuentemente y fácilmente cuando se desvanecen los límites entre  fantasía y realidad; cuando lo que habíamos tenido por fantástico aparece en lo real. Figuraciones que revelan la dimensión del goce, gesta que refleja la relación entre padre, madre y el personaje, gesta que llena esa infancia relatada de significantes que organizan de una manera inaugural las relaciones humanas.

Situar lo siniestro es una vía privilegiada para dar cuenta de esta dimensión inherente al goce del Otro. Este goce es un goce que vamos a ubicar más allá del principio del placer y las figuraciones del Otro es una vía  en la cual se puede ubicar esto inherente a lo que consideramos en términos de una experiencia de goce del Otro, en el sentido de esta presencia fantasmática.

Vamos a decir que las figuraciones del Otro  están en relación con lo que se nombra como las distintas dimensiones del Otro y esta distintas dimensiones del Otro tiene una dominancia en términos musicales. Entendiendo lo dominante en música como aquella  nota de la escala que da un tono que domina el acorde, es lo que da el tono (3).  Efectivamente  aquí el tono dominante está dado por lo que vamos a  considerar a nivel del goce del Otro.

¿Cómo  se prefiguran esas relaciones?
¿Cómo detectar lo real? ¿Por qué cruces se reiteran?
Los cruces se repiten de tal forma y ¿Cómo escapar de ahí? ¿Cómo salir airoso? Y ese salir airoso quiere decir salirse de algo, salirse con la suya, a la postre y sabrá que el Otro real, al igual que él, tiene que salir airoso también, tiene que arreglárselas…también en el Otro está implícita la dificultad respecto de las vías del deseo.

El niño queda, entonces tempranamente, en la línea de danza de ese discurso, danza de esos decires que recibe del Otro. Para ubicar  esa relación del sujeto con el Otro real nos detenemos en la poesía de  Luis Cernuda que forma parte de  La realidad y el deseo, se llama ANIMULA; VAGULA; BLANDULA (4)  que quiere decir algo así como pequeña alma o soplo errante y suave (no es la traducción exacta pero como Cernuda  conserva el latín podemos decirlo de esta manera).

En el jardín solo está el niño
Tendido boca arriba sobre el césped
Mirando al cielo de la tarde
De apenas 5 años,
Propenso a irracionales rabias,
A obscenos juegos a su edad lastimosos,
Flacucho, cara triste,
Por broma afectuosa
Le llamas Entelequia.

Al verte pregunta:
¿Quién puso el cielo
Y hasta dónde llega?
E insiste, su pregunta trata de aclararla,
Glosando infantilmente
Sobre ella, poseído por ella.

Su pobre almita convocada a la vida
Para unirse a esta carne enigmática,
Te da sin razón, pena.
Y otra cuestión recuerdas gemela  de la suya
Que a su edad, te asaltaba:
La de la eternidad, la del tiempo sin termino
En ti infundiendo terror cósmico,
Con su imaginación fija la palabra repetida:
Siempre, siempre, siempre, siempre.

A esa burbuja que su vida  es hoy
¿Quién la punzo, arrancando preguntas
Desmesuradas?  ¿Puedes  tu respondérselas
Hablando del espacio ilimitado,
Del principio del mundo, si es que principio tuvo?
Luis Cernuda

La poesía refleja que no hay respuesta respecto de lo que el Otro quiere. Cuando está en juego la enunciación (parte superior del grafo) al no haber respuestas, el sujeto se encuentra con el Otro real (5). Como no hay respuestas  es el sujeto el que se las da; es el niño el que construye algunas respuestas y para esa construcción, el niño debe poner algo de él: síntoma, angustia, sueños, dibujos, juegos o bien en los casos más graves pone el cuerpo. 

Entonces, respecto del deseo del Otro hay incertidumbre de no saber que  es uno para el Otro;  en esa dimensión se está en línea directa a la pregunta que venimos trabajándonos ¿qué quiere el Otro? y cada uno arma la respuesta  prèt a porter a ese enigma. Pero en ciertas ocasiones hace su entrada lo extraño familiar, desconocido, eso que debiendo permanecer oculto se da a ver, esa angustia que invade de tal modo que la respuesta posible a esa pregunta es el me quiere todo. No (se) sabe lo que el Otro quiere, se queda con una sola posibilidad de respuesta: esa opacidad  se hace presente  y eso temible ocupa el escenario. Si la respuesta a la pregunta es me quiere todo,  el sujeto queda entregado, queda a expensas de y quedar a expensas de  ya implica la presencia fantasmática del Otro.

Retomo: respuestas no hay,  queda del lado del sujeto dárselas, construirlas, encontrar respuestas a ese significante de la falta del Otro. Es ahí en ese punto en el cual el niño ensaya (6) respuestas posibles ante el enigma que plantea la pregunta.

Si es una experiencia en relación al goce del Otro, a la presencia fantasmática del Otro, lo es respecto de su opacidad y el niño nos dice Lacan no hace pie.

Esta experiencia de goce del Otro y con el Otro que es estructural, puede tomar distintas formas de presentación en la infancia. Vamos a tomar  una modalidad de presentación a través de la lectura de un fragmento clínico, que  nombro como Traje mi libro de sueños y despejar como se las arregla  el niño (en este caso) para dar respuesta ante el encuentro con la dimensión de goce del Otro/ Dicho de otro modo: o para dar respuesta ante la experiencia de goce del y con el Otro.

Visitantes de la noche

Traje mi libro de los sueños

 Desde el primer encuentro con Santiago (8 años) entran en escena las figuraciones en las que ha quedado atrapado.
Sus síntomas: No hacer nada en la escuela, sus hojas en blanco y no darse cuenta, dice: llego a casa y mama me dice que hiciste hoy…veo todo blanco.
Relata en ese primer encuentro que  en su casa hay presencias
-¿Presencias?
Si fantasmas, espíritus me destruyeron me agarraron y me tiraron de la cama. Pero no había nadie ni siquiera estaba la ventana abierta…Salí a buscar quien era y encontré a un niño con una fuerza! Después se me cayó toda la pistola y se dispararon todas las balas agarre la masa y le pegue al chiquito. Agrega: Use la técnica del susto era una visión que iba a pasar y dije no puede estar pasando de nuevo!
-¿Desde cuándo tenes esas visiones?
Desde los 4 añitos también en la escuela tengo visiones.
-¿Que son las visiones?
Es cuando en un momento que no pasa nada! lo pensas y después pasa.
-Es un pensamiento que tenes antes de que pase.
Si y me dan miedo, es como si tuviera una clase de enfermedad  yo digo que es eso! Una clase de enfermedad me dan mucho miedo y ahí digo no puede estar pasando de nuevo! Todo pasa de nuevo en el medio, al principio y al final. A nadie le cuento esto ni a mi mama. También puede ser que sea una broma…pero parece tan real!
Mientras habla juega con un laberinto y agrega: ¿Cómo se ordena esto?

Señalo que acá si puede decir todo aquello que tenga ganas de  decir.

En otro encuentro dice: que ve un niño fuerte muy fuerte más que todos! Si se me acerca me puede dar vuelta y tirar. No sabes la fuerza que tiene! es más fuerte que yo.

En otra sesión, otro relato es sobre este niño fuerte, de esos zombis que pueden ver todo, romper todo, y darlo vuelta a él.
Sigue tratando de armar el laberinto, pretende que todas las canicas pasen por todos los huecos. ¿Me ayudas?

En otro momento señala que ha pensado que podría hacer una historieta del miedo y ponerla a la venta. Sesión en la que empieza a dibujar: niños, balas, espadas, zombis.
-¿Es así como ves las presencias?
SI! ¿Cómo adivinaste? Y también como manos que salen del suelo.
Las sesiones se llenan de dibujos, sellos, temperas, masa  acompañados de relatos.
-Mi mama no quiere que haga estos dibujos, dice que son tontos pero no es totalmente tonto no? Pero tengo ideas negras! Pienso en cabezas con dientes que se ríen.También dibujasus ideas negras que siempre van amontonadas
- Son esos pensamientos los que no te dejan tranquilo ni en casa ni en la escuela.
-SI!! Yo digo que es así que eso es lo me pasa.  
Soy el primer niño con visiones?
-No conocí otros niños a los que les pasaba esto.
AH! Bueno sabes me molestan mucho…no voy a tener una enfermedad que me olvidaba de todo?
-Olvidarse no es algo malo, es necesario.
Dibuja un niño morado, lo dibuja con su cerebro también morado: yo también me pongo morado cuando hago fuerza o cuando no respiro. AH! No te conté que tengo un primo que  es chico y yo le enseño cualquier cosa, le enseñe a hablar.
-Enseñar a hablar no es cualquier cosa.

A la sesión siguiente entra con una libretita en las manos, se tira en el diván y dice: Traje mi libreta de los sueños ¿cuál queres que te cuente? Bueno en realidad es un solo un  sueño que a veces cambia, mi libreta vivirá mientras viva yo que soy el soñador, ¿cuál queres que te cuente? Los tengo todos numerados. Le digo que cuente el que desea. Agrega: te voy a contar el número 8.
Es un Planeta llamado Tuu en el que vive un malvado con un cetro que inmovilizaba  a la gente venía en la oscuridad y venia y mataba al planeta.

En las sesiones se suceden este tipo de relatos extraídos de  su libreta.
Relatos sobre sus ideas negras, que aun con los ojos tapados igual se ven, se ubican por el calor de los otros ves todo negro. Toma mi sello y pregunta: ¿Esto que marca? Escribe su nombre completo.
 Contará que trajo un “no sati” Tenía que hacer todo!!  Y es difícil.
-Si hacer todo es difícil a veces.
Si desde que nací es difícil pero hace unos días que estoy haciendo. Relata que soñó:
Un niño muy fuerte se apareció en mi cuarto al lado de mi cama, me saco de la cama dando vueltas en el aire, ojos del chico eran como rayos y yo me escondí. Cuando suena una ambulancia o si yo canto una canción ese chico viene
-Viene? A dónde?
A donde estoy yo durmiendo!!! No sabes cuando mi papa se enoja! No Pablo viste…mi papa de verdad, yo tiemblo, es capaz de todo, golpea ventanas fuerte no me deja dormir y yo me escondo, me da miedo que me pegue. Peleas con él y peleas  un día me pego con un cinto…ahora  me falat… poco…ya se termina…juega mucho.
Habla pero no puede terminar las frases.
-Te escondes como en el sueño?
Si! Debajo de la cama, ¿cómo sabes? Respecto de la masa dice: Se mezclaron los colores, como hago para ponerla dentro del molde y que tome forma?
Agrega: Yo solo soy más fuerte en los sueños. Me dormí en la escuela antes de venir acá, ya me desperté.
 -Si es necesario despertarse. (Sonríe)

En una entrevista con la madre señalo los miedos de Santiago, eso que llena su cabeza, aquello que no deja pensar. Su mama por primera vez dice que la separación fue traumática y coincide con el inicio de la escolaridad del niño. El papa tiene una restricción no puede acercarse a la casa. Siempre hasta este momento había dicho que la separación había sido en buenos términos,  que vivían cerca y que el papa lo veía todos los días.

Después de esta entrevista, Santiago dice que tuvo un sueño que se olvidó de escribir.
-¿Que podes hacer?
Lo puedo escribir pero voy a necesitar una libreta nueva acá no entran más.
Arma una libreta con hojas y abrochadora que quedara en blanco.

En otra sesión trae un cuento que se llama Los monstruos ya no asustan de Javier Peña. Lo leemos juntos: están los vampiros, la momia esta Frankenstein, el viejo de la bolsa etc.  Son cuentos donde los monstruos terminan  ridiculizados, cada cuento finaliza con un chiste.

Hasta aquí el recorte clínico.
Primero es muy importante señalar que cuando algo se hace difícil de tramitar la salida es la locura o las ficciones. Las ficciones le permiten velar ese Real que el Otro pone en juego  por su barradura.

El jugar infantil necesita de otros que escuchen aunque el niño juegue solo. Nos referimos a otro que  haga de resonancia al “dale que…” que posibilita el jugar. Cuando se dice dale que la silla es el colectivo se necesita de un otro que soporte esa novedad que la silla además de ser una silla para sentarse pueda ser un colectivo (y que no venga otro a estropear el juego y diga  la silla es para sentarse). Ahí  se pone a andar un espacio donde eso que se dice puede decirse. Como recién veíamos,  puede hablar de esas visiones, eso está aceptado. Pone a jugar la palabra.

Pero hay otra dimensión del jugar que  es  aquella que se sitúa más allá del principio del placer, más allá de volver placentero lo que es displacentero.
No es que eso quede fuera del juego, pero no es aquí la cuestión que deseamos subrayar. El jugar posibilita tramitar eso que insiste atemporalmente, armando una historia, ficcionandolo cada vez en cada encuentro.

Ficcionar aquello que insiste angustiosamente, aquello que podemos reconocer como fantasmas de aniquilación, de desamparo ante el goce del Otro. Por ejemplo en un juego donde el niño grita “Cuidado viene el lobo”  donde grita y corre en una suerte de placer al límite  entre angustia y terror pero que sin embargo está jugando. Distinto que esa figuración del Otro aparezca como pesadilla o como pensamiento negro que no lo deja vivir. Ahí en ese punto, justo ahí ya no juega, es el juguete del goce del Otro.

En este caso, las ficciones /visiones dan testimonio de ese encuentro con esa experiencia de goce del Otro. Sueños, ideas, inquietantes que lo dejan morado, lo asfixian,  esta entregado a esa angustia a  eso que del Otro hace estragos. Límite para eso es la respuesta fantasmática que él tiene que re-construir, porque la respuesta que se ha dado es de un orden inquietante, lo deja sumido en la angustia, paralizado.

Estas figuraciones: zombi, monstruos pensados de todos los modos posibles dejan ver en cada relato, la dimensión  del goce: eso que no termina de morirse, de perderse y es justamente la figura podemos decir, paradigmática del goce, eso que no puede saberse y que no tiene límite. En otras palabras son seres que  nos hacen sentir su opaco peso en un singular encuentro (7).

Es en este punto que  el trabajo analítico en la infancia posibilita que esos fantasmas aniquiladores, destructivos se tramiten y se constituyan en versiones más desfiguradas. El analista se presta  para que eso se juegue, para los sueños e ideas negras se digan, se dibujen de modo tal que vayan perdiendo esa pregnancia que le ha dado un sentido inquietante  y puedan entonces,  tomar otra dimensión.

Bibliografía

Freud, S (1989) Lo ominoso Vol. XVII. Ed. Amorrortu. Bs.As
García, G  Lectura del Seminario sobre los Fundamentos del Psicoanálisis. Apuntes Escuela Freudiana Córdoba
Lacan, J  (1992) Seminario 17 El reverso del Psicoanálisis. Paidos pág. 10 a 20
                           Seminario X  La Angustia. Paidos. Clases Lo que engaña y Lo que no engaña.
Zizek, S  (2007) El acoso de las fantasías ed. Siglo XXI. México. 2007

Notas

(1) Blanchot, M. El canto  de las sirenas. El libro que vendrá. Venezuela: Monte Ávila Editores.

(2) Aforismos: sentencia breve y doctrinal que se propone como regla en alguna ciencia o arte". Para Lacan, "lo único que distingue al aforismo del desarrollo doctrinal es que renuncia al orden preconcebido” Los aforismos son el resultado de la experiencia  de cada uno y necesitan de tiempo para su comprensión, dado que para ello se requiere del discurso del psicoanálisis. El Seminario, Libro X, La angustia, Editorial Paidos, p. 194

(3) Lacan lo trabaja en el seminario de La Angustia. 1962/63

(4) La frase animula, vagula, blandula está extraída del discurso de Adriano dirigido a su alma en el lecho de muerte. Memorias de Adriano  Marguerite Yourcenar (1950) Novela Historica-1 Parte en Apuntes de la Escuela Freudiana Córdoba.

(5) La relación del sujeto con ese Otro real no es con el Otro del significante.

(6) Tomo prestada esta frase de Mirtha Benítez. Psicoanalista. Miembro de Freudianas.

(7) Visitantes de la noche fue usado como título ya que  supone este encuentro singular.

 

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