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Número 10 - Noviembre 2008
Del desplazamiento al síntoma fóbico
Erik Porge

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Desde hace ochenta años, se designa, entre los psicoanalistas, con el nombre de "pequeño Hans", a un cierto Herbert Graf.

Puede decirse: el "pequeño Hans" ha crecido. He aquí la prueba:


(Herbert Graf en el momento de un ensayo general en Hellbrunn,
en 1972, un año antes de su muerte.)

Freud y Lacan, cada uno a su manera, asignan a la fobia un lugar particular. El término histeria de angustia retenido por Freud indica un acercamiento entre la histeria y la fobia aunque manteniendo una diferencia en cuanto a la formación del síntoma.

La complejidad de la fobia en la estructura es de alguna manera intensificada por Lacan. O bien el deseo fóbico está especificado en la neurosis por ser un deseo precavido (en relación al deseo insatisfecho de la histeria y al deseo imposible del obsesivo), o bien la fobia aparece como la forma más radi-cal de la neurosis; en este nivel la fobia se opondría a la perversión 1. Esta oposición misma desaparece en otro contexto donde, escribe Lacan, "la fobia no es una entidad c línica sino una plataforma giratoria. Vira hacia la histeria o la obsesión y permite la unión con la perversión"2. Lacan habla incluso "de abrir el campo que de la perversión conduce a la fobia, viendo en él el intermediario que va a permitirnos situar al neurótico" 3.

En una discusión sobre la fobia será necesario cuidarse entonces de confundir rápidamente estructura fóbica y estructura de la fobia. Como primera aproximación puede decirse que la fobia se aprehende como límite redoblado de la estructura: límite de la neurosis y límite entre la neurosis y la perversión. Hacemos la hipótesis de que esto puede esclarecerse por la acción de una estructura límite que se hace sentir en la clínica de la fobia.

La angustia es una señal -en el yo, dice Freud- que marca en el espacio, cada vez que se desencadena, otras tantas zonas infranqueables. El espacio del sujeto viene a organizarse en torno a estos límites que devienen delimitaciones. El horror lleva a la demarcación.

Pero para ir más lejos sobre este camino, es necesario aceptar la revisión que la fobia impone a nuestra estética kantiana, fundada sobre la evidencia geométrica y el a priori de las tres dimensiones cartesianas.

Tres notaciones introducirán nuestro propósito.

Comúnmente hay transformación de un objeto contrafóbico en objeto fóbico e inversamente. El espacio que tenemos que tratar es un espacio que puede cambiar de signo. Lo que estaba de un lado del límite puede pasar del otro lado.

"Este espacio, para funcionar, necesita ser agujereado, al menos imaginariamente. Es un espacio ahuecado y no evidente como aquel de la geometría. Ejemplo: alguien que siente angustia al visitar una exposición de pintura, angustia que llega a la cumbre en cada cambio de sala. La resuelve en cuanto se hace visible el cartel "salida". ¿Cómo salirse sin salir? De la misma persona, un fantasma, otro mundo infiltra con sus mallas invisibles nuestra realidad; otro mundo en el cual a cada instante, en no importa qué punto se puede oscilar, ser capturado: prueba de ello este caballero que quiso dar la vuelta en torno a su carroza y no vuelve jamás; o ese regimiento que atravesando una capa de niebla desaparece sin dejar huellas...

Lo que llamamos objeto fóbico es un elemento de lenguaje. Un sujeto en su infancia fue presa de pánico al ver una langosta (sauterelle - sauter-elle): su mamá acababa de abrirle el lecho para consolarlo de la pérdida de un perro.

Estas breves notaciones nos envían de nuevo a la afirmación de Lacan: "Para volver al espacio, parece formar parte del inconsciente estructurado como un lenguaje"5. Cita que un trabajo sobre la fobia debe poder esclarecer.

El caso de Hans.

Es la fobia de Herbert Graf la que devino el caso ejemplar de Hans. Herbert Graf, hijo del musicólogo Max Graf adquirió una gran notoriedad como realizador de óperas. Hemos reproducido una foto de aquel que se llamaría "uno de los directores de ópera más envidiados del mundo" foto tomada un año antes de su muerte, en Hellbrunn. Hellbrunn (de hell Brunnen: fuente límpida) nos recuerda seguramente Schönbrunn (de shöner Brunnen: bella fuente), ese lugar don-de Hans vuelve un d ía con su madre y una fobia al caballo. Es por otro lado cuestión de caballo y de fuente en un pasaje de la observación de Freud, donde Hans habla de caballos castigados y del engaño de la palabra6. A lo que se agrega que Hellbrunn es un Castillo en las proximidades de Salzburgo como Schönbrunn en relación a Viena, con un gran parque y un jardín zoológico. Es allí que en 1971 Herbert Graf decide abrir un segundo centro en el festival de Salzburgo, que sería un "encuentro mundial de la juventud" con conciertos, ópe-ras teatro, danza. Dos años después Herbert Graf muere, su proyecto le sobrevive.

¿Quién no sería sensible a este encuentro entre Herbert Graf y el pequeño Hans, encuentro fallido, por cierto, en-cuentro que la muerte sella a la hora del significante?

¿Qué es lo que quedará en Schönbrunn que Herbert Graf fue a buscar a Hellbrunn? ¿ No es la misma cosa que se perdió o que quedó abandonada dentro de este pasaje de Herbert Graf? ¿Una parte del goce no simbolizada? ¿Una operación inacabada?

La cura de Hans.

Intentaremos primero situar algunos jalones dentro de la cura de Hans tal como Freud nos lo restituye y con el aporte de comentarios de Lacan tomados de su seminario de 1957, la relation d'objet.

El síntoma fóbico cae sobre Hans en el momento en que las reglas del juego son perturbadas y donde debe asumir la integración simbólica de su sexo.

Las reglas del juego son perturbadas porque en ese mo-mento Hans se situaba en una relación imaginaria, dual, con su madre, dentro de un juego intersubjetivo de velamiento/develamiento del falo de ésta. Dos acontecimientos reales vienen a cambiar las reglas del juego: los primeros goces fálicos que agitan a Hans; el nacimiento de una pequeña hermanita, Anna. No se trata para Hans solamente del interrogante de tener un pene pequeño o grande, sino de aquel del pene de los pequeños o de los grandes, asociado a la pregunta fundamental "de dónde vienen los niños'' que implica el interrogante sobre el significante padre. Una situación nueva surge para "Hans que llama a un tercer personaje, el padre.

Confrontado a esta revisión de su sistema simbólico, Hans se encuentra desarmado. Por un lado su madre hace juicios despectivos sobre su sexo: no es más que una porquería. Por otro, la madre no renuncia a conservar a Hans como su pequeño apéndice que lleva a todas partes: al baño, al lecho…y esto a pesar de las intervenciones del padre que quedan sin efecto. El padre, muy gentil, muy prendido al matriarcado con sus visitas dominicales a su propia madre, no puede servir de soporte a una transformación del sistema simbólico de Hans. Lo que Hans demanda a su padres es que se enoje.

Es para paliar esta carencia del padre real que el síntoma fóbico sobreviene para sostener al niño respecto a la angustia de devoración materna.

El síntoma, en tanto se sustituye en lo real a la instancia paterna carente en lo real, juega un rol estructurante, reparador, mediador de lo imaginario a lo simbólico. El miedo que no proviene de la palabra del padre va a provenir del caballo. Los caballos de angustia balizan el mundo exterior de señales que suplen a la ab-sens del inter-dit.

Es en tanto que significante imaginarizado que el caballo es llevado a jugar este rol para Hans. El caballo es a la vez la imaginarización de un elemento simbólico (del lenguaje) y el símbolo que sirve de hilo a la trama de construcciones imaginarias de Hans. Hay una simbolización de lo imaginario dentro de las construcciones míticas -pero individuales- de Hans. Este lazo de lo imaginario a lo simbólico se hace por la mediación del síntoma donde el significante caballo ("el complejo del caballo" 10, dice Freud) representa el elemento sustituible, permutable, separable.

Figura heráldica salida de los mitos, del folklore, de los libros de ilustraciones, el caballo tiene para Hans su lugar dentro de un bestiario con el león, la jirafa, la cigüeña.

Signo para todo uso, el caballo no tiene significación unívoca, representa a veces a la madre, al padre de Hans, a Hans mismo, a su pene. Es un elemento variable en sus presentaciones que se desplaza con o sin coche a cuesta; es un ambirreceptor que liga, coordina. Más adelante veremos el valor que es necesario dar a los recorridos del caballo.

Es en razón de este rol estructurante, de lazo entre lo imaginario, lo simbólico y lo real que puede ser legítimo aprescoup por haber ayudado a ahogar la fobia; Freud lo realiza después de la única intervención directa que tuvo con Hans enunciándole su propio mito, el mito de Edipo: "no cabía esperar que mi comunicación lo liberara de su angustia de un golpe, pero se demostró que ahora le era dada la posibilidad de presentar sus producciones inconscientes y de desarrollar (Abzuwickel: desplegar, devanar, liquidar) su fobia" 11.

Sin embargo el resultado de la cura de Hans no fue la efectuación de la castración que Lacan definió como una operación simbólica sobre un objeto imaginario y cuyo agente es real. En efecto, la cura de Hans se concluye sobre este pensamiento que enuncia a su padre: "Ha venido el instalador y con unas tenazas me ha quitado primero el trasero y después me ha dado otro, y después el hace-pipí. El ha dicho: 'Enseña el trasero´ y yo he tenido que darme vuelta, y él lo ha quitado y luego ha dicho: ´Enseña el hace-pipí´" 12. No es cuestión de que el hace-pipí de Hans sea reemplazado por otro, contrariamente a lo que interpreta el padre y que ratifica Freud: "El te ha dado un hace-pipí más grande y un trasero más grande".

Por otro lado el fantasma precedente de Hans -en que casa a su padre con su abuela, la Lainzerin, la de Lainz, como la llama- es, Freud lo destaca bien, una solución al Complejo de Edipo más feliz que la que prescribe el destino, dicho de otra manera, un compromiso.

En relación al comienzo de su fobia, donde todas las reglas estaban perturbadas, Hans habrá sabido encontrar su sitio simbólico, un nuevo trasero, un sitial propio donde él podrá jugar su propia partida, pero un sitial mullido dentro de la bañera materna. Lacan pronostica de él que será "un caballero donde sus propias parejas femeninas habrán sido engendradas a partir de niños imaginarios que él puede hacer a la madre, ellos mismos herederos de ese falo alrededor del cual todo el juego primitivo de la relación de amor con la madre se habrá jugado".13

Será tal vez un caballero pero sin un blasón fóbico. ¿Es esto lo que Herbert Graf fue a buscar a Hellbrunn: un nuevo blasón? ¿Un nuevo significante?

Una neurosis bajo el signo de los medios de transporte.14

En su artículo de 1915: La represión15, Freud distingue cuidadosamente para cada neurosis el mecanismo de represión y el mecanismo de formació n de sustituto que representa el síntoma.

En lo que concierne al síntoma fóbico, hay una sustitución del "objeto padre" por el ''objeto animal"' y esta "formación de sustituto del elemento de representación (Vorstellungstateil) se acopla por la vía del desplazamiento (Verschieblung) siguiendo las conexiones determinadas de una manera particular".

Utilizaremos los recursos de la lengua francesa para decir que este desplazamiento es homeomórfico a los desplazamientos del caballo y de Hans, donde Freud nos dice que "l a neurosis está ubicada bajo el signo de los medios de transporte (Verkehn)". Daremos a la homeomorfía la definición simplificada de Frechet,16: "Se llama homeomórfica o transformación topológica, toda transformación biunívoca y bicontinua. Si se quiere expresar de una manera intuitiva, puede decirse que una homeomorfía entre dos figuras (o dos conjuntos de puntos) es una correspondencia tal que a todo punto de una de las dos figuras corresponde un punto y sólo uno de la otra y que a dos puntos vecinos de la una corresponden dos puntos vecinos de la otra".

La observación según la cual una de las figuras sería inte-rior (el desplazamiento como hecho de lenguaje aportado por Lacan a la figura de la retórica llamada metonimia) y la otra exterior (los desplazamientos de Hans y el caballo) no es pertinente. Primeramente, nada permite calificar al lenguaje má s de interior que de exterior. Por otra parte Freud, en Inhibición, síntoma y angustia destaca bien que "en el caso de la fobia, en el fondo sólo se ha sustituido un peligro exterior por otro"17 (la castración).

En el caso de Hans, este homeomorfismo es bastante ejemplar. Se ilustra de la famosa frase: 18 wegen dem Pferd und wegen dem Pferd: "a causa del caballo" y "a causa del caballo". Freud hace notar que Hans acentúa a causa. Esta frase fue pronunciada en Gmunden por los amigos de Hans cuando uno de estos, Fritz, que hacía de caballo, cae y se lastima un pie.

Es tal vez a causa de esta frase, dice Hans, que adquirió su tontería (tontería es el nombre de su fobia, dada en común acuerdo por su padre y por Freud). Freud indica que el termino wegen ("a causa de") abrió la vía (Weg) a la extensión de su fobia de los caballos a los coches: Wägen o, agrega él, como Hans está acostumbrado a escucharlo y hablarlo: Wägen (que se pronuncia como wegen).

Hay allí homeomorfismo entre la figura wegen dem Pferd y el caballo que tira el coche (Wägen-Pferd: el tirar está reducido allí a su función mínima de letra: el trazo del guión) en la medida en que, en efecto, a dos puntos vecinos de una figura corresponden dos puntos vecinos de la otra.

He aquí lo que dice Lacan en su seminario La relation d´ objet:

"El caballo arrastra el coche de la misma manera que ese algo que arrastra tras de sí la palabra wegen. No hay pues nada de abusivo en percatarnos de que es precisamente en el momento en que Hans está apresado en algo que no es un porqué -pues más allá del punto donde las reglas del juego son respetadas no hay allí más que trastorno, la falta de ser, la falta de porqué- que Hans, en este momento, hace de alguna forma arrastrar su porqué que no responde a nada, por algo que es justamente este Ich ("je") puro y simple que es el caballo. En otros términos nos encontramos allí en el punto mismo donde surge la fobia ante el proceso típico de la metonimia, es decir, el pasaje de peso del sentido (más exactamente de la interrogación que implica el propósito), de un punto del texto al punto que sigue. Es porque el peso de este wegen está enteramente velado, transferido a lo que justamente le sigue -dem Pferd- que el término toma su valor articulatorio, y en este momento asume en él las esperanzas de solución. Toda la hiancia de la situación de Hans en este momento se cierne alrededor de una transferencia de peso que es gramatical." 19

Si la neurosis de Hans está bajo los signos de los medios de transporte es porque su solución está en el transporte del signo. El caballo es ese significante donde Hans podrá plantear sus preguntas, ¿quién lo representará frente a otros significantes?, ¿quién cristalizará las reglas de juego, arrastrando este yo (je) restableciéndolo?

¿Por quién es traído Hans ? ¿Con quién esta atado? El caballo le permite plantear y plantearse estos interrogantes. Cuando Hans tiene miedo de partir con el coche 21, de no poder saltar suficientemente rápido sobre la rampa de carga, no es porque teme no volver a encontrar a su madre, por el contrario, tiene miedo de volver siempre a su punto de partida, a ella, que no es para él un punto de apoyo muy sólido, un plano fijo como la rampa de carga a lo largo de la cual se disponen los coches. La cuestión de saber con quién está embarcado es una cuestión que para Hans se repite, por ejemplo, en su fantasma del 21 de abril: 22 "Un tren estaba en Lainz y yo he viajado con la abuela de Lainz hacia la estación de Hauptzollamt. Tú aún no habías bajado el puente y el segundo tren estaba ya en St. Veit. Cuando acabaste de bajar, el tren ya estaba ahí y hemos subido".

Los circuitos de Hans.

Podrá sorprender que demos tanta importancia a las representaciones espaciales para tratar la clínica. Pero si podemos decir con Lacan que el espacio parece formar parte del inconsciente, en el sentido en que este espacio está estructurado por las formaciones del inconsciente, que es el efecto de una combinatoria de sustitución y de desplazamiento, es porque el lugar de esta combinatoria es igualmente interrogado. Las formaciones del inconsciente crean, implican, un lugar Otro. Toda la dificultad es nombrar este lugar Otro. Freud sólo ha podido retomar la expresión de Fechner: "la otra escena" para designar el lugar de las formaciones del inconsciente. Seguidamente él inventa las tópicas la primera: inconsciente, preconsciente, consciente; y la segunda: yo, superyó, ello. No hay entonces para Freud un sólo lugar de las formaciones del inconsciente, sino varios. Estos lugares tienen sus propias leyes, su propia consistencia. Lacan prolongó esta tentativa de Freud partiendo del hecho objetivo de que estos lugares son lugares-dichos. Es así como Lacan nombra tres dit-mensiones: lo real, lo simb ólico y lo imaginar io: tres dit-mensiones que, en pos de su consistencia particular, invitarán a Lacan a una consistencia de nudo: aquella de la cadena borromea: ninguna de las consistencias se sostiene dos a dos con la otra, pero las tres se sostienen en conjunto de manera tal que si se corta alguna, las otras quedan libres. Esta nodalidad del nudo borromeo no se puede normatiz ar por nuestro espacio cartesiano, no es reducible a otra cosa, define pues por sí misma un espacio Otro.

Es desde el lugar de esta nodalidad borromea que los circuitos de Hans deben ser examinados.

Las representaciones espaciales que trazaremos no son representaciones de esta "otra escena" donde se juegan las formaciones del inconsciente, sino presentaciones de éste. La nodalidad como tal no es responsable sino presentable.

Partiremos una vez más de citas de Lacan para lo que concierne a los circuitos de Hans. He aquí todas las citas de Lacan que tratan este tema:

"En el horizonte que dibujan los circuitos del caballo, están contenidos los circuitos del ferrocarril... La tangencia, si puede decirse, del sistema circuito del caballo con el sistema circuito del fe-rrocarril (a la estación de la aduana central) está indicado de la manera más clara la primera vez que el pequeño Hans comienza a explicarse algo sobre la fobia del caballo". "Hans jugando sobre el sis-tema de comunicaciones pasa progresivamente de lo que es el circuito del caballo al circuito del ferrocarril."25

Esto era en 1957. No es sino en diciembre de 1973 (el año de la muerte de Herbert Graf) que Lacan retoma la cuestión en su seminario, les non dupes errent, o sea un año después de haber introducido la cadena borromea en el discurso psicoanalítico.

"¿Por qué la elección del caballo? El caballo es el representante de tres circuitos. La fobia de Hans es este nudo triple donde los tres aros se sostienen juntos. Es en esto que él es neurótico: corten uno y los otros dos se sostendrán."

El nudo de la fobia sería pues una cadena llamada olímpica:

Estas aseveraciones de Lacan son suficientemente lacónicas para llamar a discusión.

Discusión del nudo de la fobia de Hans según Lacan.

Comenzaremos por hacer la lista de los trayectos de Hans tal como uno puede trazarlos sobre un piano. Esquematizamos en los grá ficos I y II.

La casa de Hans está por delante del dep2ósito de la estación de la Aduana Central que es una de las más grandes estaciones de Viena, donde pasan a la vez (se trata también de tangencia) el ferrocarril (Eisenbahn) y el tren local de Viena (Stodibahn). Desde esta estación, uno puede ver todavía la casa de Hans.

a) Nombraremos en primer lugar el ir y venir del coche tirado por el caballo a todo lo largo de la rampa de descarga. Hans tiene miedo de no volver sobre la rampa de descarga antes de que el coche arranque. 26

b) En (4) hemos señalado el trayecto a pie de Hans con la muchacha o su madre, dentro de Viena hacia el Stadtpark, este trayecto está asociado al comienzo de la angustia, antes de la fobia.

c) (1) es el circuitp del Stodtbahn en parte subterráneo, que Hans toma con su madre para ir a Schönbrunn. Hans ha tomado también el tranvía a vapor (3) con su padre 27 para ir hacia la casa de la abuela paterna en Lainz. A este cruce, a este punto de cambios, se engancha el fantasma de pasar bajo la cuerda y de ser llevado con el padre por un agente de policía.

d) (2) es el circuito que hace con el padre en ferrocarril: el Verbindungsbahn (ferrocarril de enlace) que le lleva directamente a lo de la abuela, en Lainz. A este trayecto se asocia el fantasma de haber roto un vidrio con el padre y ser llevado nuevamente con é l por el agente de policía 28, lo mismo que


Plancha I. Esquema de los trayectos de Hans, reconstruído con la ayuda de las indicaciones de Freud,
según un plano de la ciudad de Viena de 1908, y habiendo ido al lugar.


Plancha II. Alrededores de la casa de Hans.

el gran fantasma donde Hans viaja con la abuela hacia Hauptzollamt (la estación de la Aduana Central) a continuación de lo cual, de manera inexplicable, se encuentra viajando con el padre. 29

e) Mencionaremos para terminar esta enumeración de trayectos los acontecimientos o fantasmas que allí se asocian, el trayecto en ferrocarril hacia Gmunden donde se encuentra la casa de campo de los padres de Hans.

En Gmunden, que el padre abandona frecuentemente en verano dejando a Hans cara a cara con su madre, se condensan todos los acontecimientos que han precedido a la fobia de Hans: dentro del desorden: la caída de Fritz y el "a causa del caballo"; el caballo que muerde, la llegada de su madre embarazada de cinco meses de Anna, los fantasmas de la cigüeña que trae a los chicos; la bañera en la casa de baños; la masturbación, los juegos con las niñas, las estadías dentro del lecho de la madre, el primer recuerdo de un entierro… No es sorprendente, desde luego, que el fantasma que se vincula a este trayecto hacia Gmunden sea un fantasma donde Hans es llevado con su padre en el tren, antes que hayan tenido tiempo de colocarse sus ropas para descen-der en la estación de Gmunden 30. Este trayecto hasta Gmun-den tiene dentro del fantasma un franco suplemento de un más allá, donde Hans es llevado con su padre. El más allá del trayecto Viena-Gmunden tiene un nombre: Hellbrunn.

Estos circuitos sobre el mapa no se superponen a los circuitos imaginarios de Hans, no obstante ellos ayudan a situarse. Intentemos mientras tanto hacer el inventario de estos circuitos imaginarios de Hans, es decir tal como son tornados en sus fantasmas.

Previamente distinguiremos dos clases de desplazamientos:

1. Aquellos que se hacen siguiendo la línea del circuito mismo.

La consistencia de estos circuitos es la que se sostiene en la homeomorfía del Wegen dem Pferd. Se trata de circuitos donde Hans está embarcado dentro de un W ägen -que se sustituye por wegen- tirado por un caballo, sea eléctrico o a vapor. O sea:

2. Por otro lado hay un desplazamiento de un circuito a otro, practicable, por el cruzamiento de estos circuitos los unos en relación a los otros. Saltando del coche sobre la rampa de carga, Hans salta de un circuito a otro.

Por el contrario no retendremos como circuito el trayecto a pie de Hans en Viena. En efecto en este trayecto Hans no es embarcado en un Wägen, está al lado:

Es un trayecto que se define más bien por inhibición al desplazamiento. Si a pesar de todo Hans puede desplazarse a pie -si se mantiene siempre de pie- es en la medida en que los circuitos, por los peligros que representan, hacen hito, límite; su trayecto a pie es limitado. Más bien se trata en este trayecto a pie de un borde de circuito. Borde sin el cual la existencia de los circuitos no se plantearía.

Dicho esto, definamos mientras tanto los circuitos imaginarios de Hans. Encontramos que los fantasmas de Hans se sirven de tres clases de circuitos.

¿Tenemos resuelto por lo tanto el enigma del nudo de la fobia de Hans según Lacan? No.

Nada nos dice que Lacan haya seguido el mismo camino que nosotros y que llegue a nombrar los mismos tres circui-tos. Por otro lado, ¿qué nos prueba que estos tres circuitos, aquellos que retuvimos, están encadenados como una cadena olímpica? Es necesario decirlo: nada. Porque que los tres cir-cuitos se sostendrían conjuntamente de dos en dos es indecible, en todo caso, para nosotros.

Para concluir esta discusión estamos tentados de adelantar otra hipótesis. A saber, que los circuitos que hacen la estructura fóbica de Hans no son tal vez tres, sino cuatro. Una tal hipótesis tiende seguramente a aproximarse a la formalización reciente del síntoma por Lacan como nudo borromeo de cuatro anillos:

"El podre es un síntoma... La existencia del síntoma es lo que está implicado por la posición misma, aquella que supone este lazo de lo imaginario, lo simbólico y lo real, enigmático".31

¿No hay lugar para agregar a los tres circuitos que hemos aislado un cuarto: aquel del significante Pferd como tal, en su particularidad y no bajo el ángulo del desplazamiento sino en la función de la suplencia del padre, función que cruza todos los otros circuitos metonímicos? Una tal hipótesis estaría más conforme al rol estructurante del síntoma fóbico.

La metáfora del s íntoma no tiende solamente a la sincronía de las metonimias, de los tres desplazamientos encadenados conjuntamente, es también el efecto de la nominación de un significante particular, a contar como tal. El circuito del significante Pferd, que uno encuentra en el cruce de todos los caminos, explicita el lazo de los otros circuitos, es una nominación de Hans. ¿Qué es la fobia sino la nominación de un miedo en el lugar de lo innombrable de la angustia? Nominación que hace lazo entre las cosas que no tienen relación.

Notas

Ver página de presentacion de la revista LittoralTraducción de Pedro Palombo para Littoral 1, mayo de 1981.

1 J. Lacan, Escritos I, ed. Siglo XXI, México, 1971, p. 336; Escritos II, ed. Siglo XXI. México, 1975, p. 304.

2 J. Lacan, D´un Autre a l´autre, seminario del 7 de mayo de 1969, inédito.

3 Idem, seminario del 30 de abril de 1969.

4 Homofonía entre langosta (sauterelle) y saltar-ella (sauter-elle) [N. del T.]

5 J. Lacan, Aún, ed. Paidós, Barcelona-Buenos Aires, 1981, p.163.

6 S. Freud, Análisis de la fobia de un niño de cinco años, en Obras completas, ed. Amorrortu, Buenos Aires, 1980, V. X, p. 66.

7 Agiter: agitar, pero en sentido figurado este verbo puede traducirse como "asustar con, excitar". [N. del T.]

8 Ab: preposición latina que se traduce en este caso como a, prefijo que expresa negación o privación; sens: sentido. Ab-sens es homofónico de absent (ausente) [N. del T.]

9 Homofonía entre prohibición (interdit) y entre-dicho (inter-dit). [N. del T.]

10 Idem, p. 44.

11 Idem, p. 37.

12 Idem, p. 81.

13 J. Lacan, La relation d´objet, seminario del 19 de junio de 1957, inédito.

14 S. Freud, op. cit, p. 70

15 S. Freud, Trabajos sobre metapsicología, en Obras completas¸ed. Amorrortu, Buenos Aires, 1979, V. XIV, pp. 99 y ss.

16 Frechet y Kan, Introduction a la topologie combinatoire, París, Vuibert, 1946, p. 10.

17 S. Freud, Inhibición, síntoma y angustia, en Obras completas, ed. Amorrortu, Buenos Aires, 1979, V. XX, p. 120.

18 S. Freud, idem, p. 51.

19 J. Lacan, La relation d´objet, seminario del 8 de mayo de 1957, inédito.

20 Atteler: atar, enganchar el caballo al carro. [N. del T.]

21 S. Freud, op. cit., p. 41.

22 Idem, p. 68.

23 Lieux-dit o lieudit: lugar de la campiña que lleva un nombre tradicional designando una particularidad de orden topográfico e histórico. Cfr. Además la nota de la p. 39 de este volumen. [N. del T.]

24 Cfr. la nota sobre dit-mension en la p. 15 de este volumen. [N. del T.]

25 J. Lacan, La relation d´objet, seminario del 8 y del 15 de mayo de 1957, inédito.

26 S. Freud, op. cit., p. 41.

27 Idem, p. 28.

28 Idem, p. 36.

29 Idem, p. 68.

30 Idem, p. 55.

31 J. Lacan, Le sinthome, seminario del 18 de noviembre de 1975, inédito.

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