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Número 10 - Noviembre 2008
Las fobias, de Freud a Lacan
Liliana Cazenave

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Las fobias en la infancia constituyen una solución estructural a los impasses en el franqueamiento del complejo de castración.

Si partimos de Freud con el "Análisis de la fobia de un niño de 5 años (caso "Juanito") (1), la fobia viene a dar solución a la carencia paterna para significar la castración.

Freud sitúa el complejo de castración en la caída de la premisa universal " todos tienen falo", que se produce con la irrupción del goce del órgano y la confrontación con la castración materna. Al descubrir la diferencia entre su "cosita" y el deseo materno, la amenaza de castración se torna posible.

El padre se presenta como carente para satisfacer a la madre, significar este deseo y separarlo del mismo para poder asumir su sexo. El síntoma viene a suplir la función paterna, es así como lo plantea Freud:"Si Juanito, que está enamorado de su madre, mostrara miedo a su padre, no tendríamos ningún derecho a atribuir una neurosis, ni una fobia. Nos hallaríamos simplemente ante una reacción afectiva muy comprensible. Lo que hace de esta reacción una neurosis es única y exclusivamente la sustitución del padre por el caballo. Este desplazamiento es lo que puede calificarse de síntoma…" (2)

Lacan en el seminario 4 (3) sigue a Freud en el caso Juanito, pero da un paso más allá al situar el complejo de castración en la disyuntiva entre ser el falo y tenerlo. El complejo de castración consiste en el pasaje de ser el falo imaginario de la madre a su simbolización lo que permite asumirlo como semblante del sexo en términos de parecer serlo y tenerlo.

Lacan inscribe la castración materna freudiana como privación en lo real en relación a la ausencia del falo como objeto simbólico , el Fi mayúscula. La castración es la asunción de una falta significante que recae sobre un objeto imaginario, el menos Fi.

En este seminario Edipo y castración están articulados. La angustia de castración es referida a la amenaza del Otro paterno, quien aporta la ley y la interdicción.

El síntoma fóbico viene a suplir la función paterna en una doble vertiente: por un lado da forma significante al goce del órgano separando al niño del lugar de falo materno; y por otro lado suple al Nombre del Padre permitiendo articular la metáfora paterna que significa el deseo materno.

En el seminario de La angustia (4) Lacan produce un viraje en el concepto de castración que ya no queda centrado en la primacía del falo simbólico y la falta significante. La angustia es una vía que conduce a lo real; no se sitúa en relación a una falta de objeto simbólico, sino en relación a la presencia de un objeto real, irreductible a la significantización fálica, que plantea un modo de agujero distinto a la falta simbólica.

Lacan nos depara la sorpresa de que la angustia de castración no se define como la ausencia del objeto fálico, sino como la presencia de un objeto que da cuerpo a un goce que habrá de cederse. En el capítulo IV plantea "…la presunta pérdida del pene ¿de qué se trata? ¿Qué vemos al comienzo de la fobia de Juanito? Se hace énfasis-lo cual no está bien centrado-en el hecho de que según dicen, la angustia estaría ligada a la interdicción por la madre de las prácticas másturbatorias vivida por el niño como presencia del deseo de la madre ejerciéndose respecto a él. Pero ¿qué nos enseña aquí la experiencia sobre la angustia en su relación con el objeto del deseo, sino que la interdicción es tentación? No se trata de pérdida del objeto, sino de la presencia de lo siguiente- los objetos, eso es algo que no falta" (el subrayado es mío). (5).

En el capítulo XIX (6) dirá: "La angustia de castración se relaciona con el…llamado de un goce que supera nuestros límites". De lo que se trata en el complejo de castración es de la función de la detumescencia que pone límite al goce "debido al hecho de que el órgano nunca es capaz de sostenerse mucho tiempo en la vía de la llamada al goce."(7) Se trata aquí del falo órgano que se refiere al goce, que hay que oponer al falo significante que se refiere al deseo.

De alguna manera lo que estaba anticipado en el seminario 4 (8) cuando plantea que lo que despierta la angustia de Juanito es la emergencia de su pene real, la emergencia en lo real de la hermanita o la mancha negra no localizable en la imagen del caballo, se formaliza con la caracterización de la angustia como emergencia del objeto (a) real en el lugar donde se inscribe la falta en la imagen.

A partir del seminario 10 (9) Lacan ya no parte del deseo de la madre sino del goce de la madre y del goce del órgano y del objeto pulsional. La castración se resitúa como una función generalizada de separación de órganos, siendo la del órgano falo un caso particular de dicha función. La angustia de castración ya no es referida a la amenaza del Otro paterno, sino al hecho biológico del organismo.

Más allá de la metáfora naturalista que luego caerá, "e l seminario de La angustia lleva a cabo la disyunción del Edipo y castración, la generalización de la castración bajo la forma de la separación y la degradación del falo significante, al mismo tiempo que comienza a subir al cenit la función del objeto (a)" ( 10) Esta nueva versión de la castración articula el goce al deseo, el que ya no se plantea solamente en términos de falta fálica, sino en relación a una causa pulsional. La separación del (a), implica una pérdida de goce y un resto a recuperar que opera como causa del deseo.

Este seminario inicia el camino de la conceptualización del síntoma, no ya como metáfora significante, sino como un síntoma goce, que cifra el goce fálico y localiza el objeto (a). El síntoma pasará a equivaler a la función del padre, no ya como metáfora sino como nudo de significante y goce que hace posible el goce para el sujeto.

Todo esto tendrá consecuencias en la dirección de la cura, en la que ya no se tratará simplemente de articular la metáfora del síntoma, sino de su escritura como vaciamiento de goce. Se apuntará a la reducción del goce fálico del síntoma y a la extracción del objeto como letra de goce para ubicarlo como causa del deseo.

Vayamos a la práctica para ubicar estas consecuencias.

La práctica

Los padres de R. consultan por los temores nocturnos de la niña, temores que no saben cómo manejar: R. tarda en conciliar el sueño, se despierta angustiada y reclama que su madre vaya a dormir con ella.

El padre manifiesta dudas con respecto a cómo intervenir, ya que advierte cierta provocación de la niña que lo saca de quicio y no quiere intervenir enojado. La madre sitúa su presencia como excesiva, sus enojos son más terribles que los de su marido. Dice:"La miro demasiado".

Sabemos que cuando la demanda es colmada ya sea en sentido positivo o negativo, no deja un lugar vacío y esto produce angustia. Hay pues, un exceso de mirada materna que el padre no logra neutralizar.

R. localiza el comienzo de sus miedos en la emergencia de la mirada. Se trata de la escena traumática de los ojos abiertos de un conejo muerto. A partir de entonces, R. ubica algo que emerge en la imagen del cuerpo, perturbando su armonía: por ejemplo tiene miedo que se le hinche el cuello y la tengan que operar, que se le metan monstruos en el cuerpo, o de tener caries y se las tengan que sacar.

Nos encontramos pues con un desencadena miento de angustia sin que se haya constituído propiamente un síntoma fóbico.

La niña despliega en sus juegos una escena de un rey y una reina a quienes un monito hostiga permanentemente, especialmente al rey. El peligro de caída del monito es constante y es castigado con picotazos que le dan miedo. La angustia revela aquí el goce que recupera.

El corte de la interpretación

El goce insiste en la repetición del juego. La niña solicita a la analista que juegue el papel del rey para que intervenga poniendo orden. Los intentos al respecto se revelan ineficaces ya que sólo producen un in crescendo de burlas y hostigamientos.

R. trae siempre de su casa una muñequita a la que hace desempeñar el papel de reina. Comienza a traer también un muñequito que designa como amigobio de la reina en una franca posición desafiante. Sigue, por otra parte, solicitando gozosa a la analista que el rey ponga orden.

La analista no consiente a este pedido y al finalizar la sesión, cuando R. se dispone a llevarse a su casa a la reina con su amigobio, hace intervenir al rey diciéndole a la reina que elija entre quedarse con él o no volver más. Se trata de una elección forzada que pone en juego la cesión del goce: o se queda con el rey y pierde el novio y el goce del desafío, o se va con el novio y no vuelve, con lo que también pierde el goce. La intervención introduce un corte en el goce por la introducción de una imposibilidad: que no haya pérdida. El efecto es el viraje al padre. En la siguiente sesión trae a la reina con una hijita que cae a los pies del rey diciendo:

-"Estaba en la panza de mamá y nací. Me llamo Adriana y mi apellido es Rey."

La reina queda olvidada.

El síntoma analítico

Es a partir de la imposibilidad de un goce que el síntoma analítico podrá constituirse localizando el objeto. Su escritura permitirá construir una versión fantasmática que cierna el objeto permitiendo que el goce condescienda al deseo.

R.. construye una serie de ficciones en torno a la mirada de Medusa:

-"Un señor se cayó en la cueva de Medusa; estaban allí todos hechos piedra. El señor se convirtió en piedra por mirarle la cara."

-"Medusa convierte en piedra a los que roban. Soñé que caía en un sótano con mi hermana. Yo le pedía a Medusa que me convirtiera a mí, no a ella. Así lo hizo aunque yo no robé nada."

"¿Medusa era buena o mala? Era una nena que Dios la convirtió en monstruo porque hizo algo malo. Sólo si la mirás te convertís."

"Ví a Medusa por la tele. No me convertí en piedra ¿Sabés cómo es? "

Analista: "No la miré tanto".

-"Yo soy curiosa, me gusta mirar aunque me dé miedo."

La mirada petrificante que emerge en el campo del Otro, se localiza como el propio goce de ver.

La fobia a los perros

R. pide que la analista la ayude a superar su miedo a los perros y gatos, cuestión que hasta entonces no había mencionado. Quiere que su padre le regale un cachorrito para su cumpleaños. Lo que le da miedo son los ojos horribles de los gatos. Los perros no le darían miedo si fuesen ciegos y sin dientes.

Se le conecta la correlación del miedo con la mirada y comienza a traer historias de terror que ve en la tele a pesar de que se lo han prohibido

El síntoma se resuelve con la interpretación de dos sueños:

- "Soñé con un bicho larguito y flaco. Yo había hecho un pijama party y el bicho se escapó de la jaula y empezó a picar a todos...El otro día fui a un pijama party y no pude pegar un ojo porque había cucarachas por todas partes."

Analista: "¿Nunca bichaste?"

-"Sí, cuando mi hermana no quiere que entre al baño, o cuando espío a dos señoras vecinas que parecen brujas."

Analista: "Te picó el bichito de la curiosidad"

A la sesión siguiente trae el siguiente sueño: Tuve un extraño sueño. Con mis ositos de peluche me iba en una nave espacial y me hacía amiga de un E.T. Era marrón, enano, cara de tortuga y ojos celestes. Él podía hacer que las flores se pudran y vuelvan a florecer."Lo dibuja y se le hace la observación de que parece un bicho.

-"Lo que más me gusta de este sueño es el E.T."

Analista:"Hay un bicho que te gusta"

El equívoco de la interpretación ha vaciado el sentido del síntoma articulando el objeto a la falta fálica, para advenir al lugar de causa del deseo.

A la siguiente sesión:" ¡Buenas noticias! El perro de mi amiga se me lanzó y después nos hicimos amigos."

Referencias Bibliográficas:

  1. Freud, S. Análisis de la fobia de un niño de cinco años (caso "Juanito"). O.C. Tomo II. Biblioteca Nueva.
  2. Freud, S. Inhibición, síntoma y angustia. O.C., Tomo III Biblioteca Nueva. Pág. 2842-3.
  3. Lacan, J. El seminario- Libro 4. Las relaciones de objeto. Paidós, Bs. As, 1994.
  4. Lacan, J. El Seminario. Libro 10. La angustia. Paidós, Bs. As.,2006.
  5. Íbid, Cap IV, Pág. 64
  6. Íbid, Pág. 284
  7. " Pág 285
  8. " 3
  9. " 4
  10. Miller, J. A. La angustia Lacaniana . Paidós, Bs. As., 2007.P ág.63

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