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Número 8 - Septiembre 2005
El embarazo en adolescentes:
una experiencia impensable
José Manuel Pedraza

El embarazo en adolescentes es una realidad que va en aumento en nuestro medio y que, dada su magnitud y repercusiones tanto psicológicas como sociales, corre el riesgo de convertirse en un problema de salud pública. Esta problemática se ha enfrentado generalmente desde la perspectiva de la educación sexual y no ha sido pensada desde un punto de vista psicoanalítico en nuestro país. Mi interés en esta realidad me llevó a contactarme con servicios de salud en la ciudad de Bogotá para proponerles explorar, a través de breves sesiones psicoterapéuticas con adolescentes tempranas embarazadas, la manera como estas jóvenes se enfrentan al embarazo y al futuro bebé y relacionarlo con algunos factores del funcionar psíquico desde la perspectiva psicoanalítica.

En este trabajo presento los resultados de este primer acercamiento exploratorio-terapéutico. A partir del material clínico de seis adolescentes embarazadas con edades entre 14 y 16 años, extraído de las sesiones, convertido en viñetas y analizado a la luz de ciertos conceptos de W. Bion y D. Meltzer, construyo algunas hipótesis sobre la manera como la experiencia del embarazo, un evento inesperado y rechazado social e individualmente, genera una situación psíquica en la cual se aplana el espacio mental y se incrementa la posibilidad de identificación adhesiva con la madre. Esta condición les impide tener una experiencia emocional propia y pensar para darle un significado al embarazo y al bebé que está por nacer. Con estas hipótesis en mente y con una mirada a las características actuales de la educación sexual, planteo, al final del trabajo, que si se espera obtener con ella alguna utilidad, tendría que considerarse un cambio en su enfoque, para que contemplara la posibilidad de crear un esquema emocional y reflexivo a través del cual las jóvenes pudieran pensar las consecuencias de un embarazo temprano, al margen de la construcción de su propia familia.

MATERIAL CLINICO

Las adolescentes embarazadas y sus objetos familiares

A través de las sesiones, las jóvenes contaron como era su vida en la casa, en la escuela y con sus amigos. Con de estas narraciones pude construir las imágenes que ellas tenían sobre sí mismas, sobre sus objetos externos y sobre las relaciones con ellos. Veamos un ejemplo:

Erika

Estudiante de séptimo grado de un colegio oficial, tiene 14 años y 6 meses de embarazo.

"Mi mamá tiene 36 años, trabaja en un restaurante con un familiar de ella. Siempre hemos vivido las dos solas, y ella me ha dado el estudio y todo. A mi papá lo conocí cuando cumplí cinco años que fue un día a ver a mi mamá, pero hoy en día no se nada de él, yo siempre he estado con mi mamá.

Mi mamá no quiere a mi novio, me habla mal de él, a veces incluso con groserías. Me dice que él no trabaja, en fin...pero yo le digo que no es su culpa pues no encuentra trabajo, él hace lo que puede, es más, me ha dicho que si entra a trabajar pronto me da para que le compre al niño algo. Yo quiero que el me ayude para los gastos, pero yo prefiero estar con mi mamá. Ella me dice que no quiere que yo le pida nada, que ella, como sea, me ayudará a que el bebé tenga todo lo que necesite, pero a veces me dice que por qué no le pido a él para mis gastos. No la entiendo...no se realmente que quiere. Si yo viviera con él también quisiera que fuera con mi mamá y así nos ayudamos entre todos y sería menos duro para todos. Es que ella se ha sacrificado mucho por mí y se que me quiere mucho, incluso, cada rato, me pregunta que si yo la quiero y yo le digo que claro, que ella podría pegarme o no se...hacerme cualquier cosa, pero que siempre iría a estar con ella. Ella es quien me ha dado todo. Es que mi mamá no soporta al papá del bebé y además insiste en una demanda que hay sobre él, porque el es mayor de edad y yo soy menor. Esa demanda la pusieron en el hospital por lo que cuando yo fui, yo era menor y él ya tenía 18 años. Pero eso no es justo, porque al fin y al cabo lo que pasó es culpa de los dos.

Mi mamá me dijo que si él no cumplía con pasarme plata como habían acordado en la Comisaría de familia, se lo llevaban a la Fiscalía y eso sería peor, porque allá creen que él me forzó a hacer las cosas...¿Será verdad que si no cumple es peor? Es que mi mamá me confunde con eso y yo me preocupo por eso... Es que él hace esfuerzos para ayudarme, pero que culpa, si no puede porque no tiene trabajo. Mi mamá cada vez que lo ve lo trata mal y no quiere que yo tenga nada con él. Claro que yo no lo quiero ya como antes, pero tampoco quiero que le hagan nada. A mi me gustaría más vivir con mi mamá y con él también pero sin dejar a mi mamá. Claro que de todas maneras yo se que en definitiva con la única persona que siempre voy a contar es con mi mamá que me ha ofrecido el apoyo y se que así lo va a hacer, y yo voy a poner de mi parte para sacar adelante al bebé".

Los padres del bebé

Con sentimientos muy ambiguos hacia los padres de sus bebés, estas jóvenes embarazadas parecen establecer una relación estrecha con sus madres, quienes en cierta forma, se convierten, en las intermediarias con los hombres causantes del "problema", en sus defensoras frente a los padres y en los seres que les ayudarán a criar a sus hijos, aunque al comienzo algunas de ellas las rechacen. Sus propios padres algunas veces aceptan el hecho y otras hay que ocultárselo para evitar su temible reacción frente al evento.

Los jóvenes que las embarazaron, alejados o con intentos de acercamiento para acompañarlas en el proceso, no tienen los recursos materiales ni psíquicos para enfrentar el hecho y se encuentran muchas veces enfrentados al conflicto de una aceptación y un rechazo oscilantes por parte de ellas y sus familias.

Veamos un caso:

"Con el papá del bebé casi no me veo, es mas, por la época que quedé embarazada ya prácticamente ni nos veíamos, porque es que él es muy patán, no solo conmigo sino con todo el mundo, es como muy pelión y eso no me gusta y a mis papás e incluso a mis hermanos eso les disgusta de él. A mí me ha querido golpear y por eso mejor ya no estoy con él". (Ludy)

"Es que yo soy de muy mal genio y cuando yo veo que mi novio hace algo que no me gusta como que me da mucha rabia y me provoca echarlo y no volverlo a ver, pero después se me pasa y vuelvo a estar bien con él". (Karol)

La vivencia del embarazo

Una de las características principales del sufrimiento que viven las jóvenes en embarazo es que éste tiene lugar en un contexto social de desaprobación. El embarazo es visto como una conducta desviada que debe rechazarse. Esta situación, difícil de enfrentar, afecta la imagen que ellas consideraban que habían construido frente a sus padres, familiares y amigos. Las jóvenes sufren al sentir que no tienen para los otros el mismo valor que antes. Se sienten miradas, se comenta sobre su estado y son criticadas por su familia, sus compañeros y aún por personas extrañas. Sienten un cierto dolor por no haber cumplido con las expectativas del medio. Están expuestas a que su intimidad sea invadida por desconocidos quienes las miran como "fenómeno raro" como "lo peor".

Estas jóvenes sienten que han desilusionado a sus padres y a sus compañeros porque no cumplieron las expectativas que tenían puestas en ellas. Expectativas que no eran propias sino exigencias de la familia y del colegio. No hay dolor por su estado, sino por no haberse adecuado a lo que se esperaba de ellas. Sienten que se han convertido en alguien no confiable y que el mundo tampoco es confiable. Su propio sufrimiento queda reducido y predomina el sufrimiento que le causaron los demás.

Para estas jóvenes la idea del embarazo es una experiencia inexplicable y difusa, difícil de aceptar. El bebé no parece existir en el momento. Son los otros los que dicen que ellas y el bebé está bien o mal. Consideran que el bebé existirá en el momento que nazca. Por el momento lo único que hay que hacer es "seguir adelante". Y se expresan con frases como:

La vivencia del bebé

El sentirse desvalorizada, haber defraudado a sus padres y tener que vivir en silencio no es solo una condición de la madre, sino también del bebé. Esa vida de silencio que parece envolverlos, por efecto del temor, se expresa en esos primeros meses del embarazo cuando el bebé no es sentido por la madre. Como si él aceptara ese silencio y al mismo tiempo se acogiera al aislamiento de la madre, por lo que no crece, no se mueve, ese es su silencio. Está como la mamá, oculto para no ser descubierto.

Que el bebé nazca pronto y desaparezca el embarazo como período desagradable parece ser un sentimiento generalizado. Tal vez cuando nazca podrán cuidarlo.

"Si mire que así era, el no me molestaba al comienzo para nada, ni me crecía, si era como si de verdad el quisiera estar también escondido, pero cuando ya se supo y mi mamá y mi papá se enteraron y por el chisme de mi amiga también en el colegio se enteraron, automáticamente me empezó a crecer la barriga y ahora que lo pienso también empezó a moverse el bebé y ahora lo siento y la barriga me ha crecido mucho". (Paula)

"La verdad yo quisiera que naciera pronto para poderlo ver y cuidar….Pero es que yo como que no lo siento y como que si no lo veo no siento que pueda cuidarlo…Yo se que uno debe de hablarle por que eso nos lo han enseñado en el curso al que vamos las embarazadas los sábados y yo a veces lo hago allá". (Ludy)

 

LA DIFÍCIL RELACION CON EL TERAPEUTA

En las adolescentes embarazadas había una resistencia marcada al proceso psicoterapéutico, ninguna por su propia cuenta había buscado apoyo durante el embarazo. No era fácil contar con su colaboración. Se rehusaban a asistir a las reuniones en las que las instituciones de salud o el colegio mismo programaban a manera de apoyo para estas jóvenes. Su interés en pasar desapercibidas las llevaba a aislarse.

Silencio frente a las interpretaciones

A lo largo de las sesiones me encontré con que cada vez que intentaba que las jóvenes pensaran sobre las dificultades del embarazo desde su propio punto de vista emocional, desde aquello que sentían o no sentían, mis palabras caían en un vacío y la respuesta era el silencio. No podía yo mismo interpretar el silencio. No sabía por qué ellas no podían pensar lo que yo les intentaba decir. Quería que lograran darle un significado a la experiencia y no lo lograba.

En medio de una sesión, Erika me decía que no sabía qué pasaba pero que aunque el médico y la ecografía decían que todo iba bien, ella no se sentía bien. Yo le señalaba que seguramente médicamente todo iba bien, pero que en sus pensamientos tal vez no fuera así, porque quizás había miedos, angustia, temores, y eso no salía en las ecografías. Ella se quedaba en silencio, sorprendida, como queriendo entender lo que yo le decía.

Ejemplos como estos están en muchos de los protocolos, pues era una constante en medio de las sesiones. Este silencio era para mí muy frustrante y lo percibía como una limitante dentro del proceso terapéutico, pero tal vez era la expresión de su incapacidad para pensar.

La necesidad de lo concreto

Cada vez que intentaba acercarlas a lo que sentían emocionalmente frente a la experiencia inesperada del embarazo, me encontraba con que ellas se ubicaban solamente en las sensaciones corporales que tenían en el momento, en las molestias orgánicas. Poco a poco me fui dando cuenta que el embarazo era solamente ese cúmulo de sensaciones que sentían en su cuerpo

En una sesión con Paula en la que ella había llegado tarde y me expresaba su desánimo para salir de su casa y venir a la sesión, me dijo que sus amigas le estaban preparando una reunión con el fin de regalarle cosas y lo animada que estaba ella con esa actividad. Le dije que tal vez ella quisiera que yo también le diera cosas mas concretas para su bebé y no simplemente "carreta" como de pronto ella sentía que eran las psicoterapias. Se sorprendió frente a la interpretación y comenzó a hablar de otro tema.

Otra salida que tenían estas jóvenes frente a mis intentos de buscarle significado al embarazo era salirse hacia el futuro. Este momento era dejado de lado para ubicarse en el deseado nacimiento del bebé. Era la búsqueda del bebé concreto de aquel niño-muñeca que podrían vestir y consentir. Aquel al cual no le tenían "ninguna ropita" para cubrir.

Cuando intentaba explorar sus sentimientos hacia el padre de los bebés me encontraba sencillamente con una actitud dubitativa sobre su amor u odio hacia ellos, sobre su aceptación o rechazo y enseguida aparecían las reacciones de rechazo de las madres que los culpabilizaban y que las dejaban a ellas aún mas confundidas y lo que yo interpretaba parecía no ser tenido en cuenta.

De la noche a la mañana, se habían convertido de niñas juiciosas en niñas necias. Habían cometido una gran "embarrada", estaban sucias y eran mal miradas y mis intentos para que contactaran sus emociones frente a ese cambio eran recibidas como si yo hiciera parte de aquel amplio grupo de personas que las miraban mal. Estaban avergonzadas frente al embarazo, pero ni siquiera ese sentimiento les era claro. Lo que ellas afirmaban era su impotencia frente a lo sucedido y la necesidad de "seguir adelante" para acabar pronto con ese período donde el embarazo no era disimulable.

En una de las sesiones Ludy expresaba como todo iba cambiando, como de esa libertad y de esa independencia y de esa forma de vivir tan buena que tenía, no le quedaban sino los recuerdos. Cómo nadie sabía que cuando ella se acostaba por las noches solo se ponía a llorar, porque le daba mucha tristeza y cómo se acordaba de cuando la vida era totalmente distinta, y cuanto quisiera tener un pedacito de esa vida. Yo le decía que tal vez echaba de menos la manera en que los otros la miraban antes del embarazo.

 

DISCUSIÓN

Mi gran preocupación era explicar, desde el punto de vista psicodinámico, la dificultad que estas jóvenes tenían para pensar sobre el embarazo y su necesidad de salir rápidamente hacia el bebé recién nacido. Decidí centrar la discusión en tres puntos principales: el embarazo como experiencia sensual y no como experiencia emocional, el embarazo desde la bidimensionalidad y la identificación adhesiva y el embarazo como una experiencia impensable. Finalmente me pregunté por qué la educación sexual no era un mecanismo adecuado para reducir los embarazos tempranos y, de acuerdo con los planteamientos anteriores, propuse a las entidades de salud algunos cambios de enfoque que presento a final del artículo.

El embarazo es más una experiencia sensual que una experiencia emocional

Para W. Bion (1967) la experiencia emocional es anterior al pensamiento y éste, a su vez, anterior al proceso de pensar. Para este autor, el desarrollo de los pensamientos y el desarrollo del aparato para pensar están determinados por la posibilidad de tener experiencias emocionales significativas. La mente se construye a sí misma a partir de la digestión de las vivencias emocionales, y por ello Bion (1967) adjudica a la capacidad de contención y a la capacidad de reverie de la madre un papel trascendental en el desarrollo mental del bebé. Si la madre puede contener las incomodidades proyectadas por el niño y, después de pensarlas, se las devuelve de manera tolerable, el niño puede ir creando en su propia mente esta capacidad. Si por el contrario, estas no son recibidas por la madre o le son devueltas sin procesar, el bebé se encuentra en una difícil condición pues ingresan de nuevo en su psiquismo incrementadas y sin nombre con lo cual simplemente convierten su incomodidad en lo que Bion llamó "el terror sin nombre". Como dice el mismo Bion (1962 ),

"...Si la madre que alimenta no tiene capacidad de reverie o si el reverie se da pero no es asociado con amor hacia el niño, este hecho le será comunicado al lactante aunque le resulte incomprensible (...) Lo que suceda dependerá de la naturaleza de estas cualidades psíquicas de la madre y su impacto sobre las cualidades psíquicas del lactante, porque el impacto del uno sobre el otro es una experiencia emocional, susceptible desde el punto de vista del desarrollo de la pareja y de los individuos que la componen, de ser transformada por la función alfa (...) Yo desearía reservarlo (...) (el término reverie) para un contenido pleno de amor u odio (...) El reverie es factor de la función alfa de la madre" (pp.73-74 )

La capacidad materna para el ensueño (reverie) es el órgano que recibe la cosecha de sensaciones intolerables para el niño. La madre descubre y contiene los pensamientos y las emociones no tolerados por su bebé y los transforma, los devuelve modificados. Si fracasa, se produce la identificación proyectiva masiva de elementos beta, material no digerido, que no pueden ser simbolizado sino que son cosas en sí mismas que no pueden ser reprimidos, ni suprimidos, ni aprehendidos, solo pueden ser proyectados.

La capacidad materna de pensar en su bebé será introyectada por éste, junto con sus sentimientos modificados por la función materna, permitiéndole de esta manera identificarse con una madre con capacidad de pensar las sensaciones desagradables. Este intercambio entre la madre y el bebé va transformando la estructura mental y en lugar de existir un yo evacuador de displacer se va formando un yo realista que internaliza un objeto con capacidad de pensar y reconocer las cualidades psíquicas en el sí mismo y en los otros.

Si hacemos un paralelo entre la relación de la madre y su bebé en el proceso de crearse el pensamiento y el aparato para pensar con la situación de la adolescente embarazada y la reacción que la sociedad, la familia, el padre del bebé y ella misma tienen frente a esta difícil experiencia, podríamos afirmar que para estas niñas la experiencia del embarazo se convierte en un cúmulo de sensaciones tan intolerable que las lleva a evacuarlas y entran en un vacío emocional que no les permite pensar.

El embarazo, como resultado inaceptable de un comportamiento inadecuado, no es recibido bien por nadie y ellas mismas no logran contener su propia incomodidad que generalmente queda ubicada en el padre del bebé. La madre misma de las adolescentes, con dificultades para aceptar inicialmente el embarazo de su hija, que algunas veces repite su propia experiencia de joven, encuentra en el padre del bebé el culpable. La experiencia del embarazo se convierte entonces en una suma de sensaciones desagradables o en una suma de no sensaciones que se rechazan y desparece entonces el contenido emocional que podría ser pensable para encontrarle significado. No es posible contactar las cualidades psíquicas del embarazo sino solo las sensuales, producto de los cambios físicos.

Cuando Meltzer (1986) reflexiona, desde la teoría del pensamiento, sobre el impacto en la mente individual de la realidad externa y del proceso terapéutico, afirma que el crecimiento mental depende de la posibilidad de aprender de la experiencia emocional, estado mental opuesto al de la desmentalización donde transcurre buena parte de la vida.

El embarazo se convierte en una realidad concreta de la cual hay que salir. Realidad concreta ubicada tan solo en el cuerpo, en ese cuerpo rechazado por ella y por todos, para con el cual la única solución es "salir adelante" , que el bebé salga lo más pronto posible para que esa concreción rechazada desaparezca y aparezca entonces la posible concreción aceptada, el bebé. La emoción difusa y postergada hacia el futuro bebé es una salida adicional a la incomodidad intolerable de la situación de embarazo, de esa experiencia terrible en la cual prefieren no pensar. Evacuadoras de sensaciones y sentimientos desagradables, estas niñas funciona de manera desmentalizada.

El embarazo se vive desde la bidimensionalidad y la identificación adhesiva

Donald Meltzer (1975) al definir el espacio mental bidimensional resalta que la percepción de la realidad se hace a través de los sentidos y la imaginación es pobre por cuanto todo aquello que existe tiene tan solo una cualidad exterior y concreta. El tiempo suele concretarse también y no se logra ni volver al pasado, ni bosquejar posibilidades de futuro. Las sensaciones corporales están ligadas a una ruptura de las superficies y en general son de carácter difuso y sin sentido. Esta descripción de la bidimensionalidad concuerda con la idea de Bion de sensaciones impensables porque se carece de un aparato para pensar, de un continente donde puedan ingresar los pensamientos para ser pensados. La evacuación del malestar sensorial, como mecanismo permanente, puede convertirse mas bien en una superficie donde lo que llega rebota, o resbala.

Bajo este estado mental, la identificación con los objetos es de carácter adhesiva, donde se juntan dos superficies planas, sin profundidad, diferente a la introyección y proyección de los objetos.

Pensar el embarazo desde la bidimensionalidad es en sí mismo un contrasentido. Nada más claramente tridimensional que el embarazo y sin embargo, este parece ser el caso de las adolescentes embarazadas. En ningún momento se sienten ni plenas, ni llenas, ni invadidas, por el contrario, se sienten miradas, mal miradas, por haber hecho algo malo y por no cumplir las expectativas de quienes las rodean. El embarazo-bebé que ojalá nazca pronto o no se siente o es una enfermedad intolerable.

Si se piensa la bidimensionalidad, como un estado mental que puede ser producido por objetos o situaciones agresivas o de abandono (Muñoz, 1997) es posible afirmar que el embarazo para estas jóvenes se convierte en una experiencia agresiva y de abandono que repercute directamente en su mente, aplanándola, convirtiéndola en una superficie cubierta de sensaciones. El embarazo, al ser rechazado por el medio, se convierte en una agresión hacia ellas y el rechazo al padre del bebé en un abandono, real o potencial, similar al del padre, con el que no pueden hacer nada.

Ni el padre, ni el novio mismo eran vividos como objetos que les dieran seguridad, soporte y apoyo, por el contrario, eran fuente de desamparo, inquietud y duda. Constituyen en realidad imágenes ambivalentes, estereotipadas, pobres, desvitalizadas o ausentes.

El embarazo es una experiencia impensable

La Función Alfa de la madre inicialmente y posteriormente como función interiorizada permite, transformar las impresiones sensoriales en pensamientos oníricos, que pueden ser almacenados y usados para conocer tanto la realidad externa como la realidad psíquica. Bion le da al sueño una función primordial que permite rumiar a la noche las experiencia emocionales de la vigilia y la convierte en una actividad digestiva en donde se originan los pensamientos.

Para Bion (1962),

Los sueños, junto a la función alfa que posibilita el soñar, son fundamentales para el correcto funcionamiento de la conciencia y la inconciencia, de lo cual depende el pensamiento ordenado. En la teoría de la función alfa las fuerzas de la censura y la resistencia son esenciales para la diferenciación de conciente e inconsciente y ayudan a mantener la discriminación entre los dos. Esta discriminación deriva del funcionamientos de los sueños que son una combinación en forma narrativa de pensamientos oníricos y estos pensamientos derivan a su vez de combinaciones de elementos alfa" (p.44)

Las jóvenes embarazadas parecen estar, con relación al proceso del embarazo, en un estado similar al que describe Bion como efecto de la intolerancia a la frustración. El embarazo llega a sus vidas de manera inesperada, y se convierte en una realidad, en una idea, prácticamente inaceptable. Les toca vérselas con sus cambios corporales y es allí donde se quedan. La idea del embarazo se convierte en una idea que las persigue y deprime, pero al no poder transformar esta idea-sentimiento-catástrofe, la evacuan, y solo esperan que este período pase pronto, que se acabe. El embarazo no puede pensarse, es intolerable como experiencia. Estar embarazadas es estar en lo desagradable inesperado, generador de frustraciones intolerables. La idea del bebe futuro es, por el contrario, una concreción mas tolerable para ellas.

Las jóvenes embarazadas, al tratar de indagarles sobre su vida onírica, siempre hacían referencia a no soñar o nunca recordar lo soñado. Solo una de ellas, tuvo un sueño de carácter infantil. De esta manera expresaban el poco contacto que tenían con su vida psíquica o la carencia de ésta.

A mi entender, una falla en ese proceso, expresaba en las adolescentes embarazadas su incapacidad para comprender y dar nombre y sentido al secreto embarazo que cada una de ellas guardaba dentro de sí. Lo entendí como una alteración de la función continente que les impedía dar significado a los contenidos posibles de ser alojados, e inclusive dar nacimiento a los pensamientos.

Penso que las adolescentes embarazadas, podían intuir que valía la pena descifrar los misterios contenidos dentro de ellas y su embarazo, pero encontré que les resultaba imposible. El bebe en su vientre ni desaparecía ni se transformaban en otra cosa, simplemente era impensable. Esperaban que alguien o algo posibilitara su transformación o su desaparición (muerte). Ese no espacio mental para pensar confirmaba el estado mental bidimensional.

Es claro, que en estas adolescentes había fallas en el desarrollo de su mente como continente de los contenidos potenciales que atañen al pensamiento (representación de cosa, fantasía inconsciente, etc.) y entendí además, que ésta era su característica más específica. Me enfrente con la dificultad que tienen para transformar un objeto presente en el mundo externo, en un objeto mental. La hipótesis básica es que estos objetos no pueden ser pensados, ni decodificados en términos de un lenguaje articulado, debido a que portan "pensamientos" que no han hallado un pensador.

Esterilidad de la educación sexual actual

En algunas instituciones la enseñanza de la sexualidad se encarga a entidades sanitarias, normalmente "Centros de Planificación Familiar", y los profesionales que participan pertenecen al mismo ámbito (enfermería, sexología) y en otras es asumida directamente por los docentes y orientadores del colegio. Sin embargo, al no existir un protocolo sobre la forma de abordar la educación sexual, el método de enseñanza y los contenidos pueden variar entre los diferentes docentes y en estos casos prima la concepción cultural propia de cada uno. Así pues, podemos presuponer que existen tantas formas de abordar esta educación como profesores intervienen.

Normalmente, la educación sexual se imparte a través de los programas de prevención de enfermedades de transmisión sexual y de riesgos de embarazos no deseados, por lo que es muy común encontrar que los folletos de educación sexual son complementados con los textos sobre prevención de enfermedades de transmisión sexual. Justifican la necesidad de educación sexual para adolescentes en el aumento de embarazos no deseados y de enfermedades de transmisión sexual. Esto implica un enfoque centrado en los problemas de las relaciones sexuales en la adolescencia, y no en llamar la atención sobre la importancia de esta experiencia desde el punto de vista humano.

El cuerpo humano suele ser abordado desde el paradigma bio-médico y la concepción de la sexualidad queda restringida a lo genital y al coito.

El lenguaje médico aparece como el lenguaje legítimo para hablar de sexualidad. Se utiliza como si todo el mundo lo comprendiera a la perfección. Predomina la racionalidad científica, intentando mostrar una perspectiva alejada de creencias e ideologías. Se hace alusión a los mitos existentes en el terreno de la sexualidad como ideas falsas, combatidas desde una racionalidad científica, sin tener en cuenta los significados culturales que pueden encerrar. La sexualidad en la adolescencia aparece como un fenómeno inevitable, como un proceso que atraviesa de manera lineal varias fases: deseo, excitación, orgasmo y resolución. Todo comportamiento sexual que no se adecue a este esquema se considera patológico. La sexualidad es entendida esencialmente como un proceso biológico y la adolescencia es explicada en términos biológicos y psicológicos, no culturales.

Lo que no es ni remotamente considerado es la posibilidad de que la reflexión sobre vivencias emocionales propias o ajenas pueda ser utilizada como un marco que le permita a los jóvenes enfrentarse de manera previa a la posibilidad del embarazo. Ni siquiera cuando las jóvenes quedan embarazadas tienen espacio para comentar de manera reflexiva su experiencia. Este suele convertirse en el chisme del curso y del colegio, entre los alumnos y los profesores y resolverse de forma estereotipada de tres maneras: o se las juzga moralmente desde el mal comportamiento, lo malo que hicieron, o se las considera desde una posición compasiva inútil, catalogándolas como "pobrecitas niñas, lo que les espera", o bien desde la perspectiva penal se busca al culpable para iniciar una demanda.

Una Alternativa:

Los docentes u orientadores de los colegios debieran encaminar sus esfuerzos ante todo a desarrollar la capacidad reflexiva en los estudiantes, antes o a la par de la educación sexual, buscando llevarlos a un estado mental por lo menos tridimensional, donde la simbolización y los procesos de pensamiento se instauren.

Para este propósito seria fundamental generar espacios para que los estudiantes enriquezcan sus actividades académicas con actividades cargadas de experiencias emocionales sobre su existencia y el sentido de la procreación. Así mismo, seria deseable mejorar la capacidad continente de los docentes u orientadores, a fin de suplir las deficiencias en la capacidad de reverie con la que llegan los estudiantes desde sus hogares.

Los enfoques preventivos sobre los problemas sociales y psíquicos requieren de la posibilidad de aprender de la experiencia mediante procedimientos vivenciales. La información simple, en muchos casos puede incrementar la curiosidad, fomentar las conversaciones excitantes entre los muchachos o caer en el barril del olvido. Mientras la educación sexual no contemple la posibilidad de llevar a los jóvenes a contactar desde la experiencia vital, a través de dibujos y textos testimoniales que despierten en ellos la posibilidad de identificarse con jóvenes que hayan pasado por esa experiencia, o utilicen las dramatizaciones creadas por ellos mismos, donde plasmen con su imaginación y emoción las consecuencias y las dificultades del embarazo, no se habrá logrado un cambio propio de enfoque en estos jóvenes.

Notas

* Con el apoyo del hospital Uribe Uribe, de la localidad del mismo nombre en Bogota, se contactaron las jóvenes embarazadas entre los 14 y los 16 años, por ser un grupo dentro de las que la presencia de embarazo inquietaba más a los educadores, la familia y la sociedad en general. En el estudio participaron 6 adolescentes embarazadas, entre 14 y 16 años, estudiantes de colegios oficiales del sector, seleccionadas por muestreo teórico, es decir, que el propósito del estudio dirigió la selección. 

Para lograr el acceso a la información se estableció comunicación informal con los profesionales relacionados con la atención de las adolescentes, se presentó a los directores de las entidades un resumen del proyecto y una carta solicitando autorización formal para conocer materiales, realizar entrevistas a los docentes y llevar a cabo la intervención clínica con las adolescentes embarazadas. Se contactó a las participantes, se solicitó su participación voluntaria y se les informó acerca del estudio. De esta manera, se obtuvo el consentimiento informado de las jóvenes y se garantizó la intimidad, anonimato y confidencialidad de la información recibida

 

REFERENCIAS

BION, W.

- (1962). Aprendiendo de la experiencia. Ediciones Piados, Barcelona-Buenos Aires, 1980.

- (1963). Elementos de Psicoanálisis. Ediciones Hormé S.A.E. Editorial Paidos, Buenos Aires, 1966.

-(1967) Volviendo a pensar. Ediciones Hormé S.A.E. Editorial Piados, Buenos Aires, 1977.

MELTZER, D. y otros

- (1986) Metapsicología ampliada. Spatia editorial, Buenos Aires, 1990.

-(1975) Exploración del autismo. Editorial paidos, Buenos Aires, 1979.

MUÑOZ VILA, C (1997) Bidemensionalidad: una defensa contra el objeto invasor y contra el objeto abandonador. Revista de la Sociedad Colombiana de Psicoanálisis. Bogotá, Vol. 22 No.2 pp185-197.

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