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Número 12 - Diciembre 2017
Del lazo virtual al lazo social.
Psicoanálisis en tiempos de la tecno-cultura

Laura Katz

 

El mundo digital  se ha instalado, sus efectos en la cultura, en la comunicación, en los vínculos  es indiscutible. La virtualidad ha permitido que se puedan habitar múltiples espacios en forma simultánea, hoy circulamos por distintos espacios (pantallas) en cuestión de segundos. El mundo digital revolucionó las formas de comunicación del sujeto actual y, al mismo tiempo, determinó nuevos modos de intercambio social. Sabemos que el sujeto modifica, según las épocas, sus modos de comunicarse, pero también los de interactuar con otros.

Es imposible dar marcha atrás y volver al momento en que no existían la variedad de dispositivos tecnológicos que existen en la actualidad, forman  parte de nuestro paisaje cotidiano. La variedad de dispositivos es cada vez mayor y  cada vez  son más rápidos y sofisticados.  Este mundo no tiene más de 20 años de desarrollo y avanza a pasos agigantados. El universo de Internet ha  generado  nuevas dinámicas de comunicación y se ha transformado en uno de los principales lugares de producción de sentido y nuevos lenguajes.

Alessandra Lemma, psicoanalista inglesa dice en relación a esta temática:
-“ Es necesario ir más allá de la lógica binaria virtual –real”
-“ Los vínculos afectivos no pueden evitar hoy , tener en cuenta el imacto de extensa conectividad digital pórtatil”
-“ Para las generaciones actuales las redes digitales potencian el mundo real en lugar de ser una alternativa al mismo” (1)

En este trabajo me interesa reflexionar acerca de  las nuevas prácticas de expresión vía internet en  los adolescentes.  Ellos, como “nativos digitales”, viven inmersos en un contexto tecnológico en donde se ponen en juego tanto cuestiones que hacen a su singularidad como a la relación con los otros.

Me pregunto:
¿Por qué suponer que el lazo con los otros ha perdido intensidad, por el hecho de que sea virtual?
¿Qué estatuto tendría en los adolescentes que el  lazo entre los pares se establezca a través de las redes sociales?

Paula Sibila (2008),  señala cómo las redes sociales se convirtieron en ventanas siempre abiertas y conectadas. Los blogs, fotologs, Facebook, YouTube, Instagram, confirman esta tendencia. Detalles de la vida privada se suben a la red y millones de ojos pueden dar un vistazo, lo íntimo pasa a ser  público en  cuestión de segundos.  El mundo virtual ha corrido de lugar las coordenadas tradicionales en relación al lazo social ya que el mismo deja de manera explícita  una alta exposición de la intimidad y  dominio de la visibilidad.

Más preguntas:
¿Qué desafíos enfrenta nuestra clínica psicoanalítica estando inmersos, como analistas, “inmigrantes digitales” en este complejo contexto tecnológico?

Es imposible pensar hoy que estos cambios no tengan un lugar en nuestros consultorios. Es imposible pensar hoy, en poner una barrera para que la tecnología no perturbe el “campo analítico”. El whatsapp, Facebook, mails son lenguaje, forman parte del discurso que traen los analizantes y como tal ocupan un lugar  en la transferencia. El psicoanalista, mediante su acto analítico en transferencia, deviene portador fundamental de una transmisión que posibilitará  que el analizante se encuentre con su propio deseo. El desafío sería entonces,  poder pensar una clínica que, sin desestimar los fundamentos legados por Freud, permita ajustar nuestro “horizonte” a las diferentes subjetividades que suponen los cambios de epoca.

De la clínica

El ejemplo clínico que relataré  trata de un adolescente que no viene a la consulta, son los padres que consultan a partir de un episodio ocurrido en el colegio y me relatan en la entrevista lo siguiente: durante un recreo, un compañero de Marcelo, su hijo,   le saca una foto con su celular en el aula. El compañero muy  disgustado por la foto, se le acerca y le da una bofetada,  Marcelo  responde a la agresión física de la siguiente manera: se le queda mirando muy fijamente al  chico que le pegó y muy enojado lo insulta muy efusivamente. En ese momento una compañera del grupo, que estaba en el aula mirando la escena, graba con su celular lo que estaba ocurriendo  y lo guarda en su teléfono. Transcurre un año de ese evento, estamos en el 2015 y los padres me relatan lo ocurrido esa semana. Dos días atrás, alguien, no se sabe quién,  sube el video que había filmado el año pasado, la compañera de clase a diferentes redes sociales, (YouTube, Instagram, Facebook) y comienza a expandirse, en términos cibernéticos, esto se denomina   viralización. El efecto viral se produce cuando un contenido publicado en Redes Sociales suscita interés de muchas personas y comienza a propagarse por este medio. Sería como el boca-boca pero a mayor escala y donde la clave es la rapidez con la que se propaga/contagia, de ahí su paralelismo con un virus. Otra persona, tampoco se sabe quién,  toma ese video y lo edita. Lo que se ve en la versión editada (el padre me muestra el video desde su celular)  es la escena en donde  Marcelo  insulta al compañero que se repite  muchas veces. En  la imagen que fue deliberadamente recortada y  se repite varias veces (como si fuera una escena de blooper) se evidencia una clara intención de burla y cargada. El video editado alcanza en pocos días 4000 twitts en la plataforma de microblogging, Twitter, o sea, 4000 personas publicaron en Twitter algún comentario en relación al video. A su vez el  video en cuestión lo  suben  no se sabe quién, a otras redes sociales como  Instagram y  YouTube. Rápidamente  Marcelo comienza recibir mails de amigos y amigos de amigos de otros colegios en donde le preguntaban  si era él, el del video. Lo que le  había ocurrido a Marcelo, ¿tendrá que ver con lo que se denomina cyber-bullying?,  entendiendo esta denominación como  maltrato o intimidación  en las redes sociales.

Lo que relato a continuacion surge de dos encuentros que mantengo con los padres que decido realizar para tener un seguimiento de lo que había ocurrido

Los días que siguieron a este evento, si  bien estaba sorprendido por lo ocurrido, los padres no lo vieron ni angustiado ni asustado. No dejó de ir al colegio en ningún momento. Los padres decidieron acercarse al colegio para tener un encuentro con  las directoras y algunos profesores de Marcelo. A partir de esta reunión el colegio decidió  tener una charla con todo el grupo para hablar de lo que había sucedido.  Si bien fue importante la respuesta institucional a lo ocurrido, los efectos que tuvo en Marcelo desbordaron el ámbito institucional.  A los pocos días de la expansión del video, envían a algunos alumnos en el cual estaba Marcelo a cuidar a chicos de grados inferiores. Cuando Marcelo entró  al aula, le preguntaron: " ah, vos sos el famoso Marcelo ", pregunta que incluía tanto admiración como respeto. Algo de la mirada de los otros produjo en Marcelo  un impacto,  posibilitó que se pudiera posicionarse en otro lugar, y  pararse en otro escenario. Dos semanas después de lo ocurrido organizó su cumpleaños, invitó  chicos de otras clases y obtuvo una asistencia altísima .Después del colegio organizó en varias ocasiones encuentros en su casa o en casa de amigos para jugar a la play, o a la compu. Comenzó a interactuar con los compañeros  a través de juegos online, entre todos quedan en una hora de encuentro por chat. En una ocasión lo invitan a una fiesta, y en el momento de pasarlo a buscar, avisa de que quiere quedarse más tiempo porque la estaba pasando muy bien. Marcelo detesta los deportes pero decidió participar de una gira deportiva que organiza el colegio,  arregló  con las autoridades de que él iba para estar con los amigos pero que no haría ningún deporte, y fue aceptado. Hoy es parte de un grupo de WhatsApp que se llama “sábado de 8 a 12”, en donde se organizan  encuentros entre los compañeros en diferentes casas. 

La adolescencia en tiempos de la web

Durante la adolescencia sabemos que la mirada del otro semejante, cobra una fuerza inusitada. La asunción de la nueva imagen corporal se hace necesaria y por lo tanto se vuelve imperioso encontrar nuevos espejos que devuelvan imágenes integradas de un cuerpo que entra lentamente al huracán pulsional. Estos nuevos espejos ya no son los padres, éstos  comienzan  a correrse dejando espacio a los pares,  y son ellos los que  comienzan a tener más visibilidad. 

La adolescencia inicia un trabajo de reapropiación, de una autonomía que se incrementa. Llevarlo a cabo en soledad es demasiado cuesta arriba y, aunque el trabajo interior es imprescindible, una porción de la atracción que ejercían de las figuras parentales (con la ambivalencia consiguiente) se terceriza en figuras exogámicas. (2)

¿Cómo se configura hoy para los adolescentes  la relación con los pares en tanto son atravesados por la lógica de la simultaneidad y la hipertextualidad?  , ¿Estas particularidades tecnológicas inciden negativamente en la subjetivación? 

En espacios como Facebook,  Twitter, Instagram, blogs, chats, etc., se ofrecen nuevos modos de como  las personas interactúan entre sí.  Según el uso que cada uno haga de este medio, se pone en evidencia  diferentes  visiones del mundo que tienen los distintos sujetos que interactúan y/o se perfilan, como así también, diferentes modos  en la presentación que cada cual hace de sí mismo.

Ser parte de una red crea un sentido de pertenencia, un sentido de identidad al considerarse parte de una  comunidad virtual. El sujeto puede tener exposición sin estar realmente expuesto. Se crea la ilusión de ser seguido, incluido o  aceptado en el espacio virtual, como así  también puede ser objeto de la agresividad de parte de otros y  generar  una relación de tensión con ese otro.

Las redes sociales, como nuevos espacios de intercambio  son complejas y las diferentes personas los usan de diversas maneras.  Se trata de espacios en donde se despliegan características diferenciables, “particularizantes de la subjetividad actual” (3).
Desde esta perspectiva la amistad hoy, adquiere una referencia múltiple, tan amplia como la extensión de la web, se presenta más como un fenómeno de entramado entre complejos y variados lazos que arman redes de contacto. La red, se constituye así en una superficie donde continua la interacción pero off line, se trataría de una especie de continuo habitable.

El sujeto accede a una inscripción en este espacio virtual, asume un rol en la puesta de la identidad virtual. Marcelo se encontró a partir de la experiencia con el video con algo distintivo que lejos de aplastarlo o recluirlo, produjo en él  la posibilidad de salir y mostrarse ante sus pares de manera singular y creativa.

Así, cada joven construirá en el ciberespacio algo distinto. Se trata de una “superficie escritural donde hacer marca con su acto, un guion para dar cuenta de su alojamiento en el Otro, un modo de construir lazo social acorde a su singularidad” (4). No hay dudas de que es en la adolescencia, entendiendo este momento como una estación de relevo, en donde el otro semejante tomará la investidura que el  joven les ha quitado a los padres, y posibilitará la exogamia.
Si estamos de acuerdo con que en el  mundo adolescente las relaciones con el otro, virtual, hacen lazo social  y ocupan un lugar privilegiado,  habría que estar atentos que, la virtualidad no despoje el valor afectivo con el otro, impidiendo la posibilidad de investir al otro semejante. Las redes sociales ofrecen la posibilidadde generar espacios tanto de homogenización como de diferenciación. Desde esta perspectiva, las redes sociales al replicar una realidad social y un modo de constitución de la subjetivad, puede ofrecernos sujetos aplastados en una masa homogénea o favorecer a manifestaciones singulares y creativas de un sujeto en particular.

Notas

(1) Alessandra Lemma,  El psicoanálisis en tiempos de la tecnocultura: algunas reflexiones sobre el destino del cuerpo en el espacio virtual. Trabajo inédito presentado en el Congreso Internacional de IPA.  Boston 2015.

(2) Viñar, M. Las adolescencias del siglo XXI. Docta. Revista de Psicoanálisis. Año7, N* 5. Primavera 2009

(3) Cipriano, M.  Apuntes sobre fotografía, redes sociales y subjetividad el psicoanalítico. En El Psicoanalítico. Revista virtual. 2010

(4) M.E. Farrés, S. Ferreira dos Santos, V. Veloso (2014). La adolescencia en la era digital. En Adolescencia, hoy. Comp. Ada Rosmaryn. Buenos Aires. A.E.A.P.G

 

 

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