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Número 10 - Noviembre 2008
Referencia a Olga Hoenig,
madre de Herbert Graf,
en una carta de Freud a Fliess
Ariel Pernicone

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" A su bella madre, que en un conflicto de su juventud había contraído neurosis, hube yo de atenderla en aquella época, y de ahí nacieron mis vínculos con los padres de Hans ".

Con esta frase escrita por Sigmund Freud, en el punto 3 de la Epicrisis del "Análisis de la fobia de un niño de 5 años ( el pequeño Hans)" ( 1909), llegamos a conocer, en un comienzo, este importante antecedente del vínculo previo entre Freud y la madre del protagonista del historial .

Muchos años después, cuando ya fue de público conocimiento que Herbert Graf era el "pequeño Hans" y que su padre Max Graf había sido un discípulo cercano a Freud, desde los inicios del psicoanálisis, resultó muy valioso leer sus " Reminiscencias del Profesor Freud" escritas en 1942, a partir de las cuales fue posible saber que en verdad, originariamente, el padre de Herbert llegó a interesarse y presentarse ante Freud a través de una novia con la que paseaba habitualmente por las calles de Viena, quien le relataba cada día, acerca del novedoso tratamiento que ella estaba realizando, en sesiones diarias en las que hablaba con este extraño Profesor.

Avanzadas las investigaciones biográficas, hoy sabemos que la " bella paciente", " novia que relataba su tratamiento" y luego primer esposa de Max Graf, era Olga Hoenig, madre de nuestro conocido Herbert Graf (" pequeño Hans").

-¿ Pero cuándo exactamente fue paciente de Freud ? ¿Habría hecho Freud alguna vez referencia a ella como paciente en sus escritos ? En cuyo caso…¿ En qué lugar podría ser ubicada dentro de su monumental obra escrita ?

Ciertamente, la búsqueda de este dato ha desvelado a los biógrafos durante años, quienes han arribado a las más diversas y descabelladas conjeturas, en su anhelo de situar a Olga Hoenig como paciente de Freud en sus escritos. Durante años los investigadores de la historia del psicoanálisis intentaron ubicarla, muchas veces uniendo fechas e informaciones no coincidentes en los más mínimo, y errando fatalmente en sus aseveraciones, tal como podemos inferirlo a la luz de los datos más precisos que disponemos hoy, luego de acceder a documentos inéditos como el reportaje de Max Graf de 1952, realizado por Kurt Eissler.

Por dar tan solo un ejemplo, Jean Bergeret ha conjeturado que Olga Hoenig podría ser Katherina, la joven abusada por su " Tío/Padre" y que Freud analizara en la montaña, descripta en su " Estudios sobre la Histeria". Nada más alejado de la verdad, considerando que ese encuentro casual en una posada, con esa joven de 18 años que le relató el episodio, habría trascurrido en una fecha previa a 1893-95 cuando fue publicado ese estudio conjunto de Freud con Breuer, haciendo imposible esa temporalidad y sus dichos con la historia real de Olga.

Olga Hoenig, nació el 2 de Octubre de 1877 y perdió a su padre siendo muy pequeña, ya que el falleció cuando ella tenía apenas 11 meses. También sabemos que además tenía 6 hermanos, de los cuales, dos mayores que ella, se suicidaron .

Esta biografía tan particular, por cierto bastante trágica, y que revela probablemente una importante patología en los miembros de su grupo familiar de origen, cuyos efectos quizás fueran parte de la causa que la condujo a consultar tempranamente al " Profesor", nos aporta datos muy singulares y coordenadas muy precisas, desde las cuales resulta factible ubicar ahora con exactitud, en que sitio ha escrito Freud algo al respecto.

Ese dato aparece tan solo en un párrafo de una Carta de Freud a Fliess del día 22 de Junio de 1897, en la que él le escribe a su principal amigo y confidente de ese tiempo, que ha tenido que tomar en tratamiento durante el verano, dos casos nuevos, uno de los cuales es " una muchacha de 19 años con representaciones obsesivas casi puras que me intriga mucho "( Sic./ Freud).

Los datos familiares que allí describe ( muerte del padre a los 11 meses, y dos hermanos mayores que se suicidaron ) coinciden en forma completa con la historia de Olga, y no dejan dudas respecto de que se trata de ella.

Es importante consignar que el año 1897 no fue cualquier año para Freud.

-"1897", fue el año clave de su autoanálisis, y también el año en el que abandona la teoría de la seducción, fuerte hipótesis de sus primeras explicaciones sobre la causación de la histeria. Una difícil renuncia que podemos leer en su importante carta a Fliess del 21 de septiembre cuando le confiesa abiertamente " quiero confiarte sin dilación el gran secreto que se me puso en claro lentamente en los últimos meses. No creo más en mi neurótica".

Podemos conjeturar así, que la "paciente" Olga Hoenig, se encontró con un Freud en plena revolución interna tanto en su situación personal, como en su transformación conceptual, y en consecuencia, seguramente, en su forma de abordaje en los tratamientos de ese tiempo.

Desde ya, no podemos mensurar los efectos sobre ella al ser testigo directa, de primera mano, de ese enorme cambio freudiano, como tampoco podemos mensurar cuanto habrá incidido el relato y tratamiento de Olga Hoenig en Freud, considerando que se produjo en forma coincidente en ese año tan decisivo en su vida y de su teorización psicoanalítica, pero sin duda, no deja de ser un dato interesante y atractivo, el hecho de que la " bella madre " del " pequeño Hans" haya sido tratada en esa época fundamental en la que Freud dio ese gran paso en la construcción de sus conceptos.

Lo cierto es que podemos leer en su carta a Fliess, del mes de Junio, una referencia irónica a "la amabilidad de Dios" por la muerte temprana del padre en la vida de su joven paciente, y una velada alusión a la probable seducción por parte de sus hermanos mayores quienes se suicidaron, habiendo escrito esto cuando quizás aun creyera en esa hipótesis sobre la histeria que modificó radicalmente al poco tiempo.

Mucho mas interesante aun, resulta la coincidencia de la atención de Olga en ese mismo año que constituyera el principal periodo de autoanálisis en Freud, quien tras bucear agitadamente en su interior a través de sus sueños durante esos meses, descubre los rastros del Edipo en su propia historia, tal como es posible ubicar en las referencias de la carta del 15 de Octubre del 1897 cuando afirma : " Ser enteramente sincero consigo mismo es un buen ejercicio. También en mi he hallado el enamoramiento de la madre y los celos hacia el padre y ahora lo considero un suceso universal de la niñez temprana…Si esto es así se comprende el poder cautivador de Edipo Rey".

Magnífica coincidencia de esta historia, en la cual Olga Hoenig no solo habría asistido como paciente al abandono de la teoría de la seducción durante el transcurso de su tratamiento, sino que también y sin saberlo, habría presenciado ese enorme paso interior dado por Freud en ese año fundamental del descubrimiento de su propio Edipo, para tan solo unos pocos años más tarde, además, aportarle al " Profesor", al realizar la consulta por su hijo Herbert, la prueba mas valorada por él en su comprobación de esa pieza fundamental de la construcción del Psicoanálisis que es el Complejo de Edipo y la sexualidad infantil.

Llamativamente la historia de Olga Hoenig es la menos documentada, la menos conocida y sobre la que los biógrafos menos información han podido ubicar.

Quizás con el avance de las investigaciones y ante la posibilidad de contar con nuevos documentos antes restringidos, tengamos que otorgarle en algún momento un papel protagónico mucho mayor del que habíamos sospechado o hemos estado dispuestos a escuchar y reconocer hasta ahora.

Lo que sigue es la transcripción textual de la Carta de Freud a Fliess, del día 22 de Junio de 1897:

 

Martes ´22´6.97

Caro Wilhelm:

Tu carta me ha divertido mucho, sobre todo la observación sobre el título. En el próximo congreso llámame "Señor Profesor"; quiero ser un cortesano como otros cortesanos. La verdad [es] que andamos maravillosamente acordes en lo achacosos, en lo creadores, menos. Nunca había conocido algo semejante a este período de parálisis intelectual. Y cada línea se me convierte en un martirio. En cambio tú ahora floreces de nuevo, yo abro todas las puertas de los sentidos y no capto absolutamente nada, pero me congratulo con el próximo congreso. En Aussee, espero, y [en] agosto; setiembre queda para nuestro viaje a Italia (que alguna vez debe ser el nuestro).

En Aussee conozco un bosque encantado con helechos 1 y hongos donde me revelarás los secretos del mundo sublunar animal e infantil.2 Nunca había estado tan esperanzadamente lelo en vísperas de tus comunicaciones, pero espero que el mundo no se entere antes que yo y que en lugar de un breve artículo nos obsequies dentro del año un pequeño libro que resuelva los enigmas orgánicos en series de 28 y de 23.

Me ha capturado con el imperio de lo que se anticipa como correcto la observación sobre el desaparecer temporario de los períodos y su reemergencia a la superficie. A mí me ha sucedido exactamente eso.

He pasado además por alguna cosa neurótica, estados cómicos que no son aprehensibles para la conciencia. Pensamientos crepusculares, duda envolvente, apenas aquí y allí un rayo de luz.3

Tanto más me alegra que vuelvas a trabajar. Nos repartimos como los dos mendigos, uno de los cuales recibió la provincia de Posen; tú lo biológico, yo lo psíquico. Tengo que confesar que este último tiempo he iniciado una recopilación de historias judías de profundo sentido.4

Debí tomar todavía en el verano dos casos nuevos que andan muy bien. El último [es] una muchacha de 19 años con representaciones obsesivas casi puras, que me intriga mucho. Porque representaciones obsesivas, según mi especulación, se remontan a una edad psíquica más avanzada, y por lo tanto en principio no señalan al padre, porque este preserva más al hijo cuanta más edad tiene, sino a los hermanos poco mayores, para quienes la niña tiene que haber aparecido por primera vez como una mujercita. Ahora bien, Dios Padre ha tenido la amabilidad de hacer morir en este caso al padre antes que la niña tuviera once meses, pero dos hermanos, uno de ellos tres años mayor que [la] paciente, se pegaron un tiro.

En lo demás, estoy lelo y me encomiendo a tu merced. Creo estar en un capullo, Dios sabe la clase de animal que ha de salir de él.

Cordiales saludos y hasta pronto

Tu Sigm.

( Versión : " Sigmund Freud: Cartas a Wilhelm Fliess ( 1887-1904)" - Editadas por Jeffrey Masson, y traducidas del alemán al Español por Jose Luis Etcheverry- Amorrortu Editores ).

 

Carta de Freud a Fliess del 21 de Septiembre de 1897.
"Ya no creo en mis neuróticas "- Sigmund Freud.

Notas

* Agradezco especialmente a Josiane Praz ( Suiza) quien en comunicación personal me brindó la información certera sobre la carta a Fliess aquí mencionada. También agradezco a Jerome Wakefield ( USA) quien me reafirmó el dato luego de una comunicación vía E-Mail . Por otra parte, Jerome Wakefield me comunicó que dicha información le fue a su vez comunicada y confirmada en forma personal por Harold Blum, director de los Archivos Freud, quien por su función tiene acceso directo a los documentos originales allí guardados, incluida esta carta a Fliess que aquí hemos reproducido. Los tres autores mencionados coinciden en confirmar la exactitud del dato que aquí publicamos, respecto de que Olga Hoenig es la joven paciente aludida por Freud en la carta del 22 de junio de 1897.

1 Se refiere sin duda a helechos (Farnen), no a toros jóvenes (Farren). (S)

2 Es evidente que en ese momento Fliess empezaba a someter a un análisis de períodos no sólo el desarrollo de los niños, sino también procesos en la vida de los más diversos animales, en parte basado en indicaciones de Tierleben de Brehm (véase 1906a, pág. 259 y sigs.). (S)

3 Se puede ver en este pasaje la primera referencia al comienzo de un autoanálisis o, mejor, a la preparación para este. En las cartas que siguen, este tema se destaca con más nitidez, p. ej. en la carta 136, donde se dice de manera expresa: "El análisis es más difícil que cualquier otro". Véase Kris (1950a, infra pág. 545 y sigs.). (K) Cf. empero ya la carta 109 con la nota 1. (S)

4 Evidentemente, el primer trabajo previo para el posterior libro sobre el chiste (Freud (1905c); esta misma "colección" es citada después también en la carta 139. (S)

 

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