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Número 10 - Noviembre 2008
Hans: entre la falta y el goce
Guillermo Grosso

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Para quienes practicamos la clínica psicoanalítica con niños, el historial de Hans es una referencia fundamental. No solo porque Freud le atribuye un Inconsciente al niño y así lo hace un analizante de pleno derecho, es así aunque manifieste sus reparos en cuanto a la posibilidad del niño de establecer la transferencia a Otro que no sea el Otro parental, sino que además la lectura que Lacan hace de él nos permite situar dos cuestiones fundamentales en lo que, para mi, constituye la lógica de la neurosis infantil: 1. la fobia para Hans es un recurso del sujeto mismo para poder asentar1 su estructura, es decir para poder anotar la la falta por la vía de la castración materna; 2. la fobia es un recurso inventado por el sujeto en la medida en que constituye una respuesta sintomática a la presencia de un goce hétero que irrumpe en su cuerpo. Es decir, es un intento de sintomatizar, de enmarcar y también de simbolizar el goce de sus primeras erecciones que la angustia viene a señalar. Entonces tenemos un modo de anotar en la estructura la falta, que si bien la suponemos ya presente, porque Hans no es un psicótico, parece que es necesario para el sujeto un trabajo para darle su correcto lugar en la estructura; y un modo sintomático de respuesta a la pulsión perturbante que toca su pene.

Previo al estallido de la angustia y posterior armado de su fobia, lo encontramos a Hans ocupado fuertemente en su hacepipí. Esta ocupación para mí tiene dos lecturas que se articulan una a la otra. Freud dice que Hans ha devenido un investigador. ¿Qué investiga?. Investiga si es real algo que ya supone: que la falta existe. Parece intentar situarla en la falta de falo de su madre. Entendamos falo aquí como aquel significante que señala la falta. No esta dicho así por Lacan en el Seminario 4, allí se refiere a la función significante del falo imaginario, pero su trabajo sobre Hans le permite arribar a ubicar al falo como representante de la falta. Entonces primera cuestión, lo tenemos a Hans en un primer intento fallido de anotar y atravesar la castración materna. Pero ¿cual es la respuesta de la madre?. Ella dice que tiene, que no le falta. Parece que ante esto Hans supone que si la madre tiene entonces todos tienen: premisa universal. No solo es universal en tanto no permite la excepción, sino que además es totalizante. Una de las razones por las que Hans posteriormente se angustia es porque así las cosas, falta la falta.

La segunda lectura de su ocupación sobre su hacepipí parte a partir de pensar que éste realmente lo tiene amedrentado. A pesar de su sorpresa y perturbación, en este momento Hans parece constituir en la investigación misma, en su apetito de saber, una primera respuesta a la pulsión emergente por la vía del saber. Es decir el saber como un modo de tratamiento de ese goce que irrumpe en su cuerpo. Cabe preguntarnos si es apetito de saber o es horror a saber. Una vez más es la madre quien le rechaza la presencia ineludible de sus primeras erecciones. Este rechazo lo sumerge a Hans según Lacan en el más profundo de los desasosiegos. Hasta ese momento el niño se encontraba con su madre en el juego de los señuelos. Él venía al lugar de encarnar el falo imaginario para la madre. En términos del seminario IV saturaba la necesidad de falo de la madre. Surgen sus primeras erecciones y el niño intenta introducir ese goce en el juego de los señuelos, pero oh sorpresa, la madre lo rechaza.

Hans ya no sabe que hacer con esto que lo perturba. Cómo simbolizarlo si por un lado la madre lo rechaza, y al mismo tiempo ella no parece atribuirle valor fálico al padre de Hans sino a Hans mismo, y por otro el padre no parece hacer de una mujer causa de su deseo, sino que como bien Hans lo intuyó, está interesado en las madres.

Es decir Hans tiene cierto tipo de madre y cierto tipo de padre que en su ejercicio como tales no les han permitido tomar posición frente a la castración y no le han permitido simbolizar el goce que toca a su pene.

Dadas estas coordenadas Hans se angustia. Tiene la siguiente pesadilla, según la traducción de Amorrortu: " Cuando dormía he pensado que tu estabas lejos y yo no tengo ninguna mami para ‘hacer cumplidos’ (expresión de Hans para acariciar)"2, o según la traducción de Lopez Ballesteros: "Mientras dormía he pensado que te habías ido y que no tenía ya una mamá que me acariciase"3. Sueño de angustia, intento fallido de armar una formación del Inconsciente que tramite lo perturbante de la pulsión. La angustia no engaña allí donde Hans estaba y era engañado. En otro momento Hans confiesa a su madre que se toca su pene cuando esta solo de noche en su cama. ¿Qué lo perturba?: sus primeras erecciones, la imposibilidad de anotar la castración, y por otro lado la presencia de ésta cuando por fin acontece ( en el sentido del horror frente a la misma).

¿Por que surge la angustia?. Tenemos aquí por lo menos tres estatutos de la misma. En primer lugar la angustia surge en la medida en que falta la falta. Es decir que en la trasmisión parental Hans no encuentra los elementos necesarios para poder tomar posición frente a la castración. La madre tiene, entonces universalmente todos tienen. Descubre en la emergencia de su angustia que todo él saturaba la necesidad de falo de su madre (seminario 4). Él descubre que es objeto del deseo del Otro (seminario X), donde deseo del Otro podríamos leerlo como goce del Otro (seminario XVI y XXII). No hay modo de situar en estas coordenadas que la falta no se satura. Si bien Hans intenta volver a encarnar dicho falo para completar imaginariamente (seminario IV) a su madre luego del sueño, o dicho objeto (seminario XVI), pidiéndole mimitos una y otra vez, ya se ha instalado allí algo que ya no puede desconocer: su madre ha mostrado un rechazo. Entonces debemos pensar que el niño se angustia al descubrir su propio goce en ocupar el lugar de objeto para el Otro obturando así la falta en el Otro. Pero también sigue siendo válido que al poner en juego su angustia Hans reclama una herida. De allí el segundo estatuto de su angustia.

El modo en que su madre ha puesto en juego un más allá de su deseo, osea un modo de sancionar que Hans no la completaba sino que hay un más allá de él mismo, es a través del rechazo de lo que le acontece con sus erecciones. Quiero decir mientras Hans y su madre vivían en el idilio aparente del juego de los señuelos, el engaño consistía en que él la saturaba. Si pensamos en el viraje de la obra de Lacan en cuanto a la concepción del niño, de pensarlo como falo imaginario a pensarlo como ocupando el lugar de objeto a para una madre, podemos resituar qué dice Freud cuando en Tres ensayos dice que el niño es un objeto sexual para su madre. En él ella satisface su propia pulsión. Alrededor del niño como objeto la madre hace el recorrido de su propia pulsión. Repito: es también el niño quien obtiene una satisfacción paradojal en encarnar dicho objeto para el Otro materno. La madre de Hans al rechazar las erecciones del mismo, pone en juego de un modo muy particular su propia castración. Ante la presencia de la misma Hans se angustia. Es decir que como no tenía, hasta ese entonces, modo de articular la presencia de la castración materna, cuando ésta irrumpe no puede hacer con ella, sino que, más bien, se angustia. En este sentido la presencia de la falta angustia en la medida en que el sujeto no sabe hacer con ella, no opera con ella. Si no sabe que mascara es para el Otro se angustia. Hans ya no sabe que hacer para volver a ubicarse como falo imaginario, como objeto a revestido de las galas fálicas, aunque sabe que no es posible porque su pene ha sido rechazado. Por más que busque los mimos de su madre y hacia su madre, la angustia le dio la certeza que no encontró en el discurso de sus padres.

Siguiendo esta idea encontramos el tercer estatuto de la angustia: se angustia ante este goce fálico. Aquí falo ya lo entendemos con el Lacan de La conferencia en Ginebra, como goce fálico, que irrumpe en su pene y por el cual Hans se encuentra amedrentado. Ya no sabe que hacer con ello: no lo puede introducir en el juego de los señuelos, no encuentra en la pareja parental un modo de representar, simbolizar dicho goce, que entonces se le presenta como hétero. Heterogéneo al juego imaginario con su madre, heterogéneo porque no dispone de los elementos para simbolizarlo, entonces lo vivencia como algo extraño a su cuerpo pero que al mismo tiempo le produce una satisfacción en su cuerpo que ni puede eludir ni puede ubicarla en una trama. Al tener cierto tipo de madre y cierto tipo de padre, Hans se encuentra solo con el menester de sintomatizar ese goce que la angustia señala, y que es una consecuencia de la relación sexual que no hay. Es ajeno en definitiva, porque todo goce se presenta como tal y exige al sujeto un trabajo para articular dicha perturbación. Si la madre de Hans se interesaba en su deseo y goce en él y no en su marido, y si el interés de éste radicaba en las madres y no en una mujer, entonces como trasmitir la relación sexual que no hay entre un hombre y una mujer. ¿Cómo transmitir un modo de sintomatizarla? .

Primera conclusión: Presencia de la angustia y constitución de la fobia como una respuesta sintomática a la misma. Lacan en el seminario IV dice de la fobia que es el llamado a un elemento simbólico, en tanto dicho elemento viene a suplir la función del padre. Luego dirá que el miedo al caballo es un modo de sintomatizar la angustia. Es por la vía de la fobia y de sus producciones míticas que Hans puede anotar la falta estructural, o la castración materna en términos freudianos, tomar posición frente a ella y así asentar1 su estructura, dejando en claro que aquella es su neurosis infantil. Pero Lacan sitúa que no es sin la intervención del padre real que Hans puede realizar esto y salir de su fobia. Producto de esta intervención y de la de Freud sosteniendo la misma, es que Hans construye la fantasía del deshollinador, que le permite situar las coordenadas para finalmente dejar de ser el falo imaginario de la madre para pasar a poder tener un falo. Es decir como hay algo allí intercambiable, hay allí una falta de fondo. Para poder tenerlo debe poder perderlo. Por esta vía se sitúa la falta. Pero si tenemos en cuenta al niño entendido como objeto a debemos pensar que Hans se ha cedido como tal para su madre, ha podido perderse como un objeto donde su madre satisfacía su propia pulsión. Ha decidido renunciar a su propia satisfacción en encarnar dicho objeto. Hay otros objetos a a los que su madre se dirige. Él no es su único objeto. Es decir es necesario poder situar el consentimiento del sujeto a esta pérdida para poder recortar un goce propio. Hay que poder perderse como objeto de satisfacción de una madre para tomar posición, a través de una construcción ficcional, en relación a uno propio. En éste punto el rechazo de las erecciones por parte de su madre, puede ser un modo de poner en juego un más allá, una falta, pero no sirve para simbolizar lo que allí le acontece. Perderse como objeto de satisfacción pulsional de la madre vale como su castración, y es testimonio de la falta estructural . Entonces el trabajo de Hans más la intervención del padre real le permiten tomar posición frente a la castración estructural.

Segunda conclusión: Para ubicar la segunda función de la fobia en tanto ésta es la respuesta sintomática del sujeto a la irrupción del goce fálico que lo angustia, debemos apelar al Lacan de la Conferencia en Ginebra sobre el síntoma. Con él pudimos situar como ese "goce que resulta de ese Wiwimacher le es ajeno hasta el punto de estar en el principio de su fobia. Fobia quiere decir que está amedrentado por él"4, en tanto ese goce "lo confronta al abismo de la falta de saber sobre el sexo"1 . Si Lacan dice que Hans no entiende nada de lo que le acontece allí es porque sostiene: A) que es porque tiene cierto tipo de madre y cierto tipo de padre, en el sentido de que éstos, como antes dijimos, por su propia posición frente a la castración entendida ahora como la relación sexual que no hay, no han podido trasmitirle los elementos para que el niño pueda tomar posición frente a ella. De allí que diga que la fobia como "síntoma es la expresión, la significación de ese rechazo". B) que para todo ser hablante tanto el encuentro con la relación sexual que no hay como el encuentro con el goce son traumáticos por estructura .

De allí que la fobia puede ser aquel "síntoma del niño que viene a responder a lo que hay de sintomático en la estructura familiar"5 en la pareja parental. Si el niño viene a este lugar es porque al ocuparlo se obtura el acceso a la relación sexual que no hay. Cuando el niño logra ubicarla puede tomar una posición propia dejando de obturarla.

Lacan allí sostiene que la fobia es el síntoma que representa un recurso propio del sujeto, para intentar dar una respuesta sintomática al goce que irrumpe en unas coordenadas en que se le presenta como ajeno. Ajeno en el sentido de sentido real, ajeno puesto que se pregunta "¿Pero que es eso?"4. De allí que su previa investigación cae porque todo saber es insuficiente para decir que es eso: no hay relación sexual. Sin embargo, su fobia y sus desarrollos míticos, le permiten recortar, rodear y simbolizar dicho goce. No hay modo de responder al goce, que es la directa consecuencia de la relación sexual que no hay, si no es por la vía del síntoma.

Notas:

  1. Mario Goldenberg: "Fobia", en los Nombres del Padre, Revista Lacaniana de Psicoanálisis, Edición especial N° 5 y 6, pagina 168.
  2. Freud: "Análisis de la fobia de un niño de cinco años (el pequeño Hans) ", Amorrortu Editores, tomo X, pagina 22.
  3. Freud: "Análisis de la fobia de un niño de cinco años (caso Juanito)", Traducción de Lopez Ballesteros, tomo II, pagina 1374.
  4. Lacan. "Conferencia en Ginebra sobre el síntoma", en Intervenciones y Textos 2, editorial Manantial.
  5. Lacan: "Dos notas sobre el niño", en Intervenciones y Textos 2, editorial Manantial.

Bibliografía:

Mario Goldenberg: "Fobia", en los Nombres del Padre, Revista Lacaniana de Psicoanálisis, Edición especial N° 5 y 6, pagina 168.

Freud: "Análisis de la fobia de un niño de cinco años (el pequeño Hans)", Amorrortu Editores, tomo X, pagina 22.

Freud: "Análisis de la fobia de un niño de cinco años (caso Juanito)" , Traducción de Lopez Ballesteros, tomo II, pagina 1374.

Lacan. "Conferencia en Ginebra sobre el síntoma", en Intervenciones y Textos 2, editorial Manantial.

Lacan: "Dos notas sobre el niño", en Intervenciones y Textos 2, editorial Manantial.

Freud: "Tres ensayos de teoría sexual", Amorrortu Editores, tomo VII.

Norberto Rabinovich: "Juanito y el goce del síntoma", articulo publicado en la revista Imago Agenda, Letra Viva libros.

Lacan: "Seminario IV: Las relaciones de objeto", Editorial Paidos.

Lacan: "Seminario XVI: De un otro al Otro", Inédito.

Lacan: "Seminario XXII: R, S, I"; Inédito.

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